Capítulo 9. Explicaciones.

53 5 0
                                    


—Miriam sé que estás ahí, ábreme por favor, necesito explicarte —Dijo del otro lado de la puerta.

—Explicarme qué, ¡¿de cómo te enteraste de la existencia de esta carta y no te importó y aun así me pediste que me casara contigo para mentirle a tu familia?!

—¡No!... bueno sí, quiero explicarte eso.

Decidí tratar de ser madura ante esta situación, después de todo, ya no tengo 17 años para dar este tipo de escenitas, abrí la puerta y dejé que Bruno pasara, agradeció la oportunidad que le daba, nos sentamos en la sala y él empezó a hablar.

—Bien, quieres saber cómo me enteré de esa carta, ¿verdad? —Yo asentí con la cabeza—. Pues fue el día en que me pediste que pasara por el dinero para el señor Harrison cuando tú estabas en Italia, abrí el cajón equivocado y vi la carta, como vi mi nombre enfrente del sobre decidí abrirla. —Bruno hablaba tímidamente, pero yo sólo me limitaba a escuchar. Él siguió hablando—. No quiero que creas que saber eso no me haya importado, claro que me sorprendió mucho al principio, y no sé cuáles hayan sido tus motivos para no decírmelo en su momento y haberte guardado ese secreto por tanto años, pero créeme que me sentí muy mal cuando te até a todo esto de la boda, pero en su momento no lo vi mal, y como quiera no podía retractarme frente a mi familia porque me tacharían de mentiroso, por eso fue que seguí adelante con los planes, y si no te lo dije fue porque no sabía cómo lo tomarías, pero ahora veo cuál fue la opción que tomaste. Y te pido perdón, de verdad discúlpame, yo no quería que te enteraras así, no sabía cómo decírtelo y... de verdad perdóname.

—¿Ya terminaste?

—Sí —contestó sin entender.

Me paré del sillón en donde estaba y me dirigí a abrir la puerta

—Bien, ahora vete —le dije.

—¿Qué? —preguntó levantándose del sillón.

—Como oíste, ya terminaste de explicarme lo que tenías que decirme, ahora vete.

—Pero, Miriam...

—Pero nada, ahora no tengo cabeza para pensar todo esto, así que, por favor, vete.

—Está bien, pero recuerda que yo no lo hice para lastimarte. —Me miró fijamente a los ojos y salió de mi departamento.

Cerré la puerta y me recargué en ella cerrando los ojos evitando llorar, no podía creer que Bruno fuera capaz de pedirme que me casara con él para mentirle a su familia si ya sabía que estaba enamorada de él, jamás pensé que fuera capaz de algo así, me siento como una estúpida.

Ya no sé si seguir con la boda después de esto, falta tan poco y no creo que es justo para Bernie una desilusión tan grande por parte de su hijo, aunque él tenga merecido que cancelará la boda, por ella era que estábamos haciendo esto y sería muy triste que se cancelara.

Toda la noche me la pasé pensando en todo esto, no sabía qué hacer, yo deseaba con toda mi alma cancelar la boda, porque eso quise desde un inicio, pero sólo en pensar en Bernie hacia que regresara al principio.

Después de una ducha de agua fría para poder despertarme fui a la cocina para preparar algo de desayunar y así empezar un día más en mi vida. Mientras estaba en la oficina empecé a pensar en esto de la boda, la verdad de nada sirve mentirme a mí misma, ansiaba con toda mi alma casarme con Bruno, aunque sea mentira, pero saber que soy su esposa me hacía sentir bien, y bueno, ya tenemos todo listo sería un desperdicio de dinero si cancelo la boda ahora, así que he decidido no cancelar la boda, pero tengo que hablar muy en claro con Bruno, ahora ya sabe la verdad y ya de nada sirve seguir ocultando mis sentimientos.

Después de terminar mi día llamé a Bruno.

Necesito hablar contigo.

Claro —dijo rápido—. ¿Quieres que pase por ti?

—Creo que será mejor que hablemos en mi casa.

—Está bien, entonces nos vemos en un rato.

Te espero. —Terminé la llamada.

No tardó mucho en llegar, y aunque estaba muy nerviosa y no sabía ni cómo empezar decidí tomar la iniciativa.

—Bien, Bruno, la verdad ya lo estuve pensando mucho y he decidido no cancelar la boda —dije clara y tranquila.

—¿De verdad? Miriam muchas gracias. —Trató de abrazarme, pero no le correspondí y se alejó rápido.

—Pero tengo que dejarte algo en claro.

—Sí, lo que digas.

—Bueno, ahora que tú sabes lo que yo siento por ti, quiero que sepas que eso no influyó en mi decisión, lo estoy haciendo por Bernie, tu madre, que no creo que ella se merezca una desilusión como la cancelación de la boda, también por mi madre, sé que en fondo a ella también le agrada la idea de la boda. Y, aunque quiera, no puedo cambiar estos sentimientos, pero tranquilo que no cambiará mi actitud hacia ti, y las condiciones que habíamos puesto desde el principio por mi siguen en pie.

—Am, sí, seguro, creo que no habrá problema en cuanto eso, y sí, todas las condiciones siguen en pie.

—De acuerdo, por mí no hay nada más que aclarar, sabes lo que siento, pero no cambiaré mucho contigo, creo que no podemos cancelar todo lo que hemos hecho para la boda y si seguir con esto para ti está bien yo seguiré como hasta ahora.

—Yo quiero aclarar que, aunque sé que estás enamorada de mí yo no cambiaré mi trato contigo, después de todo, tú eres mi única amiga y no quiero que te alejes de mí, sé que no es la mejor circunstancia, pero saldremos adelante.

—Así será.

La noche se pasólenta, algo incómoda, pero Bruno y yo estamos tratando de hacerlo lo más llevaderaposible, pues a partir de unas semanas así serán nuestras vidas hasta que elencuentre a la mujer que lo hará feliz.

¿Esto es lo que quería?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora