Capítulo 6. ¿Me caso?

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No pude dormir en toda la noche después de lo que me dijo Bruno, pensar en ese compromiso me tentaba, pero sabía perfectamente que no sería un matrimonio como cualquier otro, y en realidad todo seguiría igual entre nosotros, a excepción de que viviríamos juntos y le haríamos creer a todos que nos 'amamos', pero el simple hecho de convertirme en su esposa me hacía sentirme especial, sé que me ilusiono más de lo que debería, pero es una gran oportunidad, tal vez, aceptando su propuesta, pueda estar más cerca de él, y de alguna manera conquistarlo, y que se enamore de mí, ¿qué cosas digo? Claro que no, Bruno jamás se enamoraría de mí, él sólo me ve como su mejor amiga; aunque... no estaría mal hacer el intento.

*

—Entonces... ¿lo pensaste?

Claro que lo pensé, si por su culpa no pude dormir en toda la noche.

—Sí, lo pensé. —Traté de parecer indiferente.

—¿Y? ¿Qué dices? —Este era el momento, no podía echarme para atrás ahora, esa decisión me dejó despierta toda la noche, no puedo ser cobarde ahora.

—Si aceptara... ¿Cómo serían las cosas en adelante?

—Fácil, le haríamos creer a todos que nos casaremos por amor, especialmente a mi familia, esto nos beneficia a los dos, pues de alguna forma nadie nos verá como unos "solterones". —Reí ante su comentario—. Ya casi tenemos 30 años Miriam, podemos estar casados hasta que encuentres a esa persona "especial". Entonces, ¿qué dices? ¿Aceptas?

Traté de disimular las mil emociones que sentía en ese momento, Bruno tenía que creer que esto no me afectaba en lo más mínimo.

—Sí, acepto.

Él se puso contento, supongo que fue por que acepte engañar a su familia, pensar en eso me hacía sentir traicionera. Los Hernández me habían incluido en su familia y mentirles con algo tan serio como el matrimonio, y más si es con el único hijo que no se ha casado, sólo para seguirle la mentira de Bruno, no hacía sentirme muy bien.

—¡Muchas gracias Miriam! No sabes cuánto te agradezco que hayas aceptado esto. Me salvaste —dijo mientras, entre risas nerviosas, tomaba mis manos por encima de la mesa del café en el que estábamos, mientras yo fingía una sonrisa.

Lo sabía, Bruno sólo veía esto como un trato, ¿por qué acepte? Sólo me hago ilusiones a mí misma, debo retractarme ahora mismo, sí, eso haré, no debo seguir con esta locura.

—Bruno...

—No digas nada, Miriam —me interrumpió—, ahora sólo debo pensar en cómo se lo decimos a la familia, para empezar con los preparativos de la boda, hay que fijar una fecha, tiene que ser rápido, qué te parece en... ¿dos meses? —Habló tan rápido que ni tiempo me dio de terminar lo que estaba por decir, no pude retractarme y sólo asentí con la cabeza a lo que me había preguntado, ya era tarde para decirle que no.

¿Dos meses? Dos meses de fingir la felicidad con la que siempre había soñado, dos meses de engañar a todo mundo diciendo que soy la "novia más feliz del mundo". ¿Realmente podré con esto?

—Bruno, escucha. —Me miró atento—. Yo... solo quiero que sepas que el matrimonio es algo muy delicado, no debemos de estar jugando con esto.

—Tranquila, sé a lo que quieres llegar, y tranquila, que tengo muy en claro lo que significa el matrimonio, pero esto es un trato que nos beneficia a los dos, así que no hay problema.

Quise replicar, pero ya no le vi caso, Bruno era un terco definitivamente, y lo veía solamente como un acuerdo.

*

¿Esto es lo que quería?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora