6| Cuando nos dormimos ¿A dónde vamos?

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―A C L A R A C I Ó N―

Con este capítulo se inaugura una nueva sección en la historia que estará señalada cada vez que se suba. Va a tener crucial relevancia en el desarrollo de la trama.
Espero les guste.
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(Sueños 1/3)

    El aire se escapaba de sus pulmones, como el último suspiro de vida se escapa de un moribundo. La quijada le temblaba aún abajo del agua, y pequeñas burbujas huían de ella, perdiéndose en la superficie. Sentía él corazón exaltado golpear contra su caja torácica.

Debía soportar un poco más, solo un poco.

Podía distinguir rostros y facciones estáticas mirándola desde lo lejos, cronometrado cuantos segundos más podría aguantar con lo que restaba de su vida. Palabras, balbuceos, últimas esperanzas.

Tras unos inalcanzables instantes, que lentamente se transformaron en minutos, Aixa no podía más. No soportaría otro instante.

Sus labios estaban morados y su piel comenzaba a estarlo también. Tenía una inefable presión sobre el pecho, y la fuerza de un par de manos sobre su cabeza que la obligaban a no desistir.

Las pequeñas olas que se formaban en la tina pasaban por encima de ella, sumergiéndola un poco más. Ya habría aprendido la lección. No volvería a desobedecer. No lo haría. Pero debían entender algo. Todo lo que había hecho, lo bueno y lo malo, lo hizo por él.

Y de ser necesario, lo volveria a hacer.

De sopetón, ya sin soportar otro momento allí, abrió sus labios esperando ahogarse, pensando que tal vez así, se apiadarían de ella quitandola de aquel sitio. Pero que ilusa era.

Sabia que nada podría ser peor que ese castigo. Lo supo en cuanto su piel tocó el frio del agua, logrando que un sinfín de momentos volvieran a su memoria, y con ellos, el panico de volver a sentirlo nuevamente.

Sentia como el frio comenzaba a subir por su cuerpo a medida que se adentraba. Comenzando por la punta de sus pies hasta invadirla por completo. Tenia las muñecas esposadas a una cadena que tambien sujetaba los tobillos y terminaba en su cuello.

Las primeras veces, recordó, fue un desafío, una meta a superar ¿cuanto soportas bajo el agua, Aixa?
Pero para entonces se habia vuelto una tortura, algo que ya no estaba bajo su juicio.

La bañera se habia transformado en un "Tanque de privación sensorial", así optaron llamarle. Siempre sostuvo que era un nombre muy elaborado para una tortura tan medieval. Un lugar donde el agua se hallaba tan fría que quemaba, y donde dejaban a la rubia por largos tramos hasta que aprendiera de lo que en verdad era capaz.

Donde todo era oscuridad y estrepitantes sonidos que la mantenian alejada de la realidad y la introducían en otra. Allí no había aromas, no hacia frio o calor, y tampoco era agradable. No cuando lo hacía por seguir con vida.

Al entreabrir sus labios el agua entró a su boca con furia hasta que no pudo respirar. Se estaba muriendo frente a ellos y no les importó. El líquido enfriaba su interior ahora también y deseó que todo terminara cuanto antes.

Aún no sabía que recién comenzaba.

―Por favor.― pensó suplicando porque la ayudaran.

Pero eso, la ayuda, jamás llegó. De lo contrario, lanzó un grito ahogado abriendo sus ojos de par en par, hallándose con la claridad de una habitación.

𝖠𝗂𝗑𝖺 -𝖳𝗁𝖾 𝖬𝖺𝗓𝖾 𝖱𝗎𝗇𝗇𝖾𝗋-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora