21. EIKOSI KAI EIS

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"La vida no es la fiesta que nos habíamos imaginado, pero ya que estamos aquí, bailemos".

POV Poseidón.

- ¡¿Qué demonios acaba de suceder?!. - Rugí perforando con la mirada a mi hijo. Tritón estaba pálido sobre su piel levemente bronceada, y sus ojos seguían enfocados en aquel punto donde Veronica había desaparecido con Cratos.

- ¿A caso no es obvio? - replicó él con sequedad - ¿o prefieres que te lo narré haciendo hincapié en la parte donde tu participaste en la historia?

- Cuida tu tono, Tritón. - le advertí señalándolo con el dedo indice. - No estoy de humor para tus comentarios sarcásticos.

Tritón refunfuño bajo su aliento pero no agregó nada mas. Mi respiración se escuchaba por todo el cuarto era imposible calmarla. Mis tatuajes brillaron azules contra mi piel y tuve que obligarme a relajarme para no provocarle algún daño a Veronica. La ultima vez que mis tatuajes se encendieron tuvo un impacto doloroso en ella, supongo que era parte del seguro de Hécate de que Veronica no me matara accidentalmente.

- Esto es genial. - mascullé con gesto funebre. - me enamoró por primera vez después de eones y ¿qué gano? una mujer con un temperamento del demonio con sangre de titán en sus venas. Simplemente genial. Oh, sin mencionar la parte donde la intentan asesinar cada cinco minutos.

- Deja de quejarte. - replicó Tritón alejándose de mi y sentándose en la cama de Veronica, tal familiaridad casi me hace gruñir en voz alta pero me contuve. - Veronica no esta ganando precisamente la lotería contigo. Después de tu escena de la pecera yo diría que ella es el mejor de dos males.

Me encogí dolorosamente  al recordar la mirada de Veronica cuando me pidió que no la obligara a hacer aquello. El asco subió por mi garganta y me obligué a apartar aquellos pensamientos. Tenía que haber una manera de salvar a Veronica, y luego hacerla perdonarme.

Intente recordar cómo había llegado aquí. No recordaba nada aparte de estar en mi castillo, estaba hechando una de mis monumentales pataletas cuando...

- Recibí una llamada de ayuda de Hécate. - dije sorprendido, de pronto recordando pequeñas partes de la historia. Mi memoria tenía rompecabezas en negro pero algunas partes comenzaban a encajar.

Tritón me miró con renovado interés.

- ¿Sabes en donde esta?

Sacudí la cabeza.

- Era una trampa. En cuanto llegué a su templo una luz me cegó y lo último que recuerdo es estar aquí.

- Mierda.

- Eso mismo.

Me concentré intentando hurgar en algún rincón de mi mente el tiempo que había pasado bajo el hechizo de Cratos. Voces amortiguadas y maldiciones llenaron mis oídos hasta que como en una película en movimiento rápido recordé todo.

¡Ese hijo de puta! - grité lanzando una descarga a uno de los muebles que al instante quedo reducido a cenizas.

Tritón enarcó una ceja.

- Veo que tu memoria a regresado.

El deseo de venganza y sangre parecía invadir cada uno de mis sentidos. Mis instintos estaban alerta y aquella parte animal que residía en mi parecía revelarse ante la desaparición de Veronica. Tenía que recuperarla.

Aun podía ver sus ojos preocupados sobre mi y la manera altiva e imperiosa con la que desafió a Cratos. Su cuerpo estaba tembloroso y su cara cenicienta. Cratos la alimentó con su sangre y me liberó a cambio de que ella fuera con el sin protestar. Y así lo hizo.

Enamorando A Poseidón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora