Capítulo 2: ¡Imbécil!

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Y ahora que ya conocen al "Señor Imponente" seguiré narrándoles esta historia. Me hubiese gustado decir que era realmente encantador, pero en honor a la verdad debía confesar que él no era más que la mano derecha del mismísimo demonio. Esa era la descripción más acertada que podía tener en estos momentos y como si no fuese ya suficientemente malo, lo peor aún estaba por venir.

- ¡Sakura! – gritaron mi nombre. Yo iba ya de salida.

- ¿Qué pasa Tsunade-sensei? – me volteé para poder encararla.

- No has ido al laboratorio estos días, solo me preguntaba si todo iba bien. Por cierto, ¿el Uchiha te hizo llegar mi recado?

- Sí, algo de que se adelantó la excursión, ¿no? – ella asintió.

- No sé qué están pensando, según el departamento, habían llegado a un acuerdo con el consejo estudiantil.

- ¿Por qué un acuerdo con el consejo estudiantil? – pregunté sin entender muy bien a qué se refería.

- Sí, para que la fecha original de la excursión no chocara con las del consejo y sus actividades. ¿Sasuke no te ha hablado de eso? – negué con la cabeza ante su cuestionamiento – Y eso que él es el presidente, pero no debe olvidar que también es el delegado de la clase y que tú eres subdelegada.

- Nosotros casi no hablamos... - el ambiente se tornaba tenso.

- Hmm, ya veo... ¡Oh, casi lo olvido!, toma – me entregó un sobre – échale un vistazo cuando llegues a casa... Por cierto, ¿qué hay del nuevo profesor? – su pregunta hizo que un calor extraño recorriera mi cuerpo.

Desde que había entrado a este colegio tenía la costumbre de quedarme luego de clases para hacer mis deberes en el aula, ¿la razón?, me concentraba mucho mejor que en casa. Ese lunes me quedé como de costumbre y para mi sorpresa alguien más pensaba lo mismo.

FLASH BACK

Llevaba unos 10 minutos sola, todos se habían ido ya a casa y la tranquilidad que ahora se respiraba era propicia para adelantar mis deberes, pero esa paz no duraría demasiado. La puerta se abrió lentamente y una característica cabellera plateada se hizo notar. Mis músculos se tensaron al instante y nuestros ojos se encontraron en un incómodo momento.

- Disculpe, no sabía que usaría el salón – dije mientras recogía mis cosas apresuradamente, por alguna razón me sentía muy nerviosa y mis manos sudorosas eran prueba de ello – Yo... ya me iba – él aún permanecía parado en la puerta ocupando mi única escapatoria.

Apreté contra mi pecho la libreta que llevaba en mis brazos e intenté pasar a un costado de él, pero ágilmente tomó uno de mis brazos haciendo que mi libreta cayera al suelo. Me miró con intensidad y tuve algo de miedo, era tan alto y seguro que no había ni una pisca de duda en lo que hacía. Su otra mano se dirigió con una lentitud terrible hacia mi rostro y por alguna razón cerré con fuerza mis ojos, mi pulso se había acelerado muchísimo. Su mano ahora recorría mi espalda, ¿qué estaba haciendo y por qué no se lo impedía? Sentí que algo se desprendía de mi saco y abrí los ojos estupefacta. Él sostenía un trozo de esas pequeñas notas de colores.

- ¿Quieres tener sexo conmigo? – su voz era demasiado varonil y tuve que dar un paso atrás aterrada – Le pueden tomar la palabra si va por ahí preguntando eso... ¿Cómo era su nombre?... ¡Ah, sí!, Haruno.

Volteó la notita de color verde que sostenía en su mano. Palidecí de inmediato mientras que el enojo comenzó a devolverme algo de rubor. Tomé el papelito y lo destrocé por completo para luego tirarlo a la basura.

- Fue Karín – dije tratando de defenderme y que no se hiciera una idea equivocada de mí – Ella se disculpó conmigo porque Sasuke se lo pidió y hasta me abrazó... Sí, debe ser ahí cuando me lo pegó. La voy a... – mis palabras se acumulaban y estaba dándole explicaciones a alguien que ni siquiera las había pedido.

Soy Un Fracaso, SenseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora