Hero; OPM(Saitama)

Capítulo 3

Capítulo 3; Rutina.

-¡Callen esa cosa!- Grité medio dormida, cuando comprendí lo que pasaba estiré un brazo, agrarrando mi celular y apagando la alarma. Maldito el día que escogí poner a un gallo cantando desafinado como tono de alarma, era estresante.

Me senté en mi cama y me tallé los ojos con las mangas de mi pijama, además de quitar el hilo de saliva que salía de mi boca, eso significaba que había dormido bien.

De un salto salí de mi cama, dirigiéndome a mi ropero a buscar ropa para darme una ducha, ya que no lo había hecho desde hace 3 días y mi cabello apestaba un poco a sangre ajena, era muy molesto.

Decidí tomar una polera corta blanca, llegaba con las justas por debajo de mi ombligo y decía: "Bebé" con letras de color plateado. Además de un short negro que llegaba a la altura, así que no se veía mi estómago. Decidí usar unas zapatillas bajas y luego amarrar mi cabello en dos coletas como de costumbre.

Con eso entré a la ducha, y en un tiempo récord salí del baño ya cambiada.

Tomé un rápido, pero nutritivo desayuno, tomé mi mochila y asegurandome de que estuviera todo lo necesario, salí de casa con dirección al edificio donde se realizarían las pruebas.

...

-Aquí es.- Dije para mí, entrando y luego de hablar con la señorita sobre como funcionaba el sistema.

Fui a dar las pruebas aburridas, siempre comportándome como la damita que soy.

-¡La wea!- Grité, mirando el techo, esperando por la prueba física, que era la que más me emocionaba, recibí algunas miradas de confusión, pero no me importó mucho.- ¡Llevo siglos aquí!- Dije tapandome la cara con las manos y deslizándome lentamente por la silla en la que estaba.

Mire a mi alrededor por el espacio de entre mis dedos.

Me había dado cuenta de que no habían muchas mujeres aquí.

Sentí la mirada de uno, volteé en la dirección correcta. Otra cosa que había desarrollado para sobrevivir.

-¿Que hace una señorita tan linda como tú en un lugar como este?- Me preguntó un hombre musculoso, mostrando una cara "coqueta", aunque era perturbador.

-Mira perro, estas bien feo, así que no me hables.- Dije aburrida.

Este me iba a responder, pero sonó una voz en los parlantes anunciando que podíamos pasar a la ultima prueba.

-Ahora si se viene lo chido.- Dije levantándome y casi corriendo hacia la dirección, pero me detuvieron antes.- ¿Y ahora que?- Le dije a uno de los tipos.

-Tiene que usar ropa deportiva.- Respondió, me cago en todo.

-¿Que?-

-No puede usar su ropa normal.- Observé a un hombre entrar en tanga.

- No se pase, ¿Tengo que estar semi-desnuda para entrar?- Dije molesta.

-Son las reglas.- Me dijo este.

Pero bueno, es hora de usar un truco de las mujeres que se viene usando en este tipo de situaciones desde tiempos inmemorable.

Luego de exigir por mis derechos, insultar al patriarcado y tacharlos de machistas opresores por unos 5 minutos, además de que me ayudaron algunas chicas que estaban.

Logramos que nos lo hicieran pasar, diciendo que podíamos usar una faldita encima.

Y como ya estaba aburrida, simplemente lo acepté.

Ahora usaba un brasier deportivo plomo, un short muy corto del mismo color y una faldita rosa encima del short.

-Maldito patriarcado.- Susurré para mí, mientras avanzaba hacia la prueba de velocidad.

Caminé un poco aburrida, pero algo llamó mi atención, un hombre calvo, con buen físico y un mirada seria, además de estar casi desnudo, y podía ver ese paquete, bueno, no. Sentí mis mejillas arder y mi nariz a punto de sangrar. Ese rostro era el que aparecía en mis sueños.

-S-Saitama.- Susurré como niña pequeña.