Capítulo XI

56 12 0
                                    

¿Qué?

Mi mente se paraliza unos segundos.

—¡No es cierto! —le digo negando también con la cabeza—¿por qué me dices eso?

—Porque es la verdad.

No le creo, pero su mirada se ve sincera y algo muy dentro de mi le cree.

—No es cierto—le vuelvo a repetir.

—Pues si no me crees anda, averigua por ti misma si cada palabra que te eh dicho no es real—me dice incitándome a que abra.

Por alguna extraña razón mi cuerpo comienza a temblar, no sé si es por el frio o por lo extraño de la situación, quiero abrir, quiero salir, pero al mismo tiempo, tengo miedo de que sea real.

—¡Anda!, Descubre por tu cuenta que todo lo que oíste es una mentira—termina diciéndome y retrocede.

Nos quedamos en silencio un momento, quiero decir algo, quiero hacer algo, pero no puedo, mi cuerpo esta física y mentalmente paralizado, no sé si me engaña o me dice la verdad.

¿Qué hago?

Segundos después el rompe el silencio.

—Aliz, te están buscando—habla más calmado—vinieron por ti y piensan llevarte con ellos, si sales y te ven, sabrán al instante que eres tú. Te están buscando a ti y créeme, jamás te han visto pero te reconocerán al instante—Comienzo a girar el picaporte con miedo para salir.

—¿Y si lo hacen? —dice cuando estoy a punto de abrir—Te quitaran lo que vinieron a buscar y puedo asegurar que te asesinaran después.

¿Asesinarme?

—Y eso—continua—pensando en que tengas suerte, pero tu destino puede ser mucho peor, ahora ve, atraviesa esa maldita puerta y te apuesto a que no llegarás viva al amanecer.

Me mira fijamente a los ojos, por fuera yo también le miro con rabia y enojo, pero por dentro mi cuerpo tiembla de miedo.

¿y si es cierto? No. Claro que no es cierto, no puede ser cierto.

—El nombre de la chica a la que buscan es Aliz, nacida un 15 de junio a las 3 de la tarde.

Levanto la vista y le miro a los ojos, el me mira sin expresión alguna y su mirada penetra mi cabeza hasta un lugar desconocido.

Entonces le creo.

La aceptación me cae como agua helada sobre el cuerpo, estoy básicamente paralizada.

Por un momento más me quedo mirando fijamente los ojos del joven, algo en mi interior me dice que es cierto, que soy yo a quien buscan y que van a asesinarme, pero quiero buscar en su mirada un destello que me diga que solo me engaña, que nada es cierto o que simplemente quiere evitar que salga porque él también tiene miedo.

Pero eso no va a pasar, sé muy bien que eso no va a pasar.

Suelto el picaporte y me recargo sobre la pared del baño, comienzo a deslizarme hacia el suelo doblando las rodillas y las deslizo junto a mi pecho, me abrazo y oculto mi cabeza entre los brazos.

Tengo un caos de preguntas incompletas en mi mente y ninguna terminada como para decirla.

Finalmente cierro los ojos y trato de relajar la tensión que se ha formado en mi mente.

Trato de retroceder el tiempo en mi mente y obligo a mi yo del pasado a negar la invitación de Marcos.

Marcos ¿Cómo estará? ¿Estará bien?

De repente siento que él está bien y que no me debo preocupar por eso, por lo único que tengo que preocuparme ahora es por mí, por esconderme y por rezar que nada malo me pase—¿Rezar? —No sé cómo puedo pensar eso, ¿cómo puedo ser tan egoísta con mi amigo? él debe estar igual de atemorizado que yo. ¿Qué le estarán haciendo a él y a mis demás amigos?

No debimos haber venido, hacer esto fue un grave error. Nada de esto hubiese pasado si me hubiera quedado en casa, haciendo la tarea, pero él hubiera no existe. Lo hecho, hecho esta.

Miles de voces comienzan a sonar en mi cabeza, pero me doy cuenta que soy yo misma, tratando de negar lo que sucede.

Esto no es verdad...

No es cierto...

Todo es una farsa...

El solo está jugando contigo...

Te miente...

No le creas...

No le creas...

No le creas...

No le creas...

—No te creo—Escucho mi voz muy lejana.

—¿Aliz...? —Se escucha un susurro a mi lado.

—Aliz—vuelve a sonar y me despierto, no recuerdo haberme quedado dormida.

Abro los ojos, alzo mi cabeza y veo al joven en cuclillas frente a mí, con una mano en mi hombro, tal vez me ha movido para despertarme, pero no lo eh sentido.

—¿Estabas durmiendo? —Me pregunta, pero no le contesto—Levántate, todos se han ido, necesitamos buscar una habitación decente para que descanses mejor.

—¿Una habitación? —digo todavía con voz adormilada y confundida, pero reacciono inmediatamente—No, quiero irme a mi casa, mi padre debe estar muerto de la preocupación ¿y mis amigos? ¿Qué ha pasado? ¿A qué hora es?

—No te preocupes por tu padre, él está enterado de todo lo que ha sucedido esta noche, ¿Quién crees que me contrato? No creerás que mis servicios son gratis. Le informé todo lo sucedido, así que ya sabe que estás conmigo. Tus amigos están bien, se fueron hace tres horas. la casa está totalmente vacía, incluso el Rey David se ha ido—dice riendo—son exactamente las tres de la madrugada. ¿Alguna cosa más que desees saber?

—No, bueno sí, quiero respuestas, pero no creo tener las preguntas para ellas.

Una corriente de aire me roza la piel y siento frío en las piernas, me subo la cremallera y vuelvo a abrazarme.

Mis pies están helados por la falta de calzado.

—Supongo que eso se debe al golpe que te has dado en la cabeza, ven, te ayudaré a levantarte, necesitamos buscar una habitación para que descanses, hay que revisar ese golpe.

Toma mi mano y jala de mí para levantarme, pero al hacerlo, la rapidez del movimiento provoca un golpe interno en mi cabeza, una descarga eléctrica atraviesa mi cuerpo y la vista se me oscurece.

Atrapasueños "El Comienzo de una Pesadilla"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora