Understanding

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Comprensión

El japonés corría evitando a cada persona u objeto que se le cruzara por el camino. Estaba atravesando una plaza bastante concurrida a todo lo que sus piernas le daban y su energía le permitía, por lo que podemos decir que llevaba casi quince minutos sin detener su carrera, y podia seguir por otros diez sin mayor problema.

Es aquí donde un chico bendice su THDA...y la barra de chocolate que comió después de su café matutino.

¿Por qué corría con tanta prisa?

Bueno, es gracioso.

Resulta que cierta loca pelinegra ojiazul con complejo de hermana mayor (léase Silena Beauregard) había entrado a su casa y habitación a la fuerza (ya la denunciaria por allanamiento) y trato de darle somniferos a la fuerza. Todo porque "Ethan, debes descansar más", "¡Esas ojeras no se te ven bien!" Y el épico "¡Duerme, maldito japonés!"

Que amour*, cómo dice la chica en francés

Claro, como no es ella la que casi tiene tres paros cardiorespiratorios y veinte ataques de pánico cada noche.

El caso es que él, como buen oriental terco y necio, se había negado rotundamente a tomar esas pastillas, siquiera a beber algo que le ofrecieran. En vez de quedarse a dar explicaciones, y probablemente ser sometido por el fortachon que su amiga tenía de novio, salió de su hogar y se hecho a correr por todo New York. En ese mismo momento Silena, Charles y Alabaster le estaban haciendo cacería, y él intentaba evadirlos a como diera lugar.

Se preocupaban por él, sí, y lo apreciaba mucho. Les agradecía aquélla atención bien intencionada. Pero de ahí a tratar de obligarlo a dormir sin entender primero el porque no quería cerrar los ojos...Dios, eso le molestaba. No podía culparlos; no puedes obligar a alguien a entender algo que nunca ha vivido. Aún así, solo pedía un poco de comprensión, que escucharan sus razones.

Pero era difícil que lo hicieran.

Se encontraba en aquel lugar porque había visto a los Stoll al final de la calle. Claro, no sabía si estaban buscándole también por orden de su amiga o solo fue una coincidencia ya que vivían cerca, pero aún así no se arriesgó a ser atrapado y sedado. Cualquiera que le viera probablemente pensaría que es un ladrón que acababa de huir después de un crimen. Aunque tampoco parecía importarles.

-Que egoístas y egocéntricos son los occidentales.-Murmuró después de unos segundos perdido en su pensamientos e inconciente de su camino. Y es que, según su educación en el país del Sol Naciente, si alguien tenía un problema tu obligación era prestarle ayuda.

Finalmente se dio cuenta de su ubicación, deteniendose; faltaban mas o menos treinta metros para dejar la gigantesca plaza, estaba frente a un kiosko de los casi diez que había repartidos por todo el lugar, los cuales eran respaldados por arbustos y arboles.

Se permitió recuperar el aire perdido tras su carrera y revisar su espalda y costados. Aseguró tanto su lado izquierdo como el derecho, pero vio como Alabaster le buscaba entre la multitud en cuanto se volteó. Maldijo en su idioma natal y sin pensarlo mucho corrió tras el kiosko, ocultandose entre los matorrales como prevención extra.

-¡Ethan Daiki Nakamura Revenge!

Sep, lindo nombre binacional. Lo raro es que el nombre americano lo había elegido su padre, y el japonés su madre.

-Maldito asiático ¿Donde estás?. Joder, te vi aquí hace apenas unos segundos.-habló Torrington con frustración. Luego pudo escuchar una nueva carrera y verle dejar la plaza. Estaba a punto de levantarse cuando una voz sobre él le habló con emoción.

Broken (AU PJO Y HoO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora