CAPÍTULO 18

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MENTIRAS.

NARRA ALEX.

Dormía a gusto, tenía planeado hacerlo hasta el medio día, no tenía clases y tampoco iba a salir a algún lado, lamentablemente Danna entró a mi habitación y empezó a gritar para despertarme.

—¡Alex! —gritó cerca a mi oído, me desperté asustado y me senté de un brinco en la cama.

—¡No me despiertes así! —dije molesto—, ¿qué harías si me rompes el tímpano?

—Ya despierta, son casi las once.

—¿Y eso qué? —pregunté en medio de un bostezo—, hoy no tenemos clases.

Puso los ojos en blanco.

—Tenemos que salir a casa del novio de mamá.

—Ellos tienen que venir aquí.

—Ayer mamá dijo que nosotros iríamos para allá.

—¿Por qué no me dijo nada a mí?

Chasqueo la lengua y me dio un golpe con la almohada.

—Lo dijo en la cena pero al parecer estabas en otro mundo.

Cuando salió hice la cama y me metí a la ducha de mala gana, aún tenía un poco de sueño, no dormí por estar jugando videojuegos durante toda la noche. Al terminar de cambiarme bajé y guardé una manzana para el trayecto, le arrebaté las llaves a mi mamá y me ofrecí a conducir, entramos al coche y lo puse en marcha, Danna estaba contenta y mamá preocupada.

—¿Cómo debemos llamarlo? —preguntó Danna—, ¿Le diré señor, o le diré futuro papá?

—Pueden llamarlo por su nombre —sonrió mamá.

—Cierto, me sentiría extraña llamándolo papá.

—¿Y sus hijos cómo se llaman? —le pregunté a mi madre.

—El menor es Tomas o Tommy, el mayor se llama Carter.

Miré a Danna por el espejo retrovisor, ella parecía estar pensando igual que yo.

—¿Se apellidan Harrison? —pregunté curioso

—Si —asintió mi mamá—, ¿cómo lo saben?

Sonreí, si se trata de él.

—Conocemos a Carter, va al mismo instituto que nosotros.

—¿Que? —nos miro sorprendida—, ¿y se llevan bien con él?

—Yo si —asintió Danna—, tenemos clases juntos.

Mi madre me observando a que dijera algo.

—Yo también —le sonreí.

Al principio noe agradaba mucho pero los ultimos días nos hicimos más cercanos.

Minutos después llegamos a la casa de los Harrison, la casa era enorme, parecía una mansión, nunca lo habría imaginado, tocamos el timbre y segundos después nos abrió una señora de la tercera edad, parecía buena a simple vista, parecía de esas abuelitas que te preparaban galletas y leche, saludó a mi madre con una sonrisa, seguro ya se conocían, luego nos saludó a mi hermana y a mi llamándonos pequeños, nos adentramos a la casa hasta llegar a la sala, el señor Harrison sonrió y se acercó a miadre.

—Mi amor —la saludó y la abrazo—, ellos son tus hijos —sonrió—, me da gusto conocerlos al fin.

—A nosotros también —sonrió Danna—, mi nombre es Danna y él es mi hermanito Alexander —gruñi cuando me llamó hermanito.

I Feel The Same As You [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora