Capítulo |10

146 3 1
                                    

Trago duro.

Demonios.

Oliver ha decidido acecharme en el trabajo -algo que no es para nada raro- pero yo no quiero verlo después de lo que paso. Sé que no debería comportarme como una chiquilla y afrontar la realidad de una vez, sin embargo tengo miedo ya que el corazón no ha parado de latir con fuerza por su presencia. 

Camino rápido directo a la puerta de la cocina y la cierro con cuidado. -Diantres, así... ¿cómo iré por Sam?-  Lo siento mirar la puerta a pesar de que esta a unos metros de distancia. 

Dios, Sammy, ¿qué hago?

-¿Mar?

-¿Qué pasa? -pregunto en alerta.

Rosa me mira extrañada. -Oliver... ¿Mar, estas respirando?

Vaya, creo que olvide como respirar. 

Hago escapar el aire contenido. -Sí, claro.

-¿Estas bien?

-No quiero hablar con él -suelto sin más.

Frunce el ceño. -¿Por qué?

-Eh...

Alguien abre la puerta interrumpiendo.

Alguien es Oliver.

-¿Qué excusa dirás ahora? No has respondido mis llamadas, Sam no ido a la casa a jugar con mi sobrina y al parecer no quieres ir hablar conmigo.

Rosa impresionada nos mira a ambos. -Yo... mejor los dejo solos.

Traidora.

Me da una sonrisa consoladora antes de cerrar la puerta tras de si.

-¿Y bien? -pregunta el idiota hermoso hombre que me beso.

-Yo...

-¿Al menos puedes verme a los ojos?

Las explosiones en mi estomago aparecen cuando noto que se acerca.

-Oli, no es buena idea. No te acerques -digo realmente nerviosa.

-¿Por qué? -pregunta burlón.

Estúpido, apuesto que sonríe y esta situación es del todo divertida para él. Armándome de valor levanto mi mirada topandome con la suya demasiado cerca.

-¿Que quieres de mi?

-Una cita -contesta sin pensarlo.

-¿En serio?

-No mentiré que al principio un buen polvo hubiera sido suficiente... -habla pegando su frente con la mía y tomandome de la cintura. Cierra sus ojos. -Pero ahora sólo quiero una cita contigo para mi eso será más que suficiente, lo prometo.

Todo mi cuerpo arde en respuesta  provocando una diminuta explosión en mi corazón. Haciendo que un pequeño pedazo de mi corazón que le pertenecía a Sammy caiga para irse con él y dejar que Oliver me entregue un nuevo pedazo. Uno lleno de Oliver Warren.

-Esta bien.


***

Sonrío como mensa al caminar hacia el salón de Sam.

La puerta esta abierta y la maestra se despide de los niños. Al acercarme me detengo al ver que Sam sale corriendo para ir a mi lado.

-Cuidado, Sam -dice su maestra.

-Mamiiiii -grita levantando sus brazos para que la abrace.

La abrazo. -Vamos al trabajo.

-¿Al tlabajo? ¿Con Losa?

-Sí, le he pedido permiso para venir por ti. Hoy hay muchos clientes así que tenemos que regresar ahí, ¿vale?

-Valeeee

Cuando llegamos al auto le pongo el cinturón de seguridad, cierro la puerta y me voy a mi lugar.

-¡Vamos con Rosa!

-¡Con Losaaa!

-Rrrrosa, cariño.

-L... L... Losa.

Me río. -Mejor lo practicaremos en casa.

-¿Estas contenta, mami?

-¿Eh? ¿Por qué?

Al verla de reojo me doy cuenta de que hace la sonrisa más grandota.

-¿Oliver ya confeso que es mi papá?

Deje de sonreír. Deje de pensar en Oliver. Aterrice a la realidad, a su realidad.

Detengo el auto. Alguien molesto suena el claxón haciendo que me estacione enfrente del restaurante.

-Nena, tengo algo que decirte...

Me mira con sus hermosos ojitos. Los ojitos de Sammy.

-Oliver no es papá cariño. Papá... él... -mis ojos se sienten húmedos pero eso no impide que le diga la verdad a mi bebé. -Está en el cielo.

-¿El cielo? ¿Con Dios?

-Sí, nena. Él... ¿sabes? Él hizo un hoyo en la tierra y... y se metió en una caja para encontrase con Dios. Él descubrió como ir con Dios.

Abrió sus ojos sorprendidos. -¿El supo como il con Dios? ¿Cómo el abuelo?

-Sí, como el abuelo. Hizo un portal secreto para ir con Dios y el abuelo.

Su mirada se entristeció. -Yo no puedo il con el abuelo... tampoco podle il con papá.

-No, bebé.

-¿La abuela lo sabe?

-Claro, no puedo guardarle secretos a tu abuela. Nadie puede.

-Cielto...

-Bueno, hay que bajarnos.

Cuando ya entramos al restaurante Oliver seguía aquí. Sentado en la misma mesa de siempre.

-¡Sam! -le grita.

-Hola, Oli -dice triste cuando se sienta a su lado.

-¿Qué te pasa? 

-Papá esta con el abuelo.

Me mira confuso captando lo que significa.

-Eh... ¿Dónde esta el abuelo?

-Con Dios... Todos saben donde esta Dios. Oli, no vayas con Dios. Si sabes como il con él, no vayas. Quédate conmigo -le suplica.

-Jamás te dejare sola, ni a tu mamá tampoco. -menciona lo ultimo guiñándome un ojo.

Ruedo los ojos, acaba de arruinar un momento lleno de ternura.

-No molesten, quédense quietos. Por favor, si quieren algo pidanselo a alguien más. Sobre todo tu Oliver. 

-¿Yo? -pregunta con inocencia.

Sam ríe.

-No, el otro Oliver. Claro que tu.

-Oli, hay que hacele caso a mami.

-Con mucho gusto.

Apuesto que eso no iba dirigido a la pequeña Sam.

Con mi cara sonrojada y mi vergüenza en las manos me voy a trabajar.

Baúl de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora