James

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Estaba en casa de los Parks, mi familia entera estaba aquí con la suya porque nos habían invitado a comer. Nuestros papás prepararon unas hamburguesas, mi mamá una pasta y su mamá preparó su delicioso panque de nuez a todos nos encanta. Comimos mientras todos platicaban de muchas cosas diferentes en las que a veces opinaba para no quedarme atrás con la conversación.

Después de comer, todos nos fuimos a sentar a la sala un rato. Amy no me volteaba a ver ni siquiera, lo máximo que cruzamos palabra fue para saludarnos. 

Todo iba perfectamente bien hasta que  las mamás empezaron a hablar de unas publicaciones que encontraron sobre los famosos que crecieron, se pusieron muy guapos y empezaron a enseñarse fotos como siempre, pasaron unos quince minutos de eso.  Amy y yo sólo escuchábamos y de vez en cuando ella opinaba, nuestros hermanos chicos se fueron a jugar videojuegos, nuestros padres estaban en el otro sillón hablando de algo que no podía escuchar y no tenía escapatoria, debía de escuchar esta aburrida plática de mujeres.

— ¡Oye, Amy! — exclamó en bajito su mamá. — ¿Por qué no traes tu anuario de segundo secundaria y vemos como ustedes han crecido?

¿Qué? No, me niego. Era un enano con frenillos, pelo al viejo estilo de Justin Bieber y con algo de granos, al parecer Amy piensa lo mismo que yo -ella también ha cambiado mucho, no era nada guapa- además de que ese anuario trae muchos recuerdos. Cuatro años han pasado, parece más tiempo.

— Mamá... — dice en un murmuro. — No creo que sea buena idea. 

— Amy, por favor tráelo. —contesta su mamá demasiado insistente, cuando se pone en ese plan hay que temerle y hacer lo que pide, como Amy. Amy me voltea a ver -por primera vez en toda la tarde- y hace una mueca, se levanta a regañadientes.

— Bueno, aprovecho para cambiarme los zapatos que estos ya me incomodaron. — sube las escaleras y la pierdo en el pasillo, nuestras mamás empiezan a hablar sobre nuestra secundaria y yo me pongo a escribir algunas cosas en mi celular.

Después de unos minutos se escuchan los pasos de Amy por el pasillo de arriba, trae sus pantuflas que siempre usa, muchas veces le quise comprar unas pantuflas nuevas porque esas están muy desgastadas y la suela resbalosa pero nunca hacía caso pues le encantan esas pantuflas.

Empieza a bajar las escaleras y todos la miramos, su cabello castaño en un chongo mal hecho rebota en su cabeza, levanta el dichoso libro enseñándonos que lo encontró, baja un escalón más y lo siguiente pasa en menos de diez segundos: Amy pisa mal un escalón y sus pantuflas se resbalan, intenta detenerse pero en una mano trae su celular y en la otra el anuario, entonces se resbala y su cabeza se golpea con la baranda.

Inmediatamente me levanto, pero en dos segundos ella rebota al piso, su celular sale volando, el libro cae junto a ella y su cabeza se golpea con el filo del escalón, corro para acercarme a la escalera y veo un charco de sangre que empieza a hacerse cada vez más grande. Mi mamá dice que llamen a una ambulancia, pero todos estamos de acuerdo en que se tardaría más de lo que ellos en llegar al hospital. Su padre y el mío se acercan, mi papá corre afuera, seguramente para abrir el coche, su padre la carga y levanta su cabeza con cuidado. Su madre trae corriendo una toalla y me la da, se la pongo en la herida para intentar detener la sangre mientras corro a lado de su padre hacía el coche.

Veo como sus ojos quieren cerrarse, empiezo a decirle que no cierre los ojos y que se mantenga despierta, pero cuando estamos apunto de llegar al hospital, cierra lo ojos.

Vaya forma de evitar ver el anuario, Amy.

Abren la puerta y la bajan, entramos todos a emergencias y yo me voy a recostarla en los sillones mientras nuestros papás la registran, en menos de un minuto llegan varias enfermeras y la suben a la camilla; mientras van empujando la camilla un doctor la revisa y les da órdenes, pasan la camilla por las puertas de cirugía.

Creo que sí necesita unas pantuflas nuevas.

Cartas a Amy Parks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora