Periodista confundido

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Apenas llegamos, Rizzo tiraba mi correa hasta llegar a mi habitación, quitarme el collar y cerrar con llave la puerta.
-Quítate eso- decía seco
-¿Qué?-
-Que te lo quites...o lo hago yo-
Me quedé callado, al ver su mirada frívola no me quedó más que aceptar, comencé con los zapatos, después el saco...esto es tan humillante, Rizzo soltó un suspiro de desesperación y caminó hacia mí para desatar el nudo de mi corbata, me dio media vuelta y la puso sobre mis ojos.
-¡Hey!- traté de poner mi mano, pero lo impidió entrelazando la suya y bajándola, por alguna razón no puse resistencia alguna, me guió hasta sentarse conmigo encima en lo que parecía el sofá para acto seguido bajar sus manos hasta mi pantalón, al sentir como desabrochaba el botón di un pequeño salto.
-Shh...está bien- susurró en mi oído, no se qué me pasa, ¿Qué estoy haciendo? Mejor dicho, ¿Qué me estoy dejando hacer? Es la primera vez que me toca así un hombre, y aunque tenga miles de dudas, no puedo evitar sentir algo que me quema por dentro.
Poco después metió su mano a través de todas las capas de ropa y comenzó su trabajo, trataba de contenerme aunque sin mucho éxito, soltando pequeños gemidos ahogados y encorvándome hacia afuera con delicadeza, a Rizzo parecía gustarle.
-Tienes que prometerme que no hablarás más de lo que diga- susurraba en mi oído, aunque fuera una orden, lo hacía sonar tan dulce que muy apenas podía soltar diminutos intentos de frases.
-Amm...ngh...- Demonios, no puedo formular ni una sola palabra coherente, ¿Qué me pasa?
-Esa no es la respuesta que yo quiero- sus movimientos se volvían más rápidos y fuertes, por reflejo moví mis manos dispuesto a quitarme la prenda de los ojos, pero de nuevo el jefe tomó mi mano para repetir su movimiento para entrelazar los dedos y rodearme con su brazo y el mío.
-S...Si- Un hilo de voz salió de mi garganta aceptando su propuesta, al hacerlo el peli negro paró en seco, estaba tan confundido que incluso respiraba pesado, me movió hacia un lado y se levantó.
-¡Perfetto!, sabía que me escucharías-
En la puerta, volvió la cabeza hacia mí.
-Por cierto, encárgate del resto-
Señalaba mi parte baja para finalmente abandonar la situación, miré hacia abajo solo porque en todo este tiempo nunca pude ver, la sola imagen me hizo pensar que todo mi esfuerzo por no sentir nada fue en vano, pero la sola sensación fue tan...diferente, aún no puedo describir lo que sentí en el momento, más creo que lo verdaderamente extraño es que no me desagradó del todo...pero ahora tengo prioridades...al menos este cuarto tiene baño propio...

P.V- Victor
No dejaba de dar vueltas por la alfombra roja de mi habitación.
-Ya cálmate-
Decía Daniel sentado en la pequeña mesa de madera oscura, jugando con un vaso de whisky.
-¿Cómo sugieres que me calme, Dany?-
Me posé frente a él, a veces me burlaba llamándolo "Dany" así como cuando éramos pequeños, siempre detestó ese nombre por lo que era divertido molestarlo, hizo una mueca y giró los ojos, yo reí y él se levantó para sentarse en mi cama.
-No pienses en eso, mejor ven-
Me acerqué a Dan y comenzamos a besarnos con cierto toque de pasión, al ser mejores amigos desde pequeños desarrollamos tal confianza que hasta podemos disfrutar de los "amigos con derecho"
-Es que no puede ser...-
-Basta- decía sin parar, unos toques en la puerta detuvieron nuestra diversión, ambos nos vimos a los ojos.
-Mala suerte- concluyó Dany, empujándome de espaldas a la cama, en un movimiento rápido se colocó el saco y abrió para encontrarnos con Alezo.
-Señor, ¿interrumpo?-
-Un poco, ¿Necesita algo, Alezo?-
-Solo para informarle que Evans junto con ciertos agentes ya recogieron a su tío Adolfo-
-Entendido-
-Llegará en tres días-
-Gracias, Alezo...puedes retirarte-
Apenas cerró la puerta un enorme suspiro de emoción salió de mi boca junto con un salto hacia la cama.
-Vaya, hasta te brillaron los ojos- se acercaba Daniel hasta sentarse sobre mí.
-Sabes que lo admiro mucho, recuerdas como nos ayudó cuando...-
-Si..- contestó con empatía, cuando mamá murió, papá tuvo una caída por lo que él mantuvo la mafia hasta que se recuperó...
-Bueno...¿En que estábamos?- nos sonreímos mutuamente y continuamos con lo que habíamos empezado, sin embargo mi mente estaba ocupada en la emoción, el tío Adolfo es muy importante para Rosso Tigre y para mí, llevo medio año sin verlo, se que me puede enseñar muchas cosas más...el problema es que no se qué pensará de Noah, como dijo S, es un bocón y puede hacer preguntas...
-Oye...Sigues sin prestarme atención- Daniel pasaba sus dedos por mi cara, apenas me di cuenta que estaba acostado con él sobre mí.
-Lo siento, pero es algo muy bueno que venga después de tanto- sonreía como niño pequeño.
-Ya lo se, Victor- se lanzó y quedamos lado a lado.
-Pero, ¿Qué crees que opine sobre el chico?-
Continuó Daniel, apenas suspiré y le hice una seña comunicando que no tenía ni idea, debo entrenar a Noah para que no me cause problemas, así deba ponerle un bozal o cinta en la boca...

Falling for The boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora