Periodista trabajando

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La cama era demasiado cómoda y grande, jamás había dormido tan relajado, moriría por quedarme aquí todo el día, un ligero click interrumpió molestándome un poco.
-Arriba, cucciolo- Rizzo acomodó algo en la mesa de la habitación para aproximarse a mí, arrancarme la sábana y levantarme a la fuerza.
-Cámbiate- dijo a modo de orden.
-Ya entendí, voy-
El chico peli negro antes de irme me miró con elegancia y seducción.
-¿O quieres que te ayude?-
Mordió su labio inferior y rió suavemente.
-No- dije seco, hasta un poco enojado.
-Como gustes- giró la cabeza y abandonó el cuarto, me levanté para observar la ropa, era un traje finísimo negro con una corbata roja, esta increíble, me cambié con mucho cuidado de no rasgar la tela y salí al pasillo, me encontré con Evan, quieren iba caminando hacia mí hasta quedar justo detrás.
-Quédate quieto-
Juntó mis manos detrás de mi espalda para conducirme escaleras abajo, di un pequeño salto de la sorpresa, pero volví a mi neutralidad rápidamente, mientras caminábamos contemplaba todo el lugar, un baño enorme y miles de cuartos, uno logró llamar mi atención más que cualquier otro, a pesar de estar cerrado las puertas eran enormes hechas de madera oscura con perillas relucientes y una iniciales de oro en la superficie de la puerta, "V" "R" es sencillo adivinar a quien pertenecía tan lujosa habitación...Evan me dio un empujón para ir más rápido, fuimos escaleras abajo hasta llegar a la entrada donde nos encontramos con Alezo y Victor.
-¡Grande! Sabía que te quedaría-
Rizzo acomodaba mi corbata, en un rápido movimiento colocó un objeto frío sobre mi cuello, llevé mis manos al objeto raro para darme cuenta de que es una especie de collar grueso de metal con una fina cadena, miré al jefe con mucha confusión.
-Desde ahora, eres mi mascota, cucciolo-
Sonreía enorme, no podía cerrar la boca del shock en el que entré, al darse cuenta de eso, Rizzo pasó su dedo índice por mis labios formando cuidadosos círculos hasta que cerré la boca.
-Señor, el auto ya está afuera- anunció Alezo
-Grazie- caminó junto con la cadena que jaló mi collar obligándome a caminar detrás de él hasta entrar al auto y avanzar, yo iba en silencio, apreciando la vista desde la ventana trasera.
-¿A dónde vamos?-  
-Las mascotas no hacen ruido-
Me callé para seguir observando, al llegar a nuestro destino, un hotel cinco estrellas, se veía muy elegante y sobretodo con miles de pisos, antes de bajar, Rizzo se colocó unos guantes blancos y dirigió unas últimas palabras hacia mí.
-Recuerda, las mascotas se portan bien... si desobedecen, debes castigarlas-  guiñó un ojo para bajar, pararon su camino transmitiéndome que bajara con ellos, tomé el mensaje y salí, Alezo, quién era el conductor del auto se alejó para aparcar puedo suponer, Dan iba a su lado y Evans caminaba detrás de nosotros hasta llegar a recepción, Rizzo se acercó un poco al recepcionista, agachó su cabeza para finalmente volver a su posición inicial.
-Quiero ver a mi dolcezza- remangó un poco su traje para mostrar una pulsera de tela tricolor, era simple aunque muy linda, sin contar lo poco que combinaba el verde, blanco y rojo de la pulsera con el extravagante traje azul, el hombre de la recepción dejó escapar una sonrisa de maldad para entregarle una llave.
-La señorita está ansiosa por verlo-
Parecía que se comunicaban por miradas, avanzamos hacia el elevador hacia la primera clase para finalmente entrar en la habitación más grande, unos tacones se aproximaron hacia nosotros para ver a una...¿Niña?
-¡S! Dolcezza- Rizzo caminaba hacia ella en un abrazo.
-¡Victor! ¿Cómo está mi aliado favorito?-
Respondía con voz de pequeña.
Me incliné hacia Daniel quien se ubicaba a mi lado.
-Es...una niña-
-Y muy peligrosa- ni si quiera giró la cabeza, al sentir mi confusión él prosiguió.
-Hija del líder de un cartel de México, Evan es un buen amigo y la chica está aprendiendo...-
La chica interrumpió mirándome junto con Rizzo.
-Talento nato en el manejo y negocio de armas...entre otros-
Se acercaba lentamente analizándome de pies a cabeza, para después sostener la cadena que colgaba de mi cuello.
-¿Y quién es la mascota, Victor?-
-Un chico que se metió donde no debió-
Se sonrieron mutuamente, hasta que volvió hacia mí.
-Pues mucha suerte, permíteme presentarme, llámame S-
Para ser tan joven, su mirada era demasiado sensual y pícara.
-Ahora, a lo que vinimos-
Caminó hacia la mesa de roble al fondo de la suite y todos tomamos lugares, S en un lado, Rizzo en el otro, Daniel y Evans en la puerta y yo parado del lado de Rizzo, en ese momento tres golpes retumbaron en la puerta, era Alezo caminando con un maletín metálico, lo entregó al jefe quien lo deslizó por la mesa hasta que llegó a la chica, lo abrió cuidadosamente y al ver el contenido, una sonrisa de oreja a oreja se pintó en su cara,  traté de inclinarme para observar el maletín cuando la pequeña niña de labios rojos sacó de golpe una pistola, del susto tropecé con mi propio pie y caí, nadie movió un músculo hasta que me levanté.
-¿Tanto te sorprende?- dijo S aún con pistola en mano.
-Lo que me sorprende es que le den armas a una niña de 14- le dije con rebeldía.
El ambiente se volvió mil veces más tenso acompañado de un jalón de cadena por parte de Rizzo, miré a mi alrededor para ver a todos petrificados, incluso el jefe tenía la boca abierta, sembrando en mí un poco de inseguridad sobre lo que le dije a S.
Ella soltó una delicada risa, al parecer también se sorprendió.
-19...tengo 19-
Ups...
-¿Cómo te llamas?-
Luce enojada...
Rizzo trató de defenderme. -S,por favor...-
-Te hice una pregunta- el peli negro no tuvo más opción que callar.
-N...Noah-
-¿Sabes, Noah?- se acercaba hasta quedar un poco por debajo de mi cara, al parecer ni con los tacones podía alcanzarme, sin embargo se veía demasiado intimidante.
-Yo no permito que nadie me hable así-
Tragué saliva, colocó su pistola por debajo de mi mentón haciendo que todos dieran un salto.
-Tienes agallas, muchacho, y lo admiro mucho pero... no te hagas el listo conmigo-
Se alejó, apenas podía respirar, volvió a su lugar.
-Solo porque eres propiedad de Victor te tengo aprecio- Giró su cabeza a Rizzo -Elegiste bien, amigo, este chico es...diferente a los otros-
¿Propiedad?
-Perdóname, Dolcezza, está aprendiendo-
-Entiendo...el chico es curioso y eso me gusta, pero recuerda que no debe andar de bocón con la gente equivocada-
Me miró.
-Pero no te preocupes, sin resentimientos- mostró una sonrisa grande y tierna.
Una plática después le entregó otro maletín a Rizzo y se despidieron.
-¡Espero verlos pronto!-
-¡Claro que si!- Contestó Rizzo con emoción.
Y volvimos al auto.. el camino era tan silencioso.
-Noah...-
Me llamaba mi "propietario" odio referirme así de él.
-¿S-Sí?-
-¿Qué parte de "pórtate bien" no entendiste?- hablaba entre dientes para no explotar del enojo
-Yo solo...-
-¡Pues no lo hagas!- se oía MUY enojado.
-Tienes suerte de que S sea buena persona, aún así debo castigarte por tu mal comportamiento-
No me volvió a dirigir la palabra, se ve demasiado molesto, en este punto lo que más deseo es que no volvamos a la mansión en un largo tiempo, tal vez se relaje...o no...

Falling for The boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora