El Baile

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Capítulo Doce: "El Baile"

La hora del baile llegó, y todos acudieron al gran salón, ataviados con trajes de época. El lugar estaba decorado con arañas de cristal colgadas del techo, colores suaves y un gran espacio de baile, con un piso resplandeciente e impecable.

Los hombres se veían elegantes en sus trajes oscuros, y las mujeres como princesas en sus capullos de seda y peinados delicados e intrincados. Algunos charlaban en ricones, otros bailaban lentamente, y algunos otros disfrutaban de la noche en el pequeño bosquecito detrás del salón. 

De pronto, una muchacha entró al lugar, destacando por su belleza, acompañada por un caballero. Ambos vestían máscaras, como era la consigna del evento. Mientras avanzaban, todos los miraban, asombrados, pues se veían hermosos. El vestido de ella parecía una cascada de gasa y encaje. El corsé era azul noche, bordeado con perlas y con la espalda descubierta, y la parte de abajo era amplia y se iba abriendo en caps en la parte de delante. El encaje superior era negro, y luego venían muchas capas de tull, azul, índigo, violeta, lila, y terminaba en un rosa tan claro que casi era blanco, pero que apenas se veía. La muchacha llevaba recogido su largo cabello negro en la parte de arriba de su cabeza, dejando escapar unos bucles, que caían alrededor de su adorable rostro ruborizado. Llevaba una tiara plateada, que arrancaba destellos y sus labios se veían rojos como cerezas. Sus zapatos plateados atrapan un poco más de luz y relucían bajo el tull del vestido. Su antifaz era blanca, con tonos de azul y plata. A su lado, el caballero llevaba un traje negro, impecble, con camisa blanca y un moño perfecto. Tenía pelo negro que tapaba en parte su pequeño antifaz, negro también, y portaba una seductora sonrisa. Su piel, blanca, se veía incluso sedosa. Ambos avanzaban con elegancia, y por supuesto que no eran otros que Tsuiyomi y Kyle, pero nadie los reconoció.

Se sentían muy elegantes, e intercambiaban sonrisas continuamente, como hipnotizados por el ambiente y la música suave y elegante del baile. Alguien se acercó a ellos, ataviado con un sobrio smokin color gris oscuro. Era Dean.

-Debo decir que estás deslumbrante -le dijo a Tsukiyomi, y ella sonrió en respuesta, misteriosa.

-Hola Dean -dijo Kyle, ¿quieres un pañuelo para las babas?

Dean se puso rojo y miró para otro lado, arrancándole una suave carcajada a Tsukiyomi, que atrajo la atención de las personas a su alrededor. Ella iba a decir algo cuando Kyle la arrastró a la pista para bailar. Se desplazaron lentamente, mirándose a los ojos, sintiéndose en su propio mundo, y Kyle comenzó a inclinarse hacia ella, cuando Tsukiyomi lo sintió.

Sam estaba ahí.

Desesperada por verlo, miró lo más disimuladamente que pudo a su alrededor, y notó que su protector estaba a punto de besarla. Lo soltó, bruscamente, y él hizo un gesto como si estuviese herido.

-Debo... ir al servicio -murmuró ella, evitando su mirada. 

Su corazón latía velozmente, ansioso por ver a su amado, por tocarlo, por besarlo. Y también por el peligro que corría. Recogió su vestido por sobre sus zapatos y se dirigió hacia los baños, pero cuando perdió de vista a Kyle, corrió hacia afuera, pues el bosque la llamaba.

 Kyle se quedó mirando cómo Tsukiyomi había huído de él, y supo al instante que algo pasaba. sondeó el aire, buscando alguna presencia, pero no encontró nada. Aún así, sentía como su protegida tenía el corazón acelerado y sentías sus ansias, por lo que había algo que se le estaba escapando. Decidido a protegerla, salió tras de ella, persiguiéndola, y vio cómo paraba varias veces mientras iba hacia el bosque, como queriendo orientarse. Finalmente, vio como se detenía, pero desde el ángulo en el que él se encontraba, no podía ver nada. Cuando avanzó, vio que Tsukiyomi estaba frente a un hombre de cabellos rubios y ojos grises exactamente iguales a los suyos.

Conmocionado, quiso retroceder por el espanto, pero chocó a alguien. Se dio la vuelta, murmurando una disculpa, cuando vio quien era la que estaba allí.

Sus cabellos rojos como el fuego caían sobre sus pálidos hombros, sus labios estaban pintados de negro, pero se veían seductores. Su vestido era negro y parecía una reliquia con muchos años, como si hubiese ido pasando de generación en generación, y sus ojos azules, enormes, brillaban como la primera vez que los había visto, al borde de las lágrimas. Sus delicadas pestañas pelirrojas, espesas, se esforzaban por evitar que las lágrimas cayeran, y sus pecas se veían adorables. Ella era alta, muy alta y esbelta, con un hermoso cuerpo delicado, blanco y con miles de pecas esparcidas por toda la piel.

La conocía. Ella era la mujer que robaba sus pensamientos, sus sueños. Era la que había robado su alma.

-Rose -murmuró Kyle, avanzando un paso hacia ella.

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Espero me perdonen por tardar tanto pero tenía que ver bien cómo hacía este capítulo. POr favor comenten qué les está pareciendo la historia, mil gracias <3

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