CAPÍTULO 6: ¡Qué hacías con esa zorra!

17 5 1
                                    


Desperté en mi habitación. La cabeza me está matando. No quiero levantarme, pero alguien entro en la habitación y abrió las cortinas de par en par haciendo que la luz me acogiera, empecé a gruñir para que las cerraran y poder seguir durmiendo.

— ¡Gruñe todo lo que quieras, pero te vas a parar de esa cama antes de que tus padres se den cuenta del estado en el que estas, jovencito! — exclamo colérica Nona. Reconocería su voz donde sea, sobre todo cuando se enoja.

— Nona, pero...como. — intente hablar pero me interrumpió.

—Escuche cuando Bertrán recibió tu llamada y lo mande a recogerte enseguida, cuando llegaste te subimos a la habitación. — <<Seguro que el gordo calvo nos delato>> — antes de que preguntes a media noche le dije a tus padres que habías llegado, pero subiste de inmediatamente a tu habitación por que estabas cansado, y pediste que no te molestaran. — quise habar, pero cuando ella está enojada que es raro apenas y te dejaba pronunciar. — ahora te levantas de esa cama, te das un baño de agua fría y bajaras a desayunar con tu gran carisma como cualquier día. — vociferó, pero más que enojada. En momentos como estos es que me siento de 7 años. Luego de ese fuerte regaño Nona salió de la habitación. Entro Olga con una bandeja Con agua y una pastilla para el dolor de cabeza que también me serviría para la resaca.

Bajaba las escaleras después de darme un baño de agua fría y verificar que no se notara el cansancio que sentía. Entre en la cocina mis padres estaban sentados desayunando. — buenos días. — salude y fui directo al refrigerador por un poco de jugo de naranja me ayuda con la resaca, pero no encontré.

— Está aquí con el desayuno. — dijo mi padre divertido. Él fue quien me dijo que tomara jugo de naranja la primera vez que tuve resaca.

— ¿Cómo te fue en la fiesta? — pregunto mamá mientras comíamos, porque tienen que ser tan curiosa.

— Bueno me fue. — cuando iba a responder cuando tocaron la puerta, salvados por la campana, un dato sobre mí no se mentir y si trato lo hago fatal gagueo, me pongo nervioso, me rasco la nuca y empiezo a sudar.

— Lo busca la señorita Shannon, joven. — informo Olga, entrado por la puerta de la cocina. — lo espera en la sala.

— Con permiso. — me disculpe. ¿Qué será lo que quiere? <<Que importa nos salvó, por eso la quiero>>

Lleve a Shannon a mi habitación porque a pesar de todos mis padres son chismosos. — toma. — extendió una bolsa que traía hacia mí con esa cara picara que la caracteriza. — es tu ropa. La dejaste anoche en mi departamento. Rossi la lavo, está recién planchada. — entonces ahí fue donde quedo mi ropa. Recuerdo vagamente que nos anoche nos fuimos a un departamento que rento para cuando quiere alejarse de todo.

— Oh. Gracias ¿no te cause problemas cierto? — pregunte.

Rossi es su nana, la mujer quien en realidad crio a Shannon porque sus padres nunca están.

— No tranquilo, le dije que eran de Fernando. — su amigo homosexual, astuta. Apenas y conozco al chico. En un descuido ella se recostó en la cama viendo al techo. Lleva puesto un vestido azul claro suelto un poco más arriba de la rodilla.

— No muerdo...a menos que quieras, claro. — me saco de mis pensamiento, al parecer me quede mirándola porque tiene que usar ese tono pícaro conmigo. La carne es débil dios.

Me recosté a su lado...

Estábamos bajando las escaleras, cuando llegamos a la sala, mamá salió de la cocina.

— Querida ya te vas, pensé que te podrías quedar a comer. — la madre de Shannon y la mía son grandes amigas.

— No puedo quedarme teresa. Mis padres llegan hoy de Italia y voy a comer con ellos. Hace un mes que no los veo. — su voz dejo d ser suave a un tono ahogado como si contuviera las ganas de llorar.

— Qué bueno preciosa. Me saludas a tu madre y dile que en cuanto tenga tiempo venga a visitarnos.

— Claro, será un placer. — Shannon es muy educada y dulce. Bien no será una de las mejores personas, pero quién soy yo para juzgarla, no tengo la suficiente moral para hacerlo.

Supongo que es así por el abandono de sus padres.

Cuando abrí la puerta al otro lado estaba Cat. — estoy muerto. — En cuanto vio a Shannon frunció el ceño << ¡ha llegado la parca por nosotros! >>

Shannon se despidió de mí con un beso en la mejilla y le dio a Cat una media sonrisa. Cat entro al departamento y cerró la puerta. Saludo a mamà.

—Voy a estar en la cocina si me necesitan. Querida... recuerda que es el único hijo que tengo. – mamá sabia de la antipatía que sentía Cat por Shannon. Luego se dirigió a la concina.

<<No nos dejes con ella>> — grito mi subconsciente porque yo estaba paralizado

— Corre. — me advirtió enojada. Salí corriendo hacia las escaleras, las subí lo más rápido que pude, entre a la habitación, pero Cat venia tras de mí y empezamos a forcejear con la puerta.

— ¡Que hacías con esa zorra! — está enojada.

— Te digo si te calmas.

— NO.

— ¡Entonces no te digo nada! — Seguíamos forcejeando con la puerta. — ¡además la que tiene que explicar algo aquí sois vos! — ambos casi gritábamos.

— ¡No cambies el tema Hoffman!

— ¡si tu explicas yo también, hecho! — propuse cansado de forcejear, mi respiración ya era agitada. Me pregunto ¿Cómo es que puede haber tanta fuerza en ese cuerpecito?

<<Recuerda tecnología japonés

— ¡No yo! – hizo un pausa, es mala o buena señal. — acepto. Trato hecho. Fui separándome de la puerta lentamente, alejándome y dejando que Cat entrara.

— ¿Calmada? — pregunte. Su rostro estaba rojo y sus puños apretados, si las miradas mataran, estaríamos muertos exacto.

— Estoy calmada. — ya no gritaba, pero su tono un poco más fuerte de lo usual. — explícate. — su ceño aún estaba fruncido y sus ojos llenos de rabia.

— ¿Dónde están las escusas para Cat? — Le pregunte a conciencia <<me distraje, tú te divertías más que yo, y decidí participar genial>>

— Primero te calmas. — dije firmemente.

— ¡Que estoy calmada!

— Pues no lo parece. — le dije apuntándola con el dedo y abriendo los ojos. Su respiración se normalizo y su rostro dejo el tono rojo a su tono normal.

— Bien ahora cuéntame. — esta calmada. Gracias a dios porque ya temía por nuestra existencia.

— Ella solo vino a traerme la ropa que deje anoche en su departamento. — dije asustado de su reacción

— Imaginaba que te habías acostado con ella. Jeremy me dijo que te fuiste con ella en un taxi e iban muy juguetones. — oh, ya sé cómo llegamos a su departamento, un momento y mi carro ¿Dónde está?

— Bien — dije aliviado y tal vez preocupado por el auto. — ahora explícame ¿Por qué querías golpear a Sophia? Tú no eres así...a menudo.

—Es que...estaba diciendo y cito sus palabras "si quisiera, tendría a Elías comiendo de mi mano" — dijo imitando a Sophia, ella habla con un especial e irritante tono chillón. — y eso me molesto. — se sentó al borde de la cama. — no quiero que jueguen con sus sentimientos. Es mi amigo y quiero protegerlo...como con cualquiera de ustedes, claro.

— Gatita no será que te. — me interrumpió bruscamente sin dejarme terminar mi frase.

— Ni lo pienses castaño. Elías es solo mi amigo nada más. No lo malinterpretes — me dijo apuntándome con el dedo. Quizás Cat si le gusta Elías, lo averiguare luego ahora está demasiado voluble y no quiero volver a poner mi vida en riesgo...conociéndola si sigo insistiendo en estos momentos con el tema estaría escribiendo mi propia lapida. Mejor olvido el asunto...por ahora.

¿Cuanto es siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora