11. Jugamos al Frisbee mas peligroso de todos los tiempos

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Lee

No era tan buena idea como sonó.

Después de colocarnos otra capa de magia (iguales, da igual) fuimos a través de las escaleras de nuevo, tomamos unas provisiones de la zona de alimentación y subimos hasta la sala.

Por un momento, Marcus se detuvo, encendió su báculo y golpeó la puerta, luego la abrió con una llave extraña.

Entramos a un corredor de unos 10 metros de alto, pero parecía mas una cueva subterránea, las paredes estaban llenas de tierra, jaulas estaban repartidas por todos lados, en ellas, diferentes criaturas estaban capturadas.

-Por qué crees que está aquí? -preguntó Marissa.

-Aquí encierran las armas mas peligrosas, los monstruos son los mas peligrosos y mejores guardianes de los tres mundos.

Me negué a ver muchas cosas, pero por el rabillo de mi ojo ví a criaturas aladas, monstruos con muchos brazos, cabezas o garras, y, lo que supuse, eran espíritus.

Finalmente llegamos a la principal, una inmensa jaula que llegaba hasta el techo, los barrotes estaban tan separados que un luchador de sumo podría deslizarse entre ellos sin problemas.

-Cuidado -dijo Marcus -quedense detrás.

-Por qué tenemos...?

¡FASSSS!

Un torbellino de llamas salió disparado de dentro y por poco me vuelve brocheta de Lee.

-Por eso.

Entonces lo que estaba dentro se movió hacia nosotros y la vimos claramente.

No sé como no salí corriendo cual gallina en un asado después de verlo.

Era gigante, aparte de largo. Tenía una larga cabeza de dragón dorada y ojos rojos color sangre. De allí nacía un cuello tan grueso como un tubo de transportación de Futurama, y seguía y seguía hasta quien sabe donde, con cuatro protuberancias inferiores que daban a las patas. Más, otras dos superiores que daban a unas inmensas alas.

Me miró, su cabeza era tan grande como mi habitación de la escuela.

-Un dragón -dije.

-Si, Sherlock. -dijo Marcus -un dragón dhahabi para ser exacto.

El dhahabi nos miró un momento, como si dijera: <<Si, ese soy yo. Ahora, dejenme comermelos>>

-Chicos -dijo April -miren.

Apuntó hacia el estómago del dhahabi donde yacía una larga guadaña de hueso.

-Ahí está.

-Y... Cómo la sacamos? -preguntó Liz.

Buena pregunta, pensé.

Entonces vi a un lado, allí un montón de carne fresca estaba apilada.

-Eso... -Apunté hacia allá -Así lo sacaremos.

Tomamos el pedazo mas grande, que era de mi mismo tamaño, y lo llevamos con el dragón.

-Oye -lo llamé -Quieres?

Lanzó un montón de llamas como si suspirara de alivio.

Vale, primera fase, completada. Siguiente fase, acción.

Nos deslizamos por los barrotes y el monstruo se entusiasmó, estaba a punto de lanzar un mordisco (y tragarnos a todos de paso) cuando yo grité:

-¡Alto!

El Báculo De LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora