Feliz lectura 💙💙💙
Volver a su hogar siempre resultaba reconfortante. Después de la prueba de Anthony habían regresado para planear el siguiente aspecto del entrenamiento.
El progreso entre todos ellos comenzaba a ser evidente por lo menos, sus habilidades estaban creciendo, únicamente hacía falta un Elegido por realizar su prueba, la convivencia entre todos ellos parecía estar mejorando e incluso habían conseguido que el asunto de Aaron no les representara ningún problema.
Si Miguel era sincero, el único aspecto de los Elegidos que todavía le provocaba incertidumbre era Lizbeth. Después de lo ocurrido durante su pelea con Aaron no habían vuelto a verla, ni siquiera en la prueba de Anthony pero sabía que estaba bien, podía sentirla y a pesar de que tenía una muy buena idea de donde se encontraba, no era eso lo que le preocupa sino todo lo que sentía en torno a ella. El exceso de miedo que le impedía utilizar sus habilidades cómo tenía que ser y aunque no hubiera querido admitirlo en frente de Zadquiel, la extraña conexión que mantenía con Aaron. Sabía que su compañero tenía razón, simplemente se había negado a creerlo. Le preocupaba que aquello complicara las cosas, que de alguna manera…
—Esto sin duda sería mucho mejor con un pequeño toque de diversión ¿No lo creen?— Una voz conocida interrumpió sus pensamientos, sabía perfectamente a quien pertenecía pero aquello no le tranquilizo en lo más mínimo. Se llevó una de las manos hasta la empuñadura de su espada por puro instinto y la colocó entre él y su oponente.
— ¿Qué estás haciendo aquí? No lo tienes permitido, se te expulsó de este sitio hace mucho tiempo— Preguntó, al tiempo que el resto de los ángeles se posicionaban a su lado, preparados para atacar.
— ¿Enserio? Pues eso es una pena porque debo decir que estoy comenzando a sentirme bastante cómodo— Respondió él sin inmutarse, sentándose en uno de los asientos reservados para los representantes de la Corte, con una sonrisa maliciosa en el rostro y sin sentir el más mínimo dolor que las quemaduras de permanecer en aquel lugar debían provocarle.
—No intentes jugar con nosotros Luc…
—Realmente prefiero que me llamen por mi nuevo nombre— Le interrumpió, para ese punto el resto de su ejército ya se encontraba con arma en mano, sin embargo a Lucifer no pareció ni siquiera importarle.
—Christian ¿No es cierto? ¿Es una burla acaso?
—Vamos Miguel, relájate un poco, he venido aquí sin intenciones de pelear.
— ¿Por qué siento que te refieres a lo contrario entonces?
—Porque eres aburrido— Respondió, levantándose del asiento para comenzar a caminar entre todos ellos.
— ¿A qué viniste?
—A visitar a mis viejos amigos por supuesto, además de proporcionarles un poco de información que podría serles de bastante utilidad, ya saben por los viejos tiempos— Explicó
— ¿Qué clase de información podrías darnos tú?— Cuestionó Miguel, acercando todavía más la punta de la espada a su cuello cuando lo tuvo lo suficientemente cerca solo para demostrar que él no hizo otra cosa más que permitirle un mejor acceso, incitándolo.
—Verán, el día de hoy, mis Caídos y yo tomaremos cada alma que aún no haya sido juzgada y las usaremos para aumentar nuestras filas.
—Lamento arruinarte los planes pero el purgatorio se encuentra asegurado bajo nuestra protección, nunca llegarían a ellas aun si así lo quisieras— Le informo el ángel.
—Comprendo y estoy bastante consiente de que es así, excepto en estos últimos días o ¿Es acaso que nuestro adorado creador no les ha dicho que después de un muy amistoso encuentro entre ambos por cierto, las protecciones celestiales han caído? — Los cuerpos de todos los ángeles sin excepción se tensaron de inmediato y Miguel solo deseo que Lucifer no lo hubiera notado.
—Mientes, si es así ¿Por qué venir aquí? ¿Qué me impediría retenerte aquí hasta que el peligro haya pasado?
—Nada pero vamos Miguel, no juegues conmigo, respóndeme algo ¿En verdad sus poderes serían suficientes para hacerlo? Eso sin mencionar claro, que en vista de que me siento extremadamente generoso el día de hoy? he decidido concederles un poco de misericordia, algo que yo que ustedes no desperdiciaría. Nosotros prometemos no hacer nada, siempre y cuando conozcamos a los famosos Elegidos en persona y por supuesto al chico indefinido, a propósito ¿Le han dicho ya la verdad?— La mención de Aaron le hizo tensarse todavía más, no tenía idea de que los Caídos tenían conocimiento de él, habían manejado el asunto con toda la discreción posible, sin embargo supuso que era inevitable que no lo hicieran.
— ¿De que estas hablando?
—Sabes perfectamente a lo que me refiero ¿Sabe que tiene la capacidad de decidir que bando tomar?
—Aaron es un Elegido, es lo único que tienes que saber y que no accederemos a tus exigencias.
— ¿Por qué? ¿Tienes miedo que de ser así Aaron elegiría algo diferente?
—No, lo digo porque tú conoces las reglas tan bien cómo yo.
—Lamento informarte, querido amigo que las reglas que tú crees que protegen a sus pequeñas mascotas así como a ustedes, tampoco son válidas ya.
— ¿Nos estas chantajeando?
—Si es eso lo que quieres creer adelante pero piensa en una cosa, si he conseguido la fuerza para llegar hasta aquí y permanecer en territorio sagrado todo este tiempo sin sentir dolor ¿Por qué no tendría el poder suficiente para cambiar las reglas? Acéptenlo de una vez, mientras sus poderes son cada vez más débiles los nuestros crecen— Los miró a todos, sonriendo nuevamente —Una hora, es todo lo que les puedo ofrecer y será mejor que no falten, no creo que resistan la pérdida de más almas todavía.
Una última mirada y luego la risa de Lucifer fue lo único que resonó en la habitación aun incluso cuando su imagen desapareció.
—Miguel, no tenemos elección, él tiene razón no soportaremos otra perdida cómo esa— Le dijo Gabriel, una vez todo regreso a la normalidad.
—Tampoco tenemos garantía de que cumpla con su palabra— Recordó, abriendo mucho los ojos al darse cuenta de que sus compañeros realmente lo estaban considerando.
—Pero si lo hace, ni siquiera llegaremos al día de la pelea.
—Estoy de acuerdo con Miguel. Los Elegidos no están listos para enfrentarse a algo así— Soltó Zadquiel.
—Si lo están, solo necesitan que confiemos en ellos— Lo contradijo Rafael.
—Confió en ellos— Afirmo Miguel —Pero en él no, tiene muchos recursos, no quiero que les haga daño.
—No pueden.
—Claro que si— Llevo ambas manos a su rostro —Las protecciones ya no son válidas.
— ¿Qué?
—El terreno ganado por la obscuridad es demasiado. Lucifer tiene razón, ellos escriben las reglas ahora y nosotros ya no tenemos permitido involucrarnos en este tipo de cuestiones, no podemos hacer nada.
—Y obtendrán todavía más si dejamos que tomen esas almas, el riesgo es demasiado— Informó Remiel.
—Estarán bien— Intentó tranquilizarlo Gabriel, sin embargo no lo consiguió porque la sensación de que aquello era una mala idea todavía permanecía presente en su mente cuando colocó la palma de su mano derecha sobre la parte de su brazo donde al igual que los Elegidos él también tenía un orientador.
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Elegidos
FantasiLos días de la humanidad estan contados. El creador ha decidido terminar con su existencia y solo los ángeles creen que existe una forma de que pueda ser salvada. De esa manera Lizbeth, acompañada de Sebastian, Janet, Alex, Chayna, Sarahi, Mariela y...