Observé que a mí alrededor solo me rodeaban grandes pinos, robles, distintas plantas y piñas que adornaban el suelo cubierto de hojas secas y bellotas. Traté de no tropezar con ellas pero fue en vano. No tenía una buena orientación pero sabía con bastante certeza de que eran más de las tres de la madrugada. Ni siquiera tenía el conocimiento de cuál sería mi destino; pues, los únicos recuerdos que estaban en mi mente eran de mi rodeada de los invitados de alta sociedad en uno de los salones de la casa, presionándome con asuntos del matrimonio de mi madre y de cómo cambiarían las cosas ahora que mi padre estaba muerto. Porque últimamente esas eran las noticias: viuda del difunto Conde de Helston se casa con el Gran Duque de Inglaterra. Viéndome en ese momento totalmente perdida y por algún motivo corriendo de alguien o algo eran los únicos recuerdos que conservaba de esa espantosa fiesta, el cómo había resultado ahí, era todo un misterio. Reconocía este bosque por todas las veces que había recurrido a él para escaparme de la realidad, por eso me resultaba tan extraño huir y ni saber a dónde me dirigía; sin embargo, con mis dudas floreciendo en mi interior, no me detenía.