Prologo

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Dedicado a mi madre y a mi tío, la prueba viviente de que los ángeles existen y por supuesto a mis siete Elegidos sin los cuales esto no hubiera sido posible.


Hubo alguna vez una era sin humanos, ahora los ángeles son los únicos con la capacidad de recordarla. Saben que fue una era de gran paz, que los animales y la naturaleza convivían en perfecta armonía, que el planeta no agonizaba como ahora y lo más importante, la obscuridad, no consumía cada rincón de él.

La mayoría pensaba que la humanidad era la causante, y en cierto modo, estaban en lo correcto.

Ocurría pocas veces, las reuniones con su señor, a pesar de lo que los humanos pensaban, eran pocas y se realizaban únicamente antes de algún enfrentamiento contra los ángeles caídos o cuando trataban algún tema de importancia, como en ese momento.

—La decisión está tomada— Habló firme la voz de aquel a quien, aunque no se atrevieran a decirlo en voz alta, incluso Lucifer y sus demonios temían.

—No los destruyas, te lo imploro— Se aventuró a suplicar el ángel sentado a su derecha, consciente de que si su señor había tomado ya una decisión, ni él ni nadie podría contradecirlo.

—Miguel, tú sabes tan bien como yo que la humanidad ha demostrado no ser más que una gran decepción para todos nosotros. Sus familias están rotas, roban, mienten, se matan unos a otros, la maldad los ha consumido..., y tristemente, en estos tiempos el perdón ya no es posible para ellos.


—Pero sabemos que no todos son iguales, entre tanta obscuridad, hemos sido capaces de rastrear a aquellas almas que todavía continúan siendo tan puras como las...

— ¡Ya basta! — Levantó una mano para hacerlo callar —He dicho que la decisión está tomada. Ellos tuvieron muchas oportunidades y las desperdiciaron todas.

—Tal vez no— Volvió a hablar Miguel provocando que todos los presentes en la habitación volvieran sus miradas hacía él, no sólo por la sorpresa de verlo ignorando la orden de guardar silencio, sino porque la promesa de una idea destellaba en sus ojos —Tú has dicho que les has dado muchas oportunidades a los humanos y que las han desperdiciado todas, pero nos hemos olvidado de que aún existe una manera en que su especie puede llegar a ser salvada— Añadió ante la mirada fulminante de su señor y como acto seguido, se apresuró a abrir la conexión a sus pensamientos para permitir que todos los presentes fueran capaces de verlos.

—Se descartó esa idea hace mucho, ellos no tienen la capacidad.


—Yo no diría eso— Replicó Gabriel, dedicándole un asentimiento a su líder en señal de apoyo.

— ¿Qué están sugiriendo?


—Que hagamos todo lo que habíamos planeado hace tiempo, traerlos, entrenarlos, hacer que sean ellos quienes peleen.

— ¿Acaso no saben lo que están diciendo? Si ellos fallaran no sólo estaríamos poniendo en juego el destino de su especie, sino también…


—El orden de las cosas y nuestra misma existencia, lo sabemos— Lo interrumpió Rafael, y ahora que los tres principales habían hablado los otros no tenían mucho que decir.

—Y así lo aceptamos— Respondieron todos al unísono.


—Tienen que saber que en cuanto todo esto inicie, no podrán contar con mi ayuda si las cosas se salen de control, serán su responsabilidad, por eso se los pregunto ahora ¿Existe algo que requieran para comenzar?

—Un lugar a donde podamos ser capaces de llevarlos, donde puedan estar a salvo de los Caídos y llevar a cabo su entrenamiento sin ninguna complicación— Dijo Miguel.

— ¿Algo más?


—Uno más de nosotros, la amenaza que ellos representan ha crecido, por lo que pienso que tendrán mucho más oportunidad si su número también es mayor.

—De acuerdo. Llámenlos – Accedió y sin más sus siete servidores asintieron.

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