아홉

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Esa noche tengo un sueño de lo más alocado:

Voy llegando de la escuela e introduzco la llave dentro del cerrojo para abrir la puerta del departamento. Sonrío al ver el llavero de pollito que cuelga de un lado a otro mientras la giro. Aviento la mochila sobre la mesa causando un estruendoso crujido. A pesar de que las luces se encuentran encendidas, un silencio profundo se instala a mi alrededor.

Comienzo a buscar por todos lados hasta que lo encuentro recostado sobre el sofá. Creo que está dormido. Me acerco cautelosamente y me arrodillo para quedar al mismo nivel de su rostro.

―Minhyun... nim ―susurro despacio. Observo que sus hombros se levantan al ritmo de su respiración―. Minhyunnie.

Se me forma una sonrisa traviesa en el rostro. Con cuidado le remuevo el flequillo para tener una mejor vista de sus ojos cerrados. Tiene unas pestañas muy bonitas, y una nariz muy fina y bonita también. Observo detalladamente las perfectas facciones de su cara. Cómo podría decirlo, es tan bello que me siento a morir.

De repente, mi examinación se detiene en la curva de sus labios, tiene la boca entreabierta. Trago saliva y me levanto rápidamente antes de que pierda el control.

Las ganas de ir a mi habitación se anulan en cuanto Minhyun me toma de la mano y me jala suavemente haciéndome retroceder.

―¿Adónde vas? ―pregunta. Sus ojos siguen cerrados―. Recuéstate conmigo un rato.

―¿Hace cuánto que has estado despierto? ―no responde, aunque yo tampoco lo he hecho―. El espacio es muy pequeño para los dos.

―Las apariencias engañan ―refuta, alzando un brazo para mostrarme que, según él, sí cabíamos.

Sin darle la espalda, me acomodo lo mejor que puedo sobre el sofá. Cruzo los brazos sobre mi pecho y nuestras piernas quedan una sobre la otra. Minhyun me rodea con ambas extremidades, acortando aún más la distancia. Mi respiración rebota sobre la tela de su playera blanca y vuelve a aterrizar sobre mi piel.

―Te dije que sí había espacio ―logro percibir un tono de victoria en su voz.

Siento que los lentes me estorban, así que estiro un poco la mano para alcanzarlos, no obstante, Minhyun vuelve a detener mis acciones.

―Déjatelos puestos ―ordena―. Te ves muy lindo con ellos.

―Pero ni siquiera me estás viendo ―le reclamo.

Ipso facto, abre los ojos y los clava sobre los míos. Caray, me he quedado sin aire, entonces decido desviar la mirada hacia su cuello, o más específicamente, a su manzana de adán.

El uniforme escolar comienza a darme problemas ya que me siento muy acalorado. Pero cuando Minhyun se pone así, es muy difícil lograr mi liberación.

―¿No crees que estemos más cómodos si me pongo encima de ti? ―le hago una oferta que estoy seguro no rechazará.

―Buena idea.

Ruedo encima de él y coloco mis codos a los costados de su cabeza para equilibrar mi peso.

Me inclino hacia su boca y deposito un beso corto sobre sus labios. Mi corazón, repleto de alegría, me pide que le de otro y otro más. Mi barbilla choca contra la suya cuando profundizo el beso.

Finalmente no soporto el calor, siento que estoy ardiendo en llamas. Así que me separo y me pongo a horcajadas de él. Ahora puedo quitarme el saco y desabrocharme los primeros botones de la camisa. Minhyun me mira mientras me hago aire con las manos.

No te apartes de mí [Minhyun x Seonho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora