Periodista acompañante

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P.O.V- Victor

Se veía tan lindo en la playa, sus ojos brillantes reflejando que estaba en su mundo, recordando, con una dulce sonrisa de nostalgia, no pude resistir cuando giró su mirada hacia mí, avancé hasta quedar sobre él, para plantarle un tierno beso, me sorprendió el que me haya correspondido por lo que continué dejando que pasara sus pequeños dedos por mi cabello, poco después noté que estaba pensativo por lo que lo cargué para así ir al cuarto...
Al llegar abrí la puerta de una patada, aún cargando a Noah sin terminar el largo beso que pasó de dulce a apasionado, después que el pequeño cerró la puerta lo llevé hasta la cama donde lo dejé, me posé sobre su cadera para continuar besándolo, puse mis manos por debajo de su playera, levantándola para sentir su suave piel, pasé de sus labios a su cuello, después a su estómago causando suspiros y dulces risas de Noah, tan tierno, y todo mío, bajé su traje lentamente listo para hacerlo disfrutar, segundos después mi celular vibró, intenté ignorarlo.
-D-Deberías contestar- Dijo Noah
Solté un quejido, cuando se rió de mí me recosté sobre él para pasar mis dedos por su oído y cuello para molestarlo y contestar.
-Jefe, el cliente quiere verlo-
-¿Ahora, Alezo?-
Noah puso una mano en su boca y otra sobre la mía tratando de parar mis dedos, cosa que no pudo.
-Si, ya sabe que él no espera-
-De acuerdo, ya vamos-
Colgué para después soltar un suspiro, el pequeño me miró con una confusión muy tierna, lo peiné con mi mano observándolo una vez más.
-Hora de irse...-

P.O.V- Noah

¿Irnos? ¿Ahora? Una vez entré de nuevo en mí pude reflexionar lo qué pasó, maldita sea, lo que estuve a punto de hacer, al sentir sus manos peinándome me sentí protegido y cómodo, quería quedarme así para siempre, viendo su hermosa sonrisa tan de cerca, lamentablemente se paro para arreglarse dándome de nuevo esa vista de su tatuaje.
-Amm...- ¿Cómo le digo? -J-Jefe...-
-Victor, pero solo cuando estamos solos-
Mi sonrojo creció, me dejó llamarlo por su nombre, parecía un sueño...
-Victor... Ese tatuaje...¿Qué...?-  Estaba demasiado apenado para hablar, una vez se abrochó su pantalón se acercó lentamente hasta quedar en nuestra postura inicial.
-Es lo que me relaciona a Rosso Tigre, cuando papá Rizzo estaba deprimido, el tío Adolfo me enseñó todo lo que sé, tomé el cargo y esto me une completamente-
Lo escuché con mucha atención, aunque intente hacerlo sonar frío, había un toque de calidez en su tono de voz haciéndolo sonar sensual, no puedo dejar de pensar que era lindo y tierno que para su personalidad tan posesiva y grosera, me esté contando esto con tanto amor, lucia tan sentimental que no quería ser grosero con mi curiosidad, mi voz se volvió un tímido hilo pensando mil veces como hablar...
-¿Puedo...?-
Se puso de espaldas dejándome apreciarlo, pasé mis dedos por los bordes del enorme tigre, segundos pasaron para que el celular de Rizzo volviera a vibrar, me levanté con velocidad tomando una camisa para comenzar a cambiarme sin decir ni una palabra, fue algo muy fascinante de saber, espero poder poner  esto en mi reporte...

Me encontraba con Alezo por fuera de la oficina donde estaban Rizzo y su cliente, el celular del enorme tipo sonó por lo que contestó rápido, un simple "Hola" bastó para pasarme el celular anunciando que era para mí, contesté.
-¿Hola?-
-¡Noah! ¿Qué tal, Cómo vas con Victor?-
Era S...
-¡Ho-Hola, S! Sí, todo en orden con Vic...El jefe-
Ups, espero no se haya dado cuenta que casi lo llamo por su nombre.
-"Victor" ¿eh? ¿Ya le tomaste confianza?-
Decía en tono perverso, demonios...
-Lo siento, Noah, pero estoy un poco ocupada, cuando vuelvan hablamos, bye bye- Colgó.

Los minutos eran largos hasta que por fin salieron de la linda oficina, el cliente quedó tam satisfecho, que incluso nos invitó a todos a una fiesta en su terreno de playa, así que vimos hermosos paisajes con una playa que parecía sólo nuestra, con música, comida, pero sobre todo una hermosa vista del océano bañado de un oscuro cielo estrellado, pasamos un buen rato hasta el día de nuestro regreso...

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