열하나

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Me ha costado mucho trabajo resistir estas 48 horas bajo las descargas agudas de la ansiedad y los repentinos arrebatos de mi estómago por la emoción.

He decidido pasar a la tienda para comprar algo de comida antes de dirigirme hacia la dirección marcada por Kuanlin. Mientras voy saliendo por la puerta automática, las ganas de reír me llegan espontáneamente cuando recuerdo los comentarios que la gente ha dicho por ahí sobre Seonho y yo. Que me he olvidado de él, que está tratando de superarme, que lo que hubo entre nosotros dos ya es cosa del pasado y muchas cosas más. Si supieran... si supieran cuánto lo quiero y necesito, lo mucho que su presencia significa para mí... si supieran que estoy profundamente enamorado de él.

Justo ahora estoy frente a su puerta. Dios, los nervios están acabando conmigo. Las manos me empiezan a sudar y el corazón no deja de palpitar tan fuerte que temo llamar la atención. Decido relajar los músculos dando pequeños brincos una y otra vez como si acabara de terminar una rutina de ejercicio. Para mi mala suerte, el sonido de mis movimientos ha provocado que el inquilino del departamento #17 abra la puerta.

―¿Minhyun Hyung? ―soy cachado en pleno brincoteo.

―Oh, Seonho ―dejo de brincar. La voz me ha salido aguda, casi como un grito―. Hola.

―Hola ―responde. Me mira con ojos expectantes. Sus ojos que me derriten por dentro y esa boquita más suave que una flor.

―Traje comida ―le enseño la bolsa de plástico. Es verdad, he venido aquí para arreglar las cosas.

―¡Ah! Genial. Entra, por favor ―ofrece, mostrándome una sonrisa. La sonrisa que me quita el sueño.

El interior está decorado con colores neutros. Hay un sofá azul marino que me da la espalda al fondo y una pantalla de plasma anclada a la pared. Veo que hay una pequeña mesa afuera de la cocina, un teclado, una consola de videojuegos y su maleta todavía sin desempacar.

―¡Fideos! Justo lo que tenía en mente ―profiere, hurgando en la bolsa. Trata de quitármela pero se lo impido con un movimiento veloz.

―Deja que yo los prepare ―propongo. Lo tomo de los hombros y hago que se siente a la mesa―. Tú mientras espera aquí.

―De acuerdo ―dice sin chistar.

No parece seguir enojado pero tampoco me ha abrazado, ni me ha dicho que me quiere. Aunque no me ha corrido de su casa, supongo que esa es una buena señal.

El tiempo que utilizo para cocer los fideos no es mucho. Busco entre la alacena un par de platos, los cuales acomodo en la mesa junto con las bebidas que anteriormente había comprado y la cacerola caliente.

―Considera esto como la más grande y sincera disculpa de este tonto con cara bonita y buena voz que no sabe cómo expresar sus sentimientos correctamente ―digo, en tanto retiro la tapa de la cacerola. Una estela de vapor sale de ella a la par de mi disculpa.

―Pues sí eres un imbécil con cara bonita y buena voz ―responde. Agarra una buena porción de fideos y la coloca sobre su plato―. Bueno, tonto.

Sus ojos no se alzan para mirarme, menos aún dice si me perdona o no, únicamente se limita a comer. Resignado, me siento frente a él y lo imito. Como era de esperarse, los fideos me han salido sabrosos.

De un momento a otro, me detengo a la mitad de un bocado y elevo los ojos hacia él. Maldición, hasta comiendo se ve lindo, ¿por qué? Me encantan sus pestañas largas y su nariz respingada que me pide a gritos que la bese.

No te apartes de mí [Minhyun x Seonho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora