Dando un paso al frente, totalmente confundida, sintiéndome una mera espectadora, posé mi mano en el marco de la puerta y traté de dirigirles una extraña sonrisa –que más bien parecía una mueca– a las personas que estaban sentadas en una mesa frente a mí.
Algo quería comunicarles con esa sonrisa, pero ¿qué era exactamente? ¿Por qué no entendía ni siquiera lo que hacía ni tenía control de mis acciones?
-Está muerto.