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Eder...

La pregunta que me hizo ayer Lea me dejó descolocado, ¿de verdad me atrae Gabi? ¿Y Lea? Estoy confuso, necesito pensar. Sé que Lea me atrae, pero nunca había sentido nada por un chico, ni siquiera una atracción. ¿Acaso siente Gabi algo por mi? Todo esto es muy raro, no sé que pensarán los demás, que opinaran...  Necesito aclararme, necesito hablar con Gabi, pero lo que más necesito es hablar con Lea. No se merece todo lo que le está pasando.

Lea...

Aaggg. Siento que los ovarios me van a explotar.  Es un dolor intenso, y qué por desgracia no sé calma a menos que me tome una pastilla.

-Mamaa- la llamo desesperadamente.

-Qué quieeeres-me dice, arrastrando la e.

-La regla, me duele mucho, por favor necesito ayuda. Por favoooor.

-Ay mi amor, estate tranquila, y no empieces a ponerte nerviosa que sabes que es peor.

-No puedo, me duele mucho-digo, a punto de estallar a llorar del dolor.

-Lo sé, pero ¿recuerdas que hoy tenemos que ir al pueblo con la abuela verdad?-lo había olvidado.

-Nooo.

-Siii, sabes que tenemos que ir sí o sí porque hay que llevarla al médico.

-Pf, es verdad.

Como no me queda otra, preparo la mochila y medio moribunda nos vamos al coche.

Nada más llegar me dirijo al baño y vomito. Echo todo lo que he desayuno. No es la primera vez que vomito por el dolor de ovarios. Sé me revuelve la tripa y es inevitable.

Mi abuela viene a ayudarme junto a mi madre, pero les digo que estoy bien y voy al salón.

-¿Quieres que te ponga una bolsa de agua caliente?-me dice mi madre.

-Pero hija, cómo le vas a poner eso. A mí siempre me han dicho que da hemorragia- le dice mi abuela. Yo las miro asombrada.

-Si, y tampoco se podía duchar si estabas en esos días. Sé decían muchas cosas en aquellas épocas. La mitad no era verdad, y la otra mitad era mentira...-dice mi madre.

-Iug, no eran muy limpios entonces-digo, y río por la ocurrencia de mi madre.

-En fin, haced lo que queráis-dice mi abuela.

-Y..¿si me pones una bolsa caliente, pero de las de cereales?-pregunto.

-Bien, voy a calentártela.-Mientras tanto, cojo el móvil y me meto en Instagram. Veo fotos de gente con sus amigos, con ropa genial, con personalidad, diferentes. Me pongo a pensar, y empiezo a sentirme triste. 

Y a mi... ¿Cómo me gusta vestir? ¿Tengo estilo propio? Pf, tengo muchas dudas y me gustaría poder aclararlas.

Hay veces que no sé qué pienso, qué me gusta, cómo me siento, y hasta quién soy. Hay cosas que me han dejado de gustar, o qué del revés, me han empezado a gustar.

Siento que estoy teniendo muchos cambios en mi vida. Para empezar, mi árbol de la familia se ha partido por completo. El chico del que me enamoré ya no está conmigo. Las que yo antes consideraba mis amigas siento que ya no lo son, o no como antes.

A veces me siento sola. Siento que no encajo en ningún sitio. No estoy cómoda en ningún lugar. No encuentro mi hogar. No sé qué me pasa, espero poder pasar esta racha pronto. A veces me deprimo, porque siento que no voy a poder estar feliz una temporada entera seguida.
Está siendo una época muy dura, en la que sé me está juntando todo. A veces siento que no encajo del todo con la cuadrilla de Eder, además, Aizpea sé está alejando de nosotras... Siempre tengo que dejar de hacer lo que me gusta para que los demás estén bien. Y me estoy hartando. Tengo que aprender a valerme por mi misma. Pienso en qué amigos tengo de verdad, Sara. Decido mandarle un mensaje.

Lea: Hola
Lea: Necesito hablar contigo, porque siempre me ves feliz, y bueno me apetece decirte unas cosas. No sé si te ha pasado alguna vez, pero últimamente me siento sola. Sola de amigos. No me siento a gusto en la cuadrilla, y ya no sé quienes son mis amigos de verdad. Estoy harta de lamer el culo a todo el mundo. Harta. No lo se, siento que yo siempre estoy intentando que la gente esté bien, haciendo cosas por los demás y luego por mi nadie hace nada. Nunca, sé las sudo a todo el mundo, soy de marca blanca. Y me pongo a pensar en sí hay alguien  que sí ha hecho algo por mi, de verdad, no por intereses y me doy cuenta de que tu eres la única. Espero no haberte molestado ni hacerte sentir mal. Te quiero❤

No tardo en recibir su respuesta.

Sara: tu problema es que te preocupas mas por como se ven tus amigos a como te ves y encuentras tu misma. Y si sigues así no vas a destacar como realmente eres.

Y creo que con los de la cuadrilla lo que te pasa es que piensas de que ellas tienen un nivel social mas alto que tu, y al tener "tantos amigos" comparas con los que tu tienes y te sientes sola. Creo que deberías de conocer a más gente como ellas hacen, es decir, dudo que ellas siempre estén con las mismas personas y se preocupen tanto como tu lo haces.
No se, eso es lo que pienso la verdad. Tengo que pensar de todos modos. Créeme, te entiendo muy bien.

Las lágrimas quieren salir de mis ojos, pero estos lo impiden.

-Lea, ¿tanto te duele?-pregunta mi madre preocupada.

-No es eso, es que últimamente me siento muy bien mamá, pero ahora no quiero hablar del tema.-le digo, justo cuando las lágrimas vences a mis ojos y resbalan por mi mejilla.

-Entiendo-me dice mientras me da un beso en la frente-por si me necesitas, estaré en el jardín, con los abuelos.

Me quedo sola, y decido dormir.

-Cariñooo, es hora de levantarse-me dice mi abuela.

-Mmm, ¿Qué hora es?- pregunto, todavía dormida.

-Las seis de la tarde. Creíamos que necesitabas descansar.-¿QUE? Si ni siquiera he comido- ¿Te encuentras mejor?

-Si, gracias.

-Bien, pues ahora ya puedes moverte un poco que te vas a pasar el día durmiendo. Ve a llamar a tu prima, que parece que también está perezosa.

Tengo una prima de mi edad, se llama Ane. De pequeñas no nos llevábamos muy bien, pero desde lo de Odei me ha sabido apoyar y cada vez nos llevamos mejor.

Nos pasamos la tarde en la piscina de casa de mi abuela y tomando el sol, y a la noche vamos a ver las estrellas fugaces a una pequeña montaña de al lado del pueblo.

-Mira, ahí!- grita eufórica Ane al ver una estrella fugaz.

-¿Qué te parece si pedimos un deseo la siguiente vez que veamos una?-le digo, con la misma felicidad de un niño pequeño al abrir un regalo de Navidad.

Y así es, ambas pensamos un deseo para la siguiente.

-¡Ahí!- y ambas pensamos nuestro deseo. Ninguna lo dice en alto, puesto que desde pequeñas nos han dicho que los deseos no se cumplen si se cuentan.

ALGO QUE NO MATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora