Periodista conmovido

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En todo el vuelo regreso a Atlanta, Rizzo estuvo dormido, tal vez festejó tanto que necesitó descansar un poco, al llegar a la mansión S nos esperaba con Daniel, quien estaba con una taza de café cargado, al parecer sabía cómo llegaría el jefe, más no sabía que llegaría tan mal por lo que se lo llevó a su recámara, no pude evitar sentirme un poco celoso, más tuve que ocultarlo con fuerza.
-¿Y tú? Ven, caminemos un rato- hacía una seña con la cabeza, yo asentí y la seguí hasta el jardín, tuve que contarle lo de Adolfo, y para deshacer la tensión le hablé del viaje, sus taconazos pararon en el pequeño puente artificial del jardín, nunca había visto esta parte.
-Vaya, cuanta confianza, incluso lo llamaste "Victor"-
Demonios, se dio cuenta.
-P-Por cierto, gracias por el celular, debió ser muy caro-
-Pues como te dije, es un privilegio de esta vida-
No pude contenerme más...
-S...-
-¿Sí?-
Es mi momento...
-¿Qué...sientes al...ya sabes, ser hija de un mafioso-
Ya no hay vuelta atrás...
-Oh...- miramos juntos al agua acompañada de estrellas en el cielo, sin si quiera mirarme comenzó a hablar.
-Pues es lujosa, voy a la mejor preparatoria en los mejores autos, tengo una mansión con cuatro albercas y un tigre de mascota, ¿Pero... a qué precio? Nadie me habla en la escuela, hasta a los maestros les doy miedo, más se que no me bajan de niña malcriada y hueca...Puedo salir a cualquier lugar lujoso aunque sea para mayores de edad, más no puedo salir sin dos titanes a mi lado y otro escondido...-
La chica estaba a punto de llorar...
-Las...chicas de mi edad deben preocuparse por pasar la materia, que usaran el viernes, o como hacer que el chico que les gusta les haga caso, yo me preocupo cada día porque no me intenten secuestrar, tengo una colección de armas personalizadas con diamantes, al precio de evitar un tercer secuestro-
-¿Tercer?...-
-Si...Pe-Pero bueno, es hora de volver, tengo que ir a arreglar unos asuntos-
Limpió su lagrima con velocidad para sonreírme con dulzura, quedé conmovido con su discurso, tal vez así se sintió Victor, que a la edad de S ya era líder de Rosso Tigre con su tío a quien aprecia mucho, una razón más por la que me era más difícil decirle lo que sé, volvimos abrazados como dos hermanos para S retirarse, avancé hasta mi habitación, en el pasillo encontré al jefe dormido en la alfombra, Daniel llegó después para soltar un gesto de confusión y mirarlo unos segundos, después me habló con cuidado.
-¿Hasta cuando piensas decirle todo? El papel y...La llamada-
Un recuerdo llegó a mi mente...esa cena antes de irnos, Rizzo dijo que iría al baño, una vez se retiró un enorme silencio, minutos después una llamada se presentó en el teléfono de Adolfo por lo que se retiró y contestó la llamada, mientras estaba solo pude escuchar un poco de su conversación
"Ya está preparado, dentro de poco comenzamos a operar" "Ya me encargué de él, no hablará"...

Apenas volví en mí le hablé con la misma suavidad a Daniel
-No lo se, no es fácil-
-Me imagino- Puso una mano en mi hombro.
-Más es importante que lo sepa-
Sólo pude asentir con la cabeza, Daniel se aproximó a Victor para llevarlo a su cama, cuando éste se levantó de golpe resistiéndose de los agarres de Daniel.
-No...Noah-  repitió muchas veces.
El chico de ojos claros me miró con cara de problemas, yo respondí la mirada confundido, no tenía ni idea de qué hacer, Daniel soltó un enorme suspiro para girar de nuevo su cabeza hacia mí.
-¿Crees que...Podrías?- levantaba los hombros de Rizzo, dándome a entender sólo una cosa, tartamudeé un poco para después asentir, me acerqué para intentar levantar al jefe, al ver mi esfuerzo que me tomó cargarlo, hizo un pequeño esfuerzo por ayudarme hasta llegar a su habitación, Daniel cerró la puerta y yo observé con atención su cuarto, la alfombra, las sábanas, las cortinas, la mayoría de las cosas eran de distintos tonos de rojo, combinado con madera oscura y dorados, era simplemente hermoso, subimos tres pequeños escalones para subir a su cama y tirarlo ahí, veía como aún acostado intentó sin éxito quitarse la corbata, segundos después me harté y lo ayudé, él castaño tomó mis muñecas para lanzarme a la cama junto con el y acto seguido me abrazó, traté de liberarme con la excusa de arreglar su cama.
-Que...date conmigo-
-V-Victor, ¡Ouch! Espera, déjame arreglar tu cama.-
Apenas logré salir comencé a acomodarlo entre las sábanas blancas y rojas, segundos después volvió a su agarre inicial, poniendo más fuerza.
-Por favor...hay que terminar lo que empezamos...- susurró en mi oído causando escalofríos en mi cuerpo, se refería a Hawaii, más en su voz noté el cansancio por lo que volví a negarme, Rizzo continuó hasta quedar dormido abrazado a mí, con una pierna rodeando mi cadera, genial...me quedé atrapado aquí, forcejeé por un tiempo hasta que me rendí y caí dormido junto con él...

Falling for The boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora