- U n o -

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6 años antes.

En la vida existen cosas de las que te arrepientes hasta el punto de querer morir de vergüenza, suicidarte sin hacerlo (porque somos cobardes, no lo hacemos literal), querer matar a alguien que es tu amiga porque se fue y no te llevo para dejarte a tu casa (demasiado explícito, ¿verdad?) o simplemente esconderte en un rincón para no irte jamás.

Ayer/hoy fue un día de esos, todo comenzó cuando Trinidad de la nada me pidió (más bien rogó) que jugara con ella y los chicos. El juego consistía en que debíamos girar la botella y la persona que te tocaba debía elegir a la persona a la cual besaras. Sin embargo, no creas que tu sabrás quién esa persona si no que te vendaran los ojos antes de que sepas quién te besara. El chiste del juego es medir si eres lo suficientemente valiente como para aceptar el reto. Todos sabrán quién te beso pero tu nunca te enteraras.

Dieron una vuelta a la botella sin tocarme de inmediato, una segunda, una tercera y como hasta la cuarta vuelta me toco a mi, sin embargo quién iba elegir mi pareja no lo conocía así que quién sea que besara jamás lo conocería. Todo iba bien, me pusieron la venda pero de repente la luz se fue por la fuerte ventisca y lluvia que se escuchaba afuera.

Todos gritaron enojados porque el juego se ponía bueno, yo me quite la venda para ver se veía algo pero no.

Como muchos no alcanzaron a besar a alguien comenzaron a gritar que ahora jugáramos a besar a alguien que se encontrara a nuestro lado o enfrente y que nos revolviéramos una vez que lo hayamos hecho. La única regla que había era no hablar.

No sabía como iba a identificar si era mujer u hombre así que tentaba los pechos de las chicas y las otras también lo hacían, me sentí manoseada ese día. Di con muchas mujeres hasta que tropecé por accidente y unos fuertes brazos me atraparon sin querer. Creo que también buscaba una chica porque deslizo sus manos hasta tocar el velo de mi vestido, como para asegurarse de que era una chica. Su mano quemaba a medida que subía hasta tocar mi hombro y acariciar mi largo cabello. Me toco la cara hasta llegar a mis labios, sentí como su rostro se acercaba ya que pude rozar su nariz con la mía. En un momento creí que escaparía, pero me tenía envuelta, cautivada y excitada, su mano en mi cintura hormigueaba y la que tenía en mi nuca ni se diga más. Lo único que supe es que me robo el aliento al segundo en que estampo sus labios con los míos. Fue mágico, caliente e increíble. Sabía como besar, se notaba que llevaba años practicando, y yo sólo pude saborear cada respiro que me quitaba.

Quería que siguiera pero todos decían que debemos revolvernos para jamás conocer a la persona que besamos. Me escape de sus garras, sin embargo él no quería dejarme ir. Sin importarme hice que soltara mi brazo a la fuerza, también quería conocer a la persona que me dio el mejor beso de toda mi maldita vida y un beso que jamás olvidare. No pude, me moría de la vergüenza que fuera un tipo guapo y yo una sin chiste, o que fuera feo y yo fuera incluso más fea así que me fui al otro lado del círculo (si es que seguía siendo un círculo).

Las luces regresaron al sonar un trueno espantoso que nos hizo gritar a todos. Voltee a ver a los chicos así como todos los demás, al parecer todos queríamos saber a quién besamos pero ninguno resulto victorioso en su búsqueda.

Lo único que supe es que ya no pude encontrar Trini por ninguna parte y yo ya quería salir inmediatamente de ese lugar. A duras penas me salí, esta lloviendo cantaros y en este momento me arrepiento de haber llegado hasta aquí. Camine para encontrar cualquier signo de que hubiera algún autobús, mi celular estaba en la bolsa de Trini así que no podía llamarla. ¿Se dan cuenta del por qué me arrepiento? La hija de su mamá jamás apareció para recogerme.

Que cansada estoy, debí hacer caso a mi madre.

Un camioneta color gris se detuvo frente a mi, comencé a asustarme hasta que la persona que bajo el vidrio era Marlee, una compañera de la preparatoria.

-¿Vienes sola? -pregunta.

-Y-yo -estaba temblando de frío.

Ella lo capto de inmediato. -Dios mío, sube.

Abre la puerta, baja y jala la palanca para que tenga acceso a los asientos traseros. Me subo rápido para evitar que ella se moje.

-¿No te molesta si moja el asiento, Sammy? -pregunta Marlee al chico del volante.

-Lo más seguro es que pescara un resfriado peor si no la llegamos a subir.

Ríe en respuesta. -Cierto.

Me siento incómoda con estos dos, me remuevo en el asiento.

-Diana ¿Diana, verdad?

Me ve por el espejo retrovisor con una dulce sonrisa.

-Sí, ¿tu eres Marlee?

Se sonroja un poco y asiente con la cabeza. -Él es Samuel

-Lo sé, ambos son los más listos en la preparatoria.

-Yo soy más listo que ella -habla Samuel.

Marlee le da un golpe en el hombro bastante irritada por su comentario.

-Se copia de mi, no le hagas caso.

Di una carcajada, ya no me desagradan tanto. Son bastante monos.

-¿Son novios? -pregunto curiosa.

Que mensa, es una pregunta estúpida.

-No, somos amigos -responde tímida Marlee con la cara algo roja.

Vaya, parece que sí son novios, sin embargo no lo son.

-Ella no quiere -dice Samuel sonriendo. Creo que le agrada ponerla como tomate. -Ya le dije que sea segunda no importa.

Ella vuelve a golpearlo en el mismo lugar.

-¡Auch! Mar, voy manejando.

-Lo siento pero no lo siento, hablador -lo fulmina con la mirada, después se vuelve a mi. -¿Tienes novio, Diana?

-No, son estúpidos. Incluso cuando no lo son.

-Completamente de acuerdo -concuerda conmigo mirando de reojo a Samuel.

-¡Malvadas! Dos contra uno -reclama Samuel.

Ambas nos reímos.

Ya no me arrepiento tanto, digo, tuve el mejor beso de toda mi maldita vida y encontré a los mejores amigos que pude llegar a tener.

Baúl de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora