Cap. 6

12.3K 604 106
                                    



Ciudad de Nueva York

Domingo, 23 de marzo de 2008

Arantxa

¡Enamorarla! Eso es lo que había respondido mi pandita. Estuve a poco de ponerme a llorar al escucharla, pero su beso fue la mejor salida a esta hermosa e inesperada situación. Nuestros labios se acariciaban no con fuerza, sino con hambre por sentir la pasión que solo ellos desatan entre sí. Mis manos atraparon su cintura mientras las suyas permanecían firmes como una cerradura en mi cuello. No me quería dejar ir, y tampoco tengo pensado hacerlo.

Tuvimos que separarnos unos segundos para recobrar el aire, pero nuestros cuerpos seguían muy cerca; estoy segura de que puedo escuchar el alocado palpitar de su corazón y siento que sus manos tiemblan de deseo por recorrer mi piel. Me muerdo la parte inferior del labio sacándole un suspiro al observarme.

- Extrañaba que hicieras eso. – Murmura al imitar el gesto y fue casi como si un relámpago de placer me recorriera la espina dorsal.

- Y yo deseaba tenerte entre mis brazos, besarte y amarte.

Luego de tanto, por fin lo había dicho. Desde hace años he tenido miedo a esa palabra, pero desde que llegó Mila a mi vida poco a poco se reavivó ese sentimiento en mi ser.

De improvisto, Mila se balanceó un poco entre mis brazos y caí en cuenta que no sabía cuánto alcohol corría por su sangre. Puede que todo esto se trate solo de un arranque de ¿euforia?, y que la rusa en realidad está haciendo una locura que por la mañana ¿se arrepentirá?

Cerré los ojos y arrugué la nariz ante un escenario como ese. ¡Quiero que esto se real! No un simple impulso.

- ¿Qué pasa? – Pregunta confusa al mover la cabeza de un lado al otro.

- No deberías estar aquí. – El corazón se me parte al decirlo. – Estás...

- ¿Estoy borracha?, ¿no soy consciente de mis actos? – ríe al soltarse de mi agarre y se aleja hacia los sofás de la sala.

De ninguna manera Mila está con copas de más. Esa mirada decidida por obtener lo que quiere es bastante convincente. La sigo con la mirada hasta que se sienta en el sofá más largo y se cruza de piernas, lo que provoca que su vestido de fiesta se suba unos centímetros dejando la piel desnuda.

Tragué saliva al observa lo realmente hermosa y sexy que se ha puesto desde su viaje a España. Es muy diferente admirarla en la universidad que tenerla una madrugada en mi casa. Si lo que quiere es hablar entonces estoy dispuesta a acompañarla, pero de ninguna manera caeré en ese jueguito de seducción.

Doy un par de pasos hacia el mismo sofá, pero dejo un espacio libre entre las dos antes de sentarme. Le lanzo una mirada firme y sin rodeos. Necesito saber si todavía existe algo que nos pueda unir otra vez y para siempre.

- Si Luca te pone celosita, ¿por qué le sugeriste que me llevara a ese restaurante?

- ¡Él no me pone celosa! Otra cosa es que no lo soporto. – Las palabras salen de mi boca envueltas en flamas.

- ¿Entonces, por qué?

Sonrío con aire de victoria y respondo:

- Sabía qué pensaría en mí, pero no me imaginé que vendrías a estas horas solo para confirmar mis ideas.

- He cruzado media ciudad para más que eso.

Murmura sensualmente antes de inclinarse un poco hacia mi lugar, reduciendo un poquito ese espacio que nos separa y me hace sentir a salvo, por ahora.

¿Jugamos? EnamórameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora