Nice to meet you

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Un gusto conocerte

Thalia iba camino a Nueva Roma. Su rostro serio y mirada penetrante elevaba la seguridad que, de por sí, ya emanaba su postura y caminar. Cargaba relajadamente con su bolso, lista para golpear a cualquiera lo suficientemente estúpido como para siquiera intentar acercarse con mala intención.

Ella era así, siempre lista para dar una paliza a aquellos que le creían débil por ser una chica. Cualquier adjetivo, desde independiente hasta orgullosa, describía a Thalia Grace; menos débil. Desde pequeña tenía sus metas decididas y consiguió cada una con esfuerzo propio, iniciando por mantener a su mellizo a salvo.

Los separaron a los dos años, tras el divorcio de Zeus y Beryl Grace. Él se quedó con Thalia, ella con la custodia de Jason, de paso, también con su infancia. Beryl y sus conquistas de una semana maltrataban a Jason física y mentalmente. Cada fin de mes, cuando los dos hermanos se reunían, el rubio tenía golpes, heridas profundas y quemaduras preocupantes. También una sonrisa forzosa, además de un apego algo obsesivo a su hermana. Thalia era capaz de ver como el mundo de su hermano se caía a pedazos cada que ella debía volver con su padre. El dolor, el miedo y la desesperación en sus ojos color cielo eran tan intensos que incluso ella, a tan corta edad, logró darse cuenta que algo andaba mal.

Su padre, afortunadamente, concordó con ella, e hizo cada cosa en su poder para conseguir la custodia del menor. Zeus siempre había sido más cariñoso y protector con su hijo que con su hija. Sin embargo, velaba por ella y siempre pedía que tuviese cuidado cuando iba a la casa de su alcohólica progenitora; por pruebas de maltrato.

Entre la temprana madurez de Thalia y la preocupación de Zeus, Jason empezó a vivir junto a ellos a los siete años recién cumplidos. Pero el daño estaba hecho, Jason era dependiente de una compañía constante, añorando con más fervor la de su hermana. Ella juró mantener a Jason sano y salvo a partir se ese momento, y se convirtió en el centro de su mundo.

Jason era su todo.

Llegó al psiquiátrico/prisión, y saludó al guardia de seguridad en turno, Grover. Él le sonrió y ella igual.

—Buenos días, Thalia.

—Hola, Grover. ¿Ya casi cambias de turno?

—Sep. En unos minutos acaba y podré irme a comer enchiladas...mmm, enchiladas.—Murmuró con sonrisa atontada.

La pelinegra soltó una pequeña risa e ingresó a la recepción, pasando después a la "Sala de Descanso". No hizo mucho allí a parte de ponerse su bata y dejar lo que no necesitaba. Salió luego a recorrer los pasillos, custodiados por varios guardias a lado y lado.

Ese día empezaría con su nuevo asignado. Las cosas se habían demorado un poco, pues el papeleo y la información actualizada tomaron un buen tiempo. Lo bueno es que ahora Will y ella tenía casos con los que se sentían seguros y todo sería más sencillo. Se posó frente a la puerta y tomó la manija de esta, girandola y entrando con toda la seguridad que la caracterizaba.

En la mesa al centro, custodiado por dos guardias, un chico rubio con el uniforme violeta tenía la frente apoyada en la superficie frente a él. Sus muñecas y tobillos estaban esposados, las cuatro extremidades unidas por una larga cadena. Ella aclaró su garganta, y él levantó la cabeza, dejando ver una cicatriz que cruzaba su rostro, justo al lado de uno de sus ojos, los cuáles eran azulados.

—Oh, hola. ¿Es mi nueva psiquiatra?—Pregunto el chico con curiosidad. Ella asintió acercándose.

—Así es. Soy Thalia Grace, un gusto.

—Lo mismo, doctora Grace. Tal vez ya lo sepa, pero rectificaré; soy Luke Castellan.

La pelinegra levantó una de sus cejas, mirándolo de reojo, con incredulidad y algo de sorpresa. No era común que un prisionero tratase con respeto a uno de sus encargados. Y Luke era sumamente cordial. Le debió aquel comportamiento a su trastorno; su personalidad buena al mando, y probablemente se encontraba de buen humor.

Broken (AU PJO Y HoO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora