Te quiero, amiga.

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Me despierto al mediodía y Jane ya no está en el sofá, me manda un mensaje diciendo que se fue con sus primas y que vuelve para comer e irse a recoger a sus papás. Bajo a la cocina en donde están mis papás desayunando y platicando alegremente, los dos me miran servir mi café y sentarme a su lado.

— ¿Qué tal la fiesta ayer Amy? — me pregunta mi papá sonriente. — Se escuchaba que se la estaban pasando bien. 

— Si, la pasé muy bien. Todos la estaban pasando muy bien, conocí a un amigo de la universidad. — contesto mientras me preparo un pan con mermelada. 

— ¿Cómo se llama, es de tu edad? — pregunta mi papá.

— ¿Estudia diseño? — agrega mi mamá y cuatro ojos se posan en mi bastante interesados con mi respuesta. 

— Se llama David, es unos meses más grande y estudia arquitectura, en el mismo edificio que yo.

— ¿Y es guapo? — pregunta mi mamá, me rio para evitar hacer esto incomodo y volteo a ver a través de la barra que da a la sala para ver un bulto en el sillón, regreso y sirvo una segunda taza de café. Mi papá nota lo que estoy haciendo.

— Sí, es bastante guapo. — contesto mientras preparo otro pan con mermelada y lo pongo en mi plato.   

— Bueno, que bueno que ya estás haciendo amigos desde antes. — dice mi papá antes de que mamá me bombardee con más preguntas, asiento y empujo la puerta de la cocina con mis cadera para ir hacía la sala mientras traigo dos tazas y un plato en mis brazos. Me siento en el sillón de a lado y observo a la persona dormida ahí. Es bastante guapo aunque jamás lo admitiría en voz alta y se ve gracioso durmiendo con la boca abierta y todo desparramado en el sillón, aunque no pierde su estilo, le agito el hombro suavemente para que se despierte. 

Abre los ojos lentamente y sonríe al verme. — Que bonita forma de despertar, Parks. — sonrío un poco burlonamente pues su voz es muy ronca por que está recién despertado. — Es bonito despertar viéndote, no me molestaría despertar así siempre. — me sonrojo al pensar en lo que acaba de decirme. 

— Pues puedes pegar una foto mía en tu pared, aunque eso sería demasiado acosador, Stuart. — le digo y el sonríe otra vez aún mirándome, se sienta y me vuelve a mirar.

— Eres muy linda Amy, enserio me encanta verte y pasar tiempo contigo. — dice sonriéndome y me toma de la mano, la alejo y me hago a un lado. 

— Está bien, tenemos que poner límites. No más cursilerías, no más cartas, nada de cosas románticas entre tú y yo, ¿está bien? — le explico lo más sincero que puedo intentando no herirlo. — Somos amigos, muy buenos amigos James y te quiero mucho pero no podemos seguir con esto así.

— Está bien amiga, acepto el trato. — dice un poco serio. — Pero te seguiré escribiendo cartas como amiga. — los dos nos quedamos en silencio sólo mirando la mesa intentando que el otro no note lo incómodos que estamos, pero yo lo noto perfectamente.

— Te traje pan y café. 

— Gracias. — toma la taza y le da un sorbo. — Estoy aquí porque me quedé hasta noche platicando con tu hermano y Tony y preferí quedarme. Creo que es la explicación que estás buscando. 

— Si, gracias por tu explicación. — contesto. — ¿La pasaste bien ayer?

— Si, bastante bien. Conocí a unas chicas muy guapas que morían por mi y coquetee con todas, luego bailé toda la noche y me divertí mucho. — bromea, yo me río y es suficiente para que se de cuenta que no le creo ni un poco. — Está bien, me la pasé muy bien pero no hice nada muy interesante, ¿tú?

Cartas a Amy Parks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora