Kendall me invita a aventarme de paracaídas con él y sus amigas, invito a Jane para que venga con nosotros y nos acompañe a saltar de un avión de demasiados metros de altura. No es algo que me de miedo, de hecho estoy emocionada de que mi hermano quiera compartir esta experiencia conmigo. Me arreglo y desayuno, mi mamá me da un sermón de los peligros que puede haber y también que ella no quiere que lo haga, pero nada puede detenerme cuando estoy tan decidida como lo estoy en estos momentos. Salgo al jardín a esperar a Kendall, a Jane y a sus amigas. Mi hermano sale en unos segundos y camino hacía la acera para subir al coche y pasar por una amiga de Kendall que falta, Jane, Kim y Kendall suben al coche.
El buzón tiene la bandera de madera levantada de nuevo, abro el buzón y veo un sobre, para mi. Lo ignoro y vuelvo al coche pues no quiero leerla en estos momentos porque probablemente Jane y Kendall hagan muchas preguntas, las cuales he estado evitando porque definitivamente no quiero contarle a Jane sobre eso. Me subo en la parte de atrás pues la amiga de Kendall ya ocupó el de copiloto, Jane y yo hablamos todo el viaje de media hora, luego recogemos a la otra amiga de Kendall que es bastante más simpática que la otra y más bonita. Tiene unos redondos ojos azules, el cabello negro y ondulado y unas mejillas que harían feliz a cualquier tía.
— Te ves muy guapo hoy Kendall. — le dice su amiga y le sonríe cuando nos estacionamos en un gran terreno de pasto seco, hay tres aviones pequeños y mucha gente caminando emocionada y nerviosa. — ¿Me abrazaras si me da miedo? — hace puchero, Kendall voltea a vernos a las tres que estamos calladas y mirándolos desde atrás. Mira a su otra amiga que está sentada a un lado de mi.
— Tal vez Kim, luego vemos. — dice volteándola a ver, claramente su respuesta fue un no, pero ella parece no captarlo porque sonríe y lo besa, Kendall intenta apartarse pero ella lo toma e las mejillas, abro los ojos como platos y Sophie, su otra amiga hace lo mismo.
— Te recuerdo que hay más personas aquí Kim. — le digo tocándole el hombro, ella se molesta mucho. Sophie se baja del coche y empieza a caminar, unos segundos después Kim se baja y hace lo mismo.
— Que simpáticas son tus amigas, me caen bien. — digo sarcásticamente y Jane se ríe, Kendall me fulmina con la mirada y pega su frente al volante, luego se restira el cabello y hace lo mismo. Parece bastante enojado.
— No lo entiendes Amy. Kim ni siquiera me cae bien, ella me ama y se incluyó a este plan, a mi me gusta Sophie. — volteo a ver a Jane y ella aguanta una risa para que él no la escuche. Ya me parecía a mi que Kim no es el tipo de amiga de Kendall.
— ¿Qué esperas? — digo y es suficiente para que Kendall se baje de la camioneta y corra para alcanzar a Sophie, nosotras nos bajamos también y los alcanzamos atrás de ellos. Kendall paga y toma de la mano a Sophie que está temblando. — ¿Pagaste el boleto de Kim?
— Me caerá muy mal pero sigo siendo un caballero. — volteo los ojos y sonrío, nos subimos al avión y nos dicen todas las medidas de seguridad, a todos nos amarran a un señor que es el que trae el paracaídas, menos a Kendall que él ya se ha tirado de paracaídas tres veces, a él lo amarran a Sophie, me causa satisfacción ver la cara de Kim y que esté intentando no armar un berrinche. Kendall y Sophie se avientan primero. Luego Jane y yo, las personas que nos ayudan se paran uno a lado del otro y Jane y yo nos tomamos las manos, Jane salta primero y me suelta la mano, luego yo.
Cuando salto siento todo el aire en mi cara, atravesamos una nube. Jamás me había sentido tan libre, sentía que volaba. Era como la reina del cielo, un cielo lleno de nubes. Pasamos unas dos nubes más, se siente húmedo y frío. La presión del aire me lastima la cara pero eso no arruina nada, me siento un ave, un avión, tal vez una nube. La persona abre el paracaídas y se siente un tirón hacía arriba, empiezo a caer lentamente y la tierra está cada vez más cerca. La vista es increíble desde aquí arriba, enserio lo es. No quiero tocar la tierra, no quiero volver, quiero seguir volando como un pájaro enorme y descubrir los secretos que el cielo guarda sobre esas nubes. Caigo en cuenta de lo pequeños que somos, y lo patético que es que los humanos nos creamos los reyes del universo, pues para el universo en serio somos más pequeños que una hormiga. Toco tierra, empiezan a quitarme toda la protección y yo sólo quiero saltar y volver a volar, aunque sea un rato más. Kim cae a mi lado.
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Cartas a Amy Parks.
RomansaAmy Parks es una chica talentosa, afortunada y muy feliz. Cuando sufre un accidente algunas cosas en su hermosa vida cambian aunque ella no lo recuerde y ese es el problema, no lo recuerda.