Tome el tren de las diez en punto frustrada y cansada ¿La razón? Mi novio, que no tengo ni idea si lo siga siendo...simplemente no puedo aguantar a cada rato sus tontos celos e inseguridades, su miedo a lo que la gente diga de nosotros. Entiendo que no ha de ser sencillo para él que tiene ya dos hijos pero tampoco lo es para mi el que me oculte de todos, se siente feo.
Me senté lo más lejos de la gente que pude, necesitaba estar sola o al menos intentarlo. Tome una liga y ate mi cabello rosa en una coleta alta, recordando aquella vez en la que nos conocimos y me dijo que amaba mi color de cabello.
¿Porque tenia que ser tan complicado? ¿Porque siempre terminábamos discutiendo por lo mismo? Yo lo amaba como lo que es y lo que no ¿Es que acaso no lo podía ver? Su argumento siempre era "Es que eres joven y te estoy robando todo eso" ¡¿Robarme que?! ¿Fiestas en la madrugada llenas de alcohol? ¿Miles de citas con extraños? Ok, si, podría ser divertido pero por algo no me voy de su lado, ¡Porque él es lo que quiero y necesito!
Al bajar del tren camino rápidamente hacia mi casa, una vez dentro, aviento las llaves junto a mi mochila y me dejo caer en el sillón. De pronto es como si todo se iluminara en mi mente. Tomo el teléfono y un poco dudosa marco el número de Robert.
Su buzón de voz salta casi de inmediato, lo cual agradezco. Me aclaro la garganta y sin más dejo salir todo.
--Ya lo he pensado muy bien y creo que tienes razón Downey. Entiendo que tengas miedo de lo que diga la gente cuando se entere, entiendo que bromeen con la edad, entiendo todos tus argumentos pero ahora debes entender los míos. Se siente horrible que me rechaces o que me ocultes de incluso nuestros amigos, se que no lo merezco. Solo quisiera que dejaras de pensar en los demás y pensaras en mi, que por una vez dijeras "Al diablo la edad" y me tomaras la mano frente al mundo, pero se que nunca sucederá. Descuida, no estoy enojada, simplemente debo seguir mi camino y encontrar a alguien que sea acorde a mi. Siento ser una infantil para ti pero es lo que soy y siempre seré, aun así gracias por todos los lindos momentos--colgué evitando lagrimas.
Me levante y comencé a ver si tenia algo en refrigerador para cenar mientras veía televisión, no quería enfocarme en lo malo de esto. Prepare un sándwich justo cuando el timbre sonó. Deje el cuchillo sobre la mesa y fui a abrir.
Mi boca toco el piso al ver a Robert para frente a mi mirándome fijamente. Entonces recordé el mensaje que acababa de dejar en su contestadora...¡Maldición! Ahora debía decírselo de frente.
--Yo...--comencé.
--Dime que es una broma el mensaje que dejaste--Bueno tal vez no tenga que decírselo ya.
--No, es la verdad--él entro sin más a mi departamento un poco confundido--Oh por favor pasa--dije irónicamente.
--No puedes dejarme
--¿Quien te dijo que no?--respondí alzando una ceja--Puedo tomar mis propias decisiones y...--él me abrazo fuertemente rompiendo mi argumento.
--Lo siento--dijo--a veces suelo ser un idiota pero si lo que tu quieres es que le digamos al mundo que estamos juntos, lo haré. Siempre he querido que lo sepan pero me da pánico saber lo que digan de ti, lo que te pase a ti...
--No me va a pasar nada--lo mire--tal vez me insulten, nos insulten pero no me importa, de verdad que no...pero aun así creo que es mejor alejarnos yo...
--Mejor cállate ¿Crees que no extrañaría tu cabello rosa? Fue lo primero que me hizo voltear a verte, entonces ¿Al diablo con la edad?--reímos.
---Al diablo con la edad...--dije antes de besarle.
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--Aun así, prefiero que vayamos despacio, tal vez primero con nuestros amigos
--Me parece perfecto ¡Oh! por cierto, eres un estúpido si crees que merezco algo mejor que tu, porque después de ti nada es mejor--fue esta vez él quien dio pie a un lardo beso que disfrute.
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