Broken (AU PJO Y HoO)

Deserve

Dedicado a ValMooreE

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Merecer

Hubiera deseado que fuese cualquier otra persona. Un periodista en busca de una entrevista, un abogado hablando de fianzas. A ¡Thanatos mismo! Pero no ella. No Haz. Su dulce hermanita no merecía verlo convertido en un criminal, en un asesino. No ella que siempre lo apoyó, que sin importar nada siempre lo amó. No ella...quien ahora le miraba con tristeza. Que le veían caminar con grilletes y un uniforme, que lo veía seguido de guardias porque era peligroso.

¿Que ella no lo entiende?

—Hazel ¿Qué haces aquí? —Habló sentandose en la silla que le señalaba el guardia, con una voz de desprecio que jamás pensó usar con ella.

La habitación era muy parecida a la que usaban para sus terapias con el doctor Solace, solo que en vez de paredes acolchadas y dos guardias, habían barrotes, más cámaras y al menos cinco vigilantes.

—¿Como lo preguntas, Nico?—Le dio una pequeña sonrisa.—Vine a visitarte, quería ver si estabas...

—Estoy bien, perfectamente. ¿Es todo? Retirate.—La interrumpió, ansioso por no seguir viendo esos ojos dorados que le estaban partiendo el alma.

—¿Qué? Nico ¿Qué te pasa? —Estaba desconcertada. Seria.—¿Por qué me hablas así? Estoy preocupada, vengo a verte y...

—¿Preocupada? Hazel ¿Quién se preocupa por un asesino?—Escupió con amargura— ¿Que no lo sabes? ¡Maté a nuestra familia! No estoy bien de la cabeza; podría hacer lo mismo contigo—Mentira. Sabía que no sería capaz nunca— ¿Y vienes a verme?—Cuestionó con sorna.

Oh, Dios

Los ojos de la morena se cristalizaron y llenaron de dolor, ese que desde que le dieron la noticia se había negado a mostrar. Parecía que se rompería en cualquier momento; pero ella jamás lloraba en una discusión.

Jamás cedes en una contienda, y aún así...

—Sí, Nicolo, me preocupo por ti.—inició con la firmeza que le caracterizaba. — y no me importa que estés encerrado por un asesinato, porque para mí sigues siendo mi hermano y te quiero.—No dudaba, era certera y sus palabras firmes— ¿Nuestra familia? Papá casi nunca estaba en casa, María me odiaba y Bianca apenas me miraba. Tú eres mi única familia, y sigues vivo. Y mientras lo estés, en la cárcel o en este hospital, te visitaré ¿Entendido?—Estaba decidida a cumplir lo dicho.

Su voz lo calmaba, siempre lo hacía. Ella era la única capaz de consolarlo, de devolverle la paz. Si ella hubiera estado presente ese día, tal vez...Dios, no. No estaba consciente de lo que hacia,  seguramente también la habría atacado. Podía hacerlo en cualquier momento.

No se lo perdonaría.

Gracias, gracias por no odiarme, por siempre estar para mí. Pero no lo merezco, hermanita. No de ti

—No.—Respondió seco, haciendo uso de la gran habilidad de mentir que su maldita condición le daba para no mostrarle que estaba muriendo.—No quiero volver a verte, Hazel. No me visites, no me busques. No me importas.—Sonrió con burla, esforzándose por no arrepentirse.—Jamás lo hiciste. Y no eres mi hermana, eres una infidelidad. No tienes familia, ni ahora ni nunca ¿Podrás aceptarlo en algún momento, niña?

Tras eso, se levantó y caminó a la salida, siendo seguido rápidamente por algunos guardias.

Lo siento. Lo siento tanto Pensó agónicamente, pues sabía que las lágrimas que mojaban las mejillas de la morena eran su culpa.