Thankful

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Agradecid@

Extrañamente, el día ya no estaba tan soleado como en la mañana. De alguna forma, el alegre brillo de la gran estrella había mengüado, los suves sonidos de pájaros cantando se convirtieron en bocinas y gritos, y la calma era algo lejano. Es extraño, porque Chris siempre se había fijado en lo primero; lo bueno, siempre positivo. Nunca tuvo claro el porqué, podría ser el hecho de que era el del medio entre sus hermanos; sin la responsabilidad del mayor o la subestimacion de los menores. El gran mundo entre ambos. La perfección.

Pero últimamente nada parecía perfecto.

Él no era el mismo chico alegre pero maduro de antes, lo sabía, sus hermanos menores se lo habían hecho saber. Ahora era amargado, parecía estresado cada segundo del día. Se notaba que había tomado otro cargo, más responsabilidades. No en el trabajo, él seguía de simple mesero en el pintoresco restaurante español de la avenida principal, dónde estaba ahora mismo. No, el ascenso fue en su familia. Actualmente, era la cabeza de esta, con su padre casi desaparecido, su madre en un hospital psiquiátrico, su hermano mayor en prisión y sus hermanos menores bastante afectados.

Cuando salió esa mañana rumbo a la escuela junto a sus hermanos, los dos casi gemelos caminaban obedientemente a su lado; sin comentarios graciosos o chistes sin sentido. En demasía callados. Rodríguez se sintió culpable, no había reparado en ello antes, pero ahora estaba seguro de que todo era por el regaño que les había dado. Les había hecho sentir culpables, cuando ellos sólo buscaban un poco de diversión.

Sí, terminó mal. Pero...ellos seguían siendo niños.

No se disculpó en el momento, le parecía que se vería demasiado falso. Despidió con un abrazo a ambos y caminó lentamente hasta la parada de autobús, que le llevaría a una cuadras de su trabajo. Pero cuando ya estuvo allí decidió que iría caminando, eso le ayudaba a pensar. Siempre le habían gustado las caminatas largas, por lo que aprovechó y disfrutó cada paso.

Ya en el negocio se sentía mejor, por lo que pudo atender a los clientes con la gentil sonrisa que su jefe pedía en las horas de trabajo; era español, después de todo.

Justo ahora se encontraba tras el mostrador, aguardando al medio día para que la horda de gente llegase a la hora del almuerzo. Lo más interesante en el momento era ver, junto a sus compañeros, cómo se freían las patatas en el aceite, hasta que alguien pidió servicio.

Todos se miraron entre sí y, silenciosamente, eligieron al pelinegro para que fuese a atender. Él dejó su entretenimiento sin mucho pesar, tomo una libreta, bolígrafo y caminó a la mesa escogida por las clientes. Sonrió, tan grande como no lo hacía en semanas.

—Ya decía yo, esa tintura roja no es difícil de reconocer.—Dijo en burla, dejando una cartilla de menú frente a cada muchacha.

—No es tintura, idiota. Es pelirrojo natural.—Respondió de la misma forma una.

—Natural de la peluquería, sí.—Dijo él dirigiendo su vista a la otra chica.—Señorita LaRue ¿Qué va a ordenar de nuestro delicioso menú?

La aludida rodó los ojos ante el tono de voz usado por el moreno y su fallido intento de acento español. Abrió la carta y vio cada platillo, escéptica—Pues, si me dan descuento por ser cliente frecuente, Rodríguez, pediré una tortilla de patatas.

—Fantástica elección.—felicitó con gracia y el mismo acento, tomando nota.—¿Y usted, Señorita Red?

Rachel sonrió ante el apodo y también estudió la carta.—Bueno...Quiero saber que tal hacen la famosa paella en Estados Unidos.

—Una paella y una tortilla de patatas.—murmuró terminando de escribir el pedido.

Volvió a la caja y de allí a la cocina, dónde anunció el pedido. En cuanto estuvo listo, tomó la bandeja dónde estaban los platos y caminó a la mesa, dejando lo pedido frente a cada una, para luego sentarse delante de ellas.

Broken (AU PJO Y HoO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora