5| El ultimo resplandor del ocaso

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Las gotas de agua se escapaban de la cabellera dorada que, con delicadeza, Aixa trenzaba otra vez. Caían y se sumergían en la tela de su camiseta, formando así pequeños lamparones húmedos. La piel tan blanca estaba rojiza de los raspones y moretones que se había causado rato antes.

Enredaba los mechones cuidando de no equivocarse, escondiendo algunas de sus ondas desprolijas. Y cuando terminó, ató con fuerza para que
durará por lo que restaba del día.

Por último se colocó la sudadera, que aún seguía un poco sucia por la tierra y el líquido negro que Ben secretaba, para así protegerse del frío; pasó las palmas de sus manos por el rostro, quitando los últimos restos de agua.

A lo lejos divisó a Newt, acercándose a donde ella. En el pie del viejo árbol, sentada de piernas encogidas, divisaba como el rubio se acercaba. Contaba con dos tazas que, al llegar, una le tendió.

¿Te sientes mejor? - preguntó sentándose sobre el tronco caído.

Si, ya estoy bien.- respondió con una sonrisita. Su voz, a pesar, era baja casi como un murmuro.

Me dijeron que te duchaste como tres veces en lo que va de la tarde.

Sí, es verdad - asumió con gracia-. Es que la culpa no se iba.

La chica le dio un largo sorbo a la bebida caliente. Sabía a café rancio pero de todas maneras servía para entrar en calor. Al pasar por su garganta ardió un poco, pero aún así era tolerable. Todo era así en su vida ahora, ardía y dolía, pero lo toleraba en silencio.

El calor se juntó en su caja torácica, quitándole un poco el frío.

¿Qué harán con él? - preguntó arrepintiéndose de inmediato de conocer la respuesta.

El rubio suspiró desanimado.─ Lo desterraran.

Si, de hecho aquella no era la respuesta que buscaba oír en ese momento. Pero es que ya no aguantaba. Aún le causaba una presión en el pecho imaginar en lo que le sucedería al quedar en el laberinto. Sólo. Con todos esos sonidos bestiales que provenían de allí.

¿Han encontrado a Teresa? - cambió enseguida de tema.

No aún. Gally y otros constructores la siguen buscando.

Ya han pasado varias horas, ¿nadie sabe nada?

Nada.

La rubia pasó uno de sus dedos por el borde de la jarra metálica pensando en que lugar se podría haber metido .

¿Y si salió de los muros? - repuso.

Tonta shank, se habrá ganado un buen castigo. ─ aseguró llevando la taza a sus labios, bebió y siguió ─. Además, si tienes razón con lo que dices, alguien debió haberla visto.

《O quizás no》 - susurró la voz que constantemente oía en su cabeza.- 《Tienes todas las piezas, Aixa. Tú sabes cómo armar el acertijo》

Pero entonces pareció tener sentido para ella. Un montón de conceptos y hechos sueltos que al unirlos, daban una loca idea. Ben, uno de los más importantes corredores, imposibilitado por la picadura, y el otro, Minho, quién se suponía hoy era su día libre, dejaban el laberinto completamente desierto. Solo habia un cabo suelto.

Cuatro aberturas. Norte, sur, este y oeste, todas vigiladas por embolsadores. Solo debía derribar a uno de ellos y consagraba el paso libre.

De hecho no. -respondió de inmediato-. Minho hoy no ha salido por ser su día libre y Ben está herido, por lo que el laberinto está totalmente desolado. Únicamente debió elegir a uno de los embolsadores, derribarlo, y salir.

𝖠𝗂𝗑𝖺 -𝖳𝗁𝖾 𝖬𝖺𝗓𝖾 𝖱𝗎𝗇𝗇𝖾𝗋-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora