Capitulo I

27 1 0
                                    

Habían empezado las clases, todo el mundo estaba emocionado por llegar al aula y conocer nuevas personas, pero yo no, yo era una chica muy tímida la cual le costaba mucho hacer amigos, ya que la inseguridad mata. Hoy es el primer día de clases y todo el mundo ya tiene sus amigos, pero casualmente, yo no, exacto, soy la típica chica que ves al fondo del salón sin hacerle caso alguno.
Si que tengo mis "amigas" de los anteriores años, pero que ya me han abandonado parcialmente (costumbre).
Ellas me buscan cuando les conviene, pero me hace feliz ya que me siento útil, aún así, se qué no soy nadie.
Llegando a casa, tengo la costumbre de sentarme en la mesa a platicar con mi madre, ya que mi papá sale muy tarde de trabajar, pero como de costumbre ella jamás me entiende:
-¿Hiciste nuevas amigas hoy hija?
-Emm, no mamá.
-¡Tienes que hacer amigos hija, no puedes estar sola toda tu vida!
A lo cual yo siempre respondo con levantarme de la mesa subir a mi habitación y continuar con un golpe leve en la puerta.
Al llegar la noche, cuando mis padres están totalmente dormidos, abro el cajón de mi mesita de luz del lado derecho de mi cama, saco unas tijeras, y ahí es cuando empieza la acción, la gente me pregunta que si duele cortarme, a lo cual yo les contesto que me duele más sonreír, dejándolos callados. También me preguntan qué ¿porque lo hago? Y les respondo que es imposible explicarles, es como intentar describirle un color a un ciego de toda la vida, es casi imposible. No quiero llamar atención ni mucho menos quiero que estén tristes por mi, solo busco aliviar el dolor que Dios hizo al crearme...

Una corta y miserable vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora