Periodista enamorado

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Hoy, Rizzo tiene un viaje a Hawaii por trabajo, pensó por dos días si llevarme o no, más necesita un escort para verse poderoso por lo que me eligió para llevarme, mi maleta estaba llena de ropa nueva y de marca, era algo increíble vivir los lujos de un acompañante, aunque fuera a la fuerza, seguía sin saber nada de S, y me preocupa más que nada porque la última vez que hablamos, pude observar su verdadera esencia de una niña como cualquier otra, con sentimientos y temores... Segundos después Rizzo irrumpió en mi habitación.
-¿Listo, cucciolo?-
Asentí con una pequeña sonrisa, cargué mis maletas y Alezo nos recibió en la entrada para llevarnos al aeropuerto, Daniel se quedó a cuidar la mansión y al tío Adolfo, se despidieron y emprendimos nuestro camino...

Jamás había subido a un avión, mucho menos en primera clase, era tan bonito que no dejaba de ver a mi alrededor, tanto que no me percaté en que en cuanto el avión comenzó su turbulencia inicial, me di cuenta que al parecer tengo miedo a las alturas, genial...el periodista que quería ser internacional tiene miedo a un avión, comencé a temblar en mi asiento cuando llegó Rizzo desde la parte de en frente hasta mi lado, tomó asiento y al ver mi cara de terror acompañada de mi mano aferrada al lugar, colocó su mano sobre la mía entrelazando sus dedos haciendo que se apegaran aún más al asiento cortando mi respiración, al estar en la última fila nadie podía ver lo que Rizzo hiciera, comenzó a y susurrar cosas en mi oído.
-Tan lindo...No te preocupes...-
-N...No, ahora...- decía con hilo de voz.
-Shh...Relájate- introdujo sus dedos en mi boca jugando con mi lengua, solté pequeños gemidos y suspiros, tenía demasiada fobia como para concentrarme en alejar al jefe, intenté mirar a la ventana cuando el castaño tomó mi mentón obligándome a mirarlo, esa mirada...de posesión, completamente convencido de que era suyo...maldito, al sentir sus cálidas manos recorriendo el interior de mi cuerpo olvidé el miedo, no pude resistir a él, más no olvidé en la situación y ubicación en la que estábamos por lo que tapé mi boca provocando las suaves risas de Rizzo, sin embargo no paraba, manteniéndome en una tortura silenciosa casi todo el vuelo...

Por fin llegamos, Maui, Hawaii, el clima era cálido y el lugar fantástico, salí disparado del avión como perrito emocionado por el paisaje, Rizzo me dio un empujón para pasar por delante hacia el auto, yo subí detrás de él y nos escoltaron a nuestro hotel, entré al cuarto más grande analizando todo lo que podía, el baño blanco, el enorme espejo, la cama matrimonial, Rizzo venía detrás de mí con Alezo cargando sus maletas, las dejó en el compartimiento y se retiró, por un momento creí que debía salir de la habitación de Rizzo, pero al mirarme con posesión me di cuenta que compartiremos la misma habitación, ¿Por qué? Ni idea...
-Amm...Lo siento, saldré de inmediato-
Señalé la puerta adelantándome a salir cuando el jefe castaño azotó la pared con su mano irrumpiendo mi paso, lo miré confundido inclinando mi cabeza hacia arriba para verlo a los ojos, de nuevo esa mirada posesiva.
-Has estado muy raro últimamente- Dijo.
-¿Qu-Qué?- Aún no le he dicho lo de Adolfo.
-Vamos a la playa, cucciolo-
Alejó su mano caminando hacia las maletas lanzándome un traje de baño en la cara, al quitármelo vi a un hombre cambiándose de ropa,  me sentí hipnotizado por analizar cada una de sus facciones, se quitaba los pantalones, la camisa... dejando ver un tatuaje de tigre rojo ocupando toda su espalda...que curiosidad...más no quería que se diera cuenta de mi mirada por lo que me cambié en el baño para seguir la orden del jefe y bajar a la playa.

Me senté dejando que la blanca arena se pegara a mi piel, sentí como mis ojos brillaron con el tranquilo océano, mi mamá solía decirme que cada vez que tuviera miedo pensara en el mar, porque es lo más hermoso que la naturaleza nos pudo dar, Rizzo irrumpió en mis pensamientos al interponerse en el bello atardecer hasta sentarse a mi lado y apreciar el paisaje en silencio, en la esquina de mi vista notaba como el castaño me miraba, era tan incomodo.
-¿Q-Qué pasa?-
-Nada, solo que adoro tu mirada de nostalgia-
Para lo poco que me conocía, sabia deducir a la perfección las expresiones de mi cara, como si identificara a alguien cercano a través de mí. Apenas lo miré de vuelta, él se acercaba lentamente a mi cara quedando por encima de mi cuerpo, apoyando sus brazos a los costados de mi cara, con mi pequeña mano aparté el cabello de sus ojos, dejando a la vista una mirada que no solo era color chocolate, tenía un ligero toque de miel en el centro, su rostro era tan distinto...Como si esta vez no se tratara de posesión, si no de cariño...cubrí mi sonrojo con la misma mano, la cual el quitó dejándola a mi lado sin soltarla apoyando la suya, para hundirnos en un profundo beso, sus labios eran dulces y suaves, sin embargo no dejaba de sentir vergüenza, ¿Y si alguien nos veía?
-No aprietes tanto los labios, cucciolo- susurró Rizzo con sensualidad, dejé que me guiara mientras yo pasé mi mano libre por su cabello, ¿Qué está pasando? Ya no puedo verlo de la misma manera en la que lo conocí, como si detrás de esa frialdad se escondiera un cálido corazón esperando a ser descubierto, estar así me hace sentir cosas que nunca había sentido ni con la novia más bonita del mundo, más me gustaba mucho sentir ese calor que solo él sabe transmitirme, apenas me di cuenta cuando Rizzo me tenía cargado con mis piernas alrededor de su cadera, y sin parar nos dirigimos a la habitación...

Falling for The boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora