CAPÍTULO 10: Mi suéter

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Como pude creer que era Angelic su hermano aún debe estar en la cena con su novia, aun no le debió haber dicho que me llamara, en verdad estay tan ilusionado con que me llame, con escuchar su voz y tener una mínima posibilidad de estar cerca de ella sin terminar discutiendo es que...

— ¿sigues hay?... ¡Adrian! — me pregunto la otra voz sacándome de mis pensamientos.

— Sí. Shannon hola, ¿qué me decías? — ni siquiera sé que me dijo, pensaba que era... bien concéntrate Adrian estás ablando con Shannon.

—Pregunte que quien creías que era. — dijo en una pequeña risa.

— Nadie en especial. ¿Qué paso? para que me llames. — pregunte.

— Quería saber si quisieras ir conmigo mañana a cenar. —me propuso, era normal en ella, nunca le ha importado dar el primer paso.

— Este...yo. — dude un poco.

— Pero si tienes que algo que hacer, no importa puede ser otro día. — me dijo rápidamente y has tan nerviosa lo podía percibir a través del teléfono por la forma en que está hablando.

— No. No tengo nada que hacer. Me encantaría ¿a qué hora paso por ti? — no quiero rechazarla ella es muy...amble conmigo por así decirlo, además siempre me divierto cuando estoy con ella, no pierdo nada en cenar con ella mañana.

— A las 8:00 en punto. Hasta mañana en la noche. — dijo y a pesar de que no la tengo enfrente la conozco lo suficiente como para saber que seguramente puso esa sonrisa que hace cuando logra algo.

— Hasta mañana en la noche. Que descanse. Adiós. — dije. Encantador antes que nada.

— Adiós. — me dijo y luego colgó el teléfono.

Aunque me estoy divirtiendo, el pensar que la llamada fuera de Angelic y en realidad fuera Shannon hizo que me decayera un poco el ánimo... Shannon en grandiosa, pero no sé qué me pasa con Angelic, quisiera poder estar a su lado, poder verla... quisiera verla sonreír, apenas la conozco y no puedo sacarla de mi mente. Me dirijo hacia donde están los chicos, solo me quiero ir a casa.

— Oigan me siento mal. Me voy a ir a casa hablamos mañana. — asintieron y me empecé a despedir de ellos.

— ¿Estás bien? — me pregunto Cat cuando me despedía de ella.

— Si gatita. No te preocupes. Hablamos luego. — y con eso me di la vuelta y me dirigí a mi auto.

***

Llegue a casa y como es de costumbre antes de ir a mi habitación voy a la cocina. Cuando abro están sentados Nona y Bertrán tomando lo que deduzco eso café.

— Llegaste. — me dijo sonriente. — Tienes hambre ¿quieres que te prepare algo? — me pregunto, siempre tan servicial.

— No gracias. No tengo hambre. Solo vine por un poco de agua antes de ir a dormir. — dije. En este momento mi ánimo está por los suelos.

— ¿Te sientes bien mi niño? — pregunto preocupada, dejando su tasa en la mesa.

— Sí. Solo estoy cansado no te preocupes. — tome un vaso de agua y me dirigí a la puerta de la cocina para salir.

— Mocoso. — me llamo Bertrán en tono divertido.

— Si calvito. — no estoy de ánimo, pero nunca desaprovecho la oportunidad de llamarlo así. Me volteé quedando de frente hacia ellos.

¿Cuanto es siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora