Cap. 2

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Mansión Lancáster

Domingo, 9 de marzo de 2008

Antes

Los últimos meses me han servido como unas buenas y relajantes vacaciones en Moscú. Reencontrarme con mis amigos de toda la vida fue inolvidable e incluso hasta ahora se siguen sorprendiendo por lo poco o nada que quedaba de la Mila que habían conocido hace tantos años.

Barcelona había terminado por cambiarme y ahora estaba más decidida que nunca. Incluso mis propios padres no pudieron evitar preguntar: ¿qué me había sucedido? Quizás, porque ya no veían a su hija llorona que les echó en cara que no tuvieran tiempo para ella, como hace casi dos años. Mi vida se ha vuelto independiente de todo y ha provocado que madure como mujer.

Durante las últimas semanas de vacaciones en mi país, papá tuvo – como pocas veces lo ha hecho – una profunda conversación conmigo. Desde ese día siento que ya soy considerada como una "adulta", y que las decisiones que tome desde ahora serán decisivas para el futuro que me espera.

- Nunca dudé que heredarías mi temple y habilidad para los negocios, Mila. – Exclama en medio de una expresión sincera, mientras me observa desde el otro lado del escritorio.

- Por algo soy tu única hija. – Respondo medio en broma, ya que hacer reír a mis padres es una tarea difícil.

- Despegarte de nosotros fue la mejor decisión, aunque tu mamá se opuso hasta el final y es algo que recién me atrevo a confesártelo – exhala-. Si lo hubieses sabido, seguro que no aceptabas irte a Nueva York.

Escuchar esa revelación me descoloca por un momento. ¡¿Mamá estaba en contra?! Si recuerdo que ella fue la que prácticamente todos los días me recitaba los beneficios que tendría al estudiar en otro país y siempre la vi tan entusiasmada – claro que de una manera fría-, quizás de ella he heredado la cualidad de poder aparentar una personalidad frente a los demás.

- Algún día todo esto será tuyo y sé que lo llevarás a lo más alto.

- Para eso es que estoy esforzándome tanto y lo seguiré haciendo. – Contesto con una sonrisa de suficiencia.

Mi ego se ha multiplicado por diez. Recibir un elogio de papá, ¡sucede muy pocas veces!

- ¿Cuál crees que es la estrategia del éxito de "nuestra" empresa? – Sus ojos me escudriñan por unos segundos, tratando de encontrar vacilación en mi respuesta, pero no pongo nerviosa. Le tengo que demostrar que puede confiar en mí.

- Una empresa no la dirige una sola persona, se necesita la colaboración de muchas y, a la vez, que sean competentes en el papel que desempeñen. – Respondo con profesionalismo al erguir la espalda.

- Exacto. Y eso es lo que te aún te hace falta aprender, Mila. – Pestañeo con rapidez ante su comentario, el cual va en serio. – En ningún libro ni clase que recibas en la universidad aprenderás sobre cómo escoger a la gente adecuada para dirigir a tu empresa.

- Asumo que es necesario ir a la práctica para aprender.

Sin responderme se coloca de pie y se pasea por la oficina. Transcurre un interminable par de minutos en silencio, lo cual me indica que está por decidir algo muy importante. Cuando por fin regresa a estar atrás de su escritorio me examina con una mirada cargada de orgullo.

- Apenas tienes 21 años, cualquiera diría que eres una niña para meterte al mundo empresarial, sin embargo, estás demostrándome la actitud primordial que se necesita para ganarle a todos: la decisión.

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