3. TREIS

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¡¡Holaaa!! aqui les dejo el siguiente capitulo de "enamorando a Poseidón" Como estoy en un viaje familiar y no tengo mas que dos horas al día de internet, no me será posible subir capítulos con tanta frecuencia hasta que regrese :(

PD: Algun@s  me han mandando mensaje privado preguntándome si acepto Favart, la respuesta es ¡si! Me ilusiona cuando me manden videos editados, e ideas de portadas, entonces, si se sienten inspirad@s por esta u otras de mis novelas y quieren compartirme esa inspiración me encantaría :3

Punto de vista de Poseidón.

La furia me hizo respirar fuerte mientras caminaba de lado a lado en mi castillo. Extendí mis manos y las forme en puños en un ejercicio patético de relajación.

- ¿Qué quieres decir con que me dejas? - Pregunté con el dolor desfigurando mi voz. Mi esposa, mi querida y hermosa esposa que había pasado siglos a mi lado en tranquila compañía, planeaba dejarme.

- Lo lamento, Poseidón. - dijo ella con un tono cansado. Estábamos en sus aposentos, los que habían sido suyos desde el segundo que se caso conmigo. Yo sabía que ella no me amaba pero me respetaba y tenía cariño. Después de cortejarla en el siglo II A.C ella acepto casarse conmigo, emocionada por mi demostración de control sobre los animales, pero antes de la ceremonia vino a mi rogándome deshacer el compromiso, estaba asustada, me dijo. Ella siempre tuvo inseguridad respecto a la influencia que podía tener una nereida como mi esposa. Pero yo estaba enamorado y habría hecho cualquier cosa por tener aunque sea un trozo de su corazón. Entonces accedí a un matrimonio abierto y que tuviéramos habitaciones separadas. Esto  fue de manera clandestina y nunca se lo dije a nadie. - Estoy cansada, querido. Sabes que te amo como a mi mejor amigo y fue un honor servirte todos estos años. - El dolor me atravesó entero. ¿fue un honor servirme? Por Cronos, puede que desde hace siglos yo tambien la consideraba mi mejor amiga, una confidente con la que compartía intimidad de vez en cuando, pero escucharla hablar de honor y servidumbre... me asqueo. Por una vez quería un reto, quiera encontrarme a una igual. Alguien que me permitiera servirla a mi para variar. Necesitaba a alguien que me pusiera en mi lugar, últimamente el peso de mis obligaciones y mi poder me estaban convirtiendo en un Dios muy irritable, y nadie quería eso.

- Tu sabes que estar a mi lado nunca fue una obligación, Anfítrite. - señalé intentando no rechinar los dientes.

Sus ojos azules se abrieron.

- te he ofendido. - murmuro triste. - Lo siento, esposo mío. Estar a tu lado le dio un propósito a mi vida, lo sabes.

Si. - servirme, pensé molesto. Para ella yacer conmigo no tenia nada que ver con el amor, ni siquiera con placer, era una obligación que tenia que cumplir hacia el rey de los mares. Podía contar con la palma de mi mano las veces en que se permitió disfrutar de mi toque. Las otras veces se quedaba quieta y mirando un punto a lo lejos. Me hacia sentir sucio, como si estuviera robándole la mujer a otro hombre. Ella nunca me dijo nada, pero yo sabía que estaba enamorada de alguien más, pero ni ese alguien podía convencerla de quedarse mas tiempo en este plano de la vida mortal e inmortal.

Ella suspiro.

- Estaré lo que resta de este mes, pero partiré antes de tu celebración anual. - me sonrió dulcemente, la parte de mi corazón que la había amado ahora solo guardaba un cariño casi fraternal por ella, y me dolía en el alma verla partir, pero tampoco lloraría su muerte, yo no lloraba por nadie. - Cuando encuentre un remplazo lo suficientemente apto para llevarse mis poderes, por fin podré descansar.

Asentí sin decir nada. Sus poderes consistían en la calma del mar. Antes se había visto reducido al agua dulce y las costas, pero yo cedí y evolucioné sus poderes, dejando que fuera ella la que me calmara en mis momentos de furia, y la que resolviera los problemas en el conflicto de las olas. Su calma podía barrer hasta a los depredadores más grandes, los doblegaba a su voluntad y los llenaba de paz.

Enamorando A Poseidón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora