6. HEX

21.3K 2K 283
                                    

"Adelante, cae. El mundo se ve diferente desde el suelo" - Oprah Winfrey

POV Veronica.

Poseidón me miro divertido mientras yo caminaba de un lado a otro por su sala de audiencias. Parecía inmutable por mis movimientos nerviosos algo bastante raro considerando que incluso Gale que me amaba como un hermano se impacientaba cuando comenzaba a parlotear y moverme  como un perico con crack.

- ¿ya terminaste? - pregunto él lentamente.

Paré en seco y lo mire echando humo por las orejas.

- ¿No ibas a ir a hablar con su majestad? - espeté de regreso, lo suficiente irritada por no poder controlar mi nerviosismo como para preocuparme en hablarle con el debido respeto.

Él levanto ambas manos en señal de rendición y se fue en busca de su esposa.

Aun no sabía como me sentía con toda la situación de ser la dama de compañía de la reina, sobretodo cuando su esposo me parecía tan sensual. Jamás traicionaría a otra compañera mujer robándole al novio o al marido. Esas cosas no se hacen. Y para no hacerlo debía ignorar la atracción que sentía hacia él, y para eso tenía que evitar mirarlo fijamente, olerlo o conversar con él. En resumen, evitar estar a 100 metros de él.

Le gruñí a los peces.

Este iba a ser un mes muy largo.


POV Poseidón.

- ¿a que estas jugando Anfí? - la miré frunciendo el ceño, estaba levantada y ataviada con un vestido lavanda delicado que acentuaba sus curvas. Sus labios estaban pintados de un rojo delicado y sus ojos azules tenían ese brillo determinado que no había visto desde los años veinte.

- ¿yo? - dijo con la voz levemente chillona, mi esposa siempre había tenido problemas en ocultarme cosas o tal vez ya la conocía lo suficientemente bien para detectar una mentira cuando la escuchaba. - ¡nada! ¿Es algo malo que le permita a mi dama de compañía ir contigo para que pueda conseguir una audiencia con Hécate? Tu bien sabes que si no vas con ella no podrá acercarse ni a la entrada.

La miré escéptico pero deje el tema correr.

Ella camino a mi lado y me sonrío amable antes de irse por la puerta gritando el nombre de su sirvienta favorita, Peregrina.

Solté el aire contrariado. Una nereida con rasgos humanos planeaba volverme loco y mi esposa pensaba comprar tickets en primera fila para ver la masacre.

Después de regresar a la sala de audiencia, donde Veronica estaba a punto de dejar marcas de pies sumando el piso de mármol, nos hice aparecer frente a las puertas de oro liquido de Hécate. Antorchas de color verde decoraban la entrada y una jauría de perros negros aparecieron para olfatear a los recién llegados y alertar a los residentes del templo de nuestra presencia.

Las servidoras de Hécate, brujas inmortales y vírgenes caminaron con togas rojas hacia nosotros. El blanco era el color de la muerte, mientras que el rojo representaba la pasión por la vida. La diosa de la noche, Nyx tenía el monopolio en vestidos negros y nadie más en nuestro panteón tenía permitido usarlos a menos que fuera una ofrenda hacia ella.

Veronica temblaba levemente a mi lado, se estaba mordiendo distraída el labio inferior mientras examinaba con ojos curiosos a los mujeres que se pararon en la entrada, esperando a que yo hablara. La sirena a mi lado tomo aire y se murmuro palabras de apoyo tan bajo que creí imaginármelo. Resistí el impulso de coger su mano y besar sus nudillos para tranquilizarla. Todo mi cuerpo parecía atraído hacia ella como si una soga eléctrica tirara con fuerza de mi a su figura. 

Enamorando A Poseidón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora