Epilogo

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Creo que esta vez si llorare, enserio. De antemano muchas gracias a todos aquellos que me acompañaron a lo largo de esta historia, los amo 💙💙💙

Las lágrimas bajaban por su rostro, sentía que el aire había comenzado a faltarle. Después de que Aaron desapareciera sintió que sus piernas dejaban de funcionarle y estuvo segura de que se habría caído de no ser por el agarre de Anthony sobre ella, que la aferraba contra su pecho en un intento de reconfortarla.
— ¿Qué fue lo que le hicieron?— Preguntó, con apenas un hilo de voz.
—Resolvimos la situación, es problema de los Caídos ahora— Respondió Gabriel.
— ¿Lo entregaron a esos sádicos?— Intervino Mariela, quien se encontraba colocando una de sus manos sobre la espalda de su amiga.
—Es uno de ellos, eso era la único que podíamos hacer pero si es que las tranquiliza un poco, nuestros poderes no funcionan en su guarida, así que solo hemos sacado a Aaron del Santuario, él tendrá que buscar al resto de los suyos por su cuenta— Sentenciaron los ángeles
— ¿Es que no lo entienden? No tuvo elección lo hizo para salvarme, sin lo que hizo yo probablemente estaría muerta— Soltó Lizbeth.
—Por supuesto que no, te encontrarías en perfectas condiciones.
—No pueden asegurarlo, así como tampoco pudieron asegurar que los Caídos no podrían hacernos daño cuando accedimos a encontramos con ellos. Aaron tenía razón, basta de mentiras…, por favor, por favor déjenlo regresar— Suplicó, con todavía más lágrimas resbalándole por las mejillas.
—No está a discusión y tampoco continuaremos hablando sobre esto —Declaró el ángel y después fijo su mirada en el resto de sus compañeros que hasta ese momento se habían mantenido callados —Alex y Chayna lleven a Lizbeth a la Sala Portal, averiguaremos que tan grave es lo que Aaron le hizo— Continúo, sin embargo en el momento en que los dos Elegidos se acercaron a ella, Chayna ya sin el arco en las manos, con una mirada que parecía tratar de decirle que lo sentían, los empujo lejos para caminar hasta donde se encontraban los ángeles.
—Un momento, aún no he terminado con… — El sonido de un crujido similar al que realizaría un hueso al romperse, seguido del de un grito ahogado, alertó nuevamente a todos los presentes. Lizbeth se había detenido, pero no porque quisiera hacerlo, sino porque el fuerte dolor en su espalda la llevo a ello.
—Liz ¿Qué te pasa?— Escuchó que Mariela le preguntaba, pero su voz le sonó como si se encontrara a kilómetros de distancia.
Otro crujido y a pesar de que su amiga intento sostenerla, cayo de rodillas sobre el suelo con la espalda completamente arqueada, impidiéndole observar que tanto ángeles como Elegidos, corrían a posicionarse a su lado.
— ¿Qué es todo esto? ¿Qué le está sucediendo?— Preguntó Anthony, esforzándose al máximo por no comenzar a gritar.
—Ya inicio— Masculló Miguel.
— ¿Qué fue lo que inicio? ¿De qué están hablando?— Quiso saber Mariela, casi al borde la histeria.
— Miguel, le están rompiendo todos los huesos— Dijo Rafael.
—Lo sé, pero no podemos pararlo, sería peor para ella.
—Liz, escúchame ¿Si? Te pondrás bien, vas a estar bien— Le susurró su amiga.
—Aaron— Fue lo único que dijo, apenas lo suficientemente alto como para que todos en la habitación hubieran podido oírlo, solo unos cuantos segundos antes de que desde su espalda, dos medias lunas comenzaran a emerger, de un blanco etéreo excepto por las gotas de líquido color rojo que las adornaban.

La marca de la impureza, la sangre.

Autora: Jajaja ¿No creeran que realmente es asi como acabara o si?

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