Fatigue

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Cansancio

Entre consulta y consulta el día se le había pasado al rubio como un rayo. Rápido, sin desvíos ni problemas. Cualquieera diría que había sido un día perfecto, pero para William; que su jornada laboral hubiese acabado tan pronto y él ni cuenta significaba que se estaba acostumbrando a la rutina, que ya sabía lo que pasaría, y él odiaba la rutina y no sorprenderse.

Le cansaba.

Se estaba aburriendo, tanto allí sentado como en su vida en general. Quería algo más que problemas personales que ni siquiera se clasificaban como psiquiátricos, solo psicológicos, y ni a eso llegaban. Autodiagnósticos. Maldito Internet.

Dioses, pediría un traslado. En sus prioridades ya estaba anotado, justo al lado de...oh, pedir un traslado. Sí, era su única prioridad.

Pero por ahora debía atender a las actuales personas frente a él, quiénes parecían angustiados y a la vez esperanzados, viéndole expectantes. Al menos los dos mayores. Will no había roto el silencio entre su paciente, los padres de esta y él desde que los tres entraron al consultorio. Pensó que los adultos iniciarían la conversación, pero parecía que no era así ni por asomo.

Oh, vamos. Ni dios ni oráculo soy.

—Bien...—Inició lentamente—¿Por qué están aquí?.—Preguntó. El hombre, en la izquierda, habló.

—Venimos porqué nos preocupa nuestra hija, doctor.

—¿Qué les preocupa?

—Ella está enferma.—Respondió la madre mientras la joven pelirroja, la hija, se encogía en su asiento frente al escritorio.

—¿Qué tiene?. —Cuestionó esperando como respuesta algún diagnóstico mental previo. Los adultos callaron unos segundos.

Otra vez no, por favor

—Bueno, doctor, no lo sabemos.—Murmuró la madre.

—Pero es algo de gravedad, lo sabemos. No es normal.

Hmmm "Enferma", "No es no normal"

Oh, ya para donde va esto.

No lo saben...—Repitio analizando lo que haría a continuación. Asintió para si y murora los padres— Bien, no puedo ayudar si no tengo un diagnóstico. Señores ¿Podrían dejarme a solas con la jovencita para poder hacerme una idea concreta de lo que tiene? Por favor.

Los dos adultos asintieron y dieron una última mirada algo extraña a la chica antes de salir a la sala de espera. Will esperó unos segundos, luego llevó sus ojos amables a su paciente y le dedicó esa sonrisa cálida que tanto le caracterizaba.

—Muy bien ¿Cuál es tu nombre? ¿Cuantos años tienes?

—Um...Támara. Tengo dieciséis.—Respondió en un susurro, tratando de mantener la mirada fija en la pared tras el doctor.

—Vale, yo soy el doctor Solace, pero puedes decirme Will. —Se presentó, enclinandose un poco hacía adelante.—Támara, haré algunas preguntas y quiero que contestes con sinceridad ¿Bien?.—La pelirroja asintió levemente.

—Fantástico. Dime ¿Estás aquí porque quieres?.

—No, me obligaron a venir.

—¿Por qué no les dijiste que no querías esta consulta?

—¡Lo hice!.—Aseguró levantando la voz y la mirada, con frustración.—Pero no quisieron escucharme. ¡Me están ignorando! Lo hacen...lo hacen desde hace varios días.

Broken (AU PJO Y HoO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora