Capítulo 10. La boda.

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Narra Bruno

La cena con Miriam estuvo agradable, y aunque quisiera no pude dejar de pensar en todo lo que ha pasado. Miriam se ha estado sacrificando por mi culpa, y yo sólo le pago con dolor y sufrimiento, ella no se lo merece, pero aunque quisiera cambiarlo no puedo, estamos a unas semanas de la boda y ella ha decido seguir adelante con ella a pesar de la situación, de verdad, Miriam es una persona admirable, después de todos los sentimientos que se ha guardado sigue adelante apoyándome con esto, bueno aunque sé que ella lo hace por mi madre, pero de igual manera ella está aceptando todo esto en lo que la metí, me siento muy afortunado de tener en mi vida a alguien como Miriam, y estoy consciente de que yo no puedo corresponderle como ella quisiera yo siempre le brindaré mi amistad y mi cariño como hasta ahora.

Mis hermanas y mi madre eran las más emocionadas con todo esto, pero siempre veía en Miriam un poco de disgusto o algo parecido, y lo entiendo, esto no es lo que ella quiere, pero sólo hace falta que vea la cara de felicidad de mi madre para que se le pase.

Es satisfactorio verla feliz, a pesar de las cosas malas que había a su alrededor, ella siempre tenía una sonrisa en la cara, no puedo negar que Miriam tiene una hermosa sonrisa.

El día de la boda llegó, se supone que sea uno de los días más felices de mi vida, pero simplemente siento una gran angustia en el pecho. ¿Qué tal si Miriam decide arrepentirse en el último momento? ¿Si todos se enteran de que esto es una mentira? ¿Qué voy a hacer si eso pasa?

Narra Miriam

Un día así sería el más feliz de toda novia, pero para mí no lo es, al menos tengo algo de comida cerca, eso alegra un poco. No sé cómo podré soportar toda esa tención encima de mí cuando esté en la iglesia, yo decía que era mejor hacer una boda privada en el jardín de la casa de Bruno, pero según él eso no lo haría creíble, pero el lugar no importa, lo que importa es que se oiga un "Sí, acepto" no que sea en una iglesia o en un parque, ¿verdad?

Lo que yo no entiendo es por qué Bruno decidió por la iglesia, pudo haber sido por el civil, "para que sea más creíble" dijo una voz dentro de mi cabeza, es cierto, pero cuando encuentre al amor de su vida ¿no querrá casarse por la iglesia? Él está seguro de que jamás lo encontrará, pero yo digo que sí.

Yo en cambio no, porque él es el amor de mi vida, pero debería ser correspondido, pero no lo es, entonces ¿no será el verdadero amor de mi vida? Claro que sí, yo a él lo amo, pero el a mí no, ¿entonces?

Me empezó a doler un poco la cabeza por tantas cosas que dan vuelta dentro de ella, alguien abrió la puerta de la habitación donde estaba. "Es hora" dijo y los nervios me invadieron.

Llegué a la iglesia en una limosina junto con mi hermana, el papá de Bruno, el señor Peter, sería quien me entregaría, en momentos como estos extrañaba tanto a mis padres. Sabía que si mi mamá supiera las cosas que estoy haciendo se enojaría, a ella nunca le gustaron las mentiras, pero en el fondo estaría feliz por mí, ella siempre supo que estoy enamorada de Bruno, y diciéndole que esto lo hago por el amor que le tengo a él y a su familia sería una forma de tranquilizarla y que no me delatara.

Llegamos hasta Bruno, se veía muy guapo en ese traje, Peter nos dijo que estaba muy feliz por nosotros y nos deseaba la más inmensa felicidad, si él supiera cómo están las cosas.

Miré a Bruno a los ojos, los nervios no me dejaban ni un solo segundo, ¿por qué esto parecía realmente una boda? ¡No lo era! Y yo lo sabía bien, pero me hacía sentirme en una, me hacía sentirme en mi verdadera boda con el amor de mi vida ¡Esto es una mentira!

Inhalé profundo, nadie podía enterarse de la verdad, tengo que se fuerte, esto saldrá bien y al final del día terminaré casada con Bruno, como siempre soñé, ahora sólo tengo que repetirlo hasta que me lo crea.

—Bruno Hernández, ¿acepta a Miriam Coleman como su futura esposa para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe?

—Sí, acepto —respondió sosteniendo mis manos mientras me veía directo a los ojos.

—Miriam Coleman, ¿acepta a Bruno Hernández como su futuro esposo para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe?

¿Esto es lo que quería?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora