Apoyo
La tarde estaba nublosa y amagaba una tormenta, esto por el ambiente húmedo, el cielo oscuro y el viento frío. Pero claramente eso no le afectaba a la morena, quien, junto a su mejor amigo, estaba enrollada en una manta sobre el sofá del departamento que compartían con otra chica, ausente en ese momento, viendo películas de todo tipo..
-Oye, Will ¿puedes traer más palomitas?-murmuró la cherooke mientras el rubio se quejaba.
-Pipes, ya he ido veinte veces en la tarde.
-Oh, vamos Willy ¿Si?, Por favor.
-Te toca a ti.
-Will~
-Tanta sal te hará mal a los riñones.
-Solecito~
-Ugh, bien- se resignó mientras salía del abrigo que brindaba la manta.-Oh, santo Apolo. ¡Qué frío!-La morena soltó una risa. El chico le riñó.
Así se pasaban las tardes libres en aquel departamento: películas, palomitas y risas. Por lo general Silena, la chica faltante, se acomodaba al lado del rubio y hacía comentarios graciosos sobre las películas, cambiaba los diálogos o sobre actuaba alguna escena. Pero justo ese día tenía otro asunto, uno que la había preocupado y estresado.
El chico volvió al sofá entre saltitos y quejas por el frío en sus pies descalzos, maldiciendo el clima. Dejó el tazón de palomitas en manos de la chica que se carcajeaba y literalmente saltó de vuelta bajo la manta, acurrucadose cómo un bebé.
No pasaron más de cinco minutos cuando la puerta se abrió, dando paso a una cabizbaja pelinegra, quién suspiró al cerrar la entrada. Se veía cansada, ojerosa, palida, deprimida y preocupada. Enferma.
Para Will era nuevo ver a la McClean Beauregard tan mal, siempre le había parecido linda, y aún en ese estado no perdía su encanto, pero tenía un aspecto terriblemente demacrado. Piper, por otro lado, no se sorprendía al mirarle así. Silena era fácilmente afectada por las cosas en su entorno y lo que sucedía con su cercanos, se guiaba de esto para su apariencia y animo. Y, por lo que sabían de sus propias conclusiones (pues la ojiazul no había hablado mucho del tema) el encarcelamiento de un amigo de la infancia es algo duro.
-Hey-saludó la mayor de los presentes, levantando la cabeza y poniendo una sonrisa de modelo en la pasarela, de esas que pisaba constantemente usando distintos trajes diseñados por su madre.
-Hola-respondió su hermana menor, con una sonrisa comprensiva. Will no habló.
Conocía a Silena de tiempo, pero supo que, si había una charla, sería entre hermanas, algo familiar. Por lo que decidió retirarse de la sala, poniendo la excusa de tener que revisar si su traslado había sido aceptado.
Piper apagó la TV e hizo un espacio en la manta y el sofá para la pelinegra, quien tomó asiento y cobijo casi alabando mentalmente a todos los dioses por la hermanita que le habían dado. La única que soportaba.
-¿Qué sucedió?-Preguntó la castaña, sabiendo que tal vez no recibiese respuesta inmediata.
Silena soltó una risa seca. El tono de Piper había sido casi maternal y, dioses, ¿Quién era la mayor? Negó lentamente con un suspiro cansado y la miró a los ojos. Habló tras unos segundos.
-Le dieron dos años y un poco más internado, sin fianza.
La expresión benevolente de la morena no titubeo.-Oh, mala suerte.-Murmuró con calma.
-Demasiada. Digo...todo lo que ha pasado, sufrido, y ahora...No se lo merece, Pipes, no alguien cómo él. Tú lo sabes.
Y lo sabía. Oh, claro que sí.

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Broken (AU PJO Y HoO)
Fanfiction«Rotos. Sí, esa sería una buena definición para estos jóvenes que no saben ya ni como autocontrolarse. Veamos si se pueden recoger los trozos y volver a ser armados. ¿Cortan? Claro que sí, pero si ellos en verdad importan no será muy difícil aguant...