Me levanto y me pongo una bata de mi madre. Bajo las escaleras de dos en dos y me adentro a la cocina.
-Buenos días abuela-le digo dándole un beso en la mejilla.
-Buenos días a ti también-replica mi abuelo.
-No te había visto, buenos días abuelo-le digo mientras sonrío. Hoy me siento con más fuerza que ayer.
-Cariño, vete a echarle comida al perro-me dice mi abuela.
Me dirijo hacia donde Kuka, la perra. Está atada, y está intentando coger una pelota. No llega, pero no sé si es porque no sé da cuenta, o porque no quiere dejar de intentarlo. La observo. Sigue intentando cogerla, hasta que finalmente lo consigue. Puede que a mí me esté pasando lo mismo con Odei. No debo de dejar de intentarlo, porque sé que algún día conseguiré superarlo.
Es como lo que dicen sobre las abejas. Físicamente no tienen suficiente capacidad para volar, pero lo hacen. Me lo contó mi abuelo de pequeña. Yo le pregunté curiosa que cómo es que volaban, sí no podían, y sus palabras quedaron grabadas en mi mente. "Porque no saben que no pueden".
Una voz me saca de mis pensamientos. Me giro, y veo a mi abuela observándome.
-¿Pero no le vas a dar la comida a la pobre?-dice mientras la suelta. La Colie sé me acerca juguetona, y tras acariciarla le doy la comida.
Todavía es un cachorro, pero le estoy cogiendo mucho cariño.Justo cuando menos me lo esperaba, recibo una llamada de Sharon. Hacía días que no sabía nada de ella.
-Leaa- me dice entusiasmada.
-Hola Sharon.-le digo, contenta de escuchar su voz.
-¿Podrías quedar algún día de éstos? Es para hablar contigo...
-No volveré hasta dentro de dos días.
-Bien, ¿te parece bien quedar dentro de dos días?
-Genial, pues hasta entonces. Por cierto, ¿has decidido hacer algo respecto a ...?
-Ya hablaremos mejor en persona. Adiooos-se despide deprisa.
Me deja con la intriga, tendré que esperar hasta entonces.
Decido no darle muchas más vueltas, y decido ir al camarote. Me encanta rebuscar entre las cosas "viejas". Encuentro dos jerseys de los que me enamoro nada más ver. Uno es negro, con el logo de Adidas en blanco, bastante desgastado. El otro, blanco, gris y azul. También de Adidas, pero sin el logo en medio, sino en un lado, disimulado. Sigo rebuscando, y encuentro una funda. Parece una guitarra. No sabía que mi madre tocara la guitarra, y tampoco ninguno de mis tíos. Sigo rebuscando, pero no encuentro nada más que merezca la pena. Cojo la guitarra y los dos jerseys, y los bajo al salón. Busco a mi madre. Cuando la encuentro le digo:-Mama, ¿alguna vez has tocado la guitarra?
-Hace mucho, pero si. ¿Por qué?-ignoro su pregunta, y le contesto con otra.
-¿Me la dejas?-le pregunto dubitativa.
-Bueno.... Ya hablaremos.
-Y... ¿Los jerseys?
-Esos si, están un poco viejos pero como veas.
-Mejor, más grunch jeje.
Todavía recuerdo el momento en el que le pregunté a mi tío sobre el término grunch y me dijo "es tirando de hippie a mugriento".
A la tarde noche...
Leo antes de meterme a la cama, y antes de apagar e móvil me meto en el insta, veo una foto, que me deja helada. Dice así:
-¿La quisiste?
-Estuve con ella, claro que la quise.
-Y después de que todo acabara...¿la seguiste queriendo?-Aunque me cueste aceptarlo, sí. La seguí queriendo.
Deslizo, pa ver la siguiente foto.
-¿Y por qué no luchaste? ¿Por qué no hiciste algo para volver con ella?
-¿De que me hubiera servido? si yo sabía que a pesar de quererla, lo nuestro ya no podía ser, si a veces intentamos e intentamos, aún sabiendo de que era inútil y llegamos a ese punto en el que nos damos cuenta de que ya es suficiente, está de más decir que la amé, que lo que viví con ella fue increíble. Y como se lo prometí ,más de una vez, no la voy a olvidar nunca, y quizás todas sus amigas me odien porque piensen que fui un imbécil que al poco tiempo de dejarme yo ya andaba con otras chicas, que nunca la quise y todas esas estupideces que dicen las personas. Pero nadie sabe lo mal que lo pasé por ella, nadie tiene ni idea de las sonrisas que me sacaba con el simple hecho de sonreír. Y puede ser que sí me haya equivocado, que algunas cosas las haya hecho mal, pero la quería, de verdad la quería, y eso se lo puedo discutir a quién sea. Por un tiempo intenté fingir que no me importaba, que ella era libre de hacer su vida y yo la mía, por un tiempo creí haber superado que pese al tiempo nunca dejaré de querela...
Sigo leyendo hasta acabarlo, y pensativa, intento dormir.
Me encuentro en un parque, con alguien al lado mío. Su brazo rodea mi cuerpo. Me giro, es él. Estamos felices, hablamos, reímos, nos besamos... y me despierto.
Es como si todo hubiera ido bien desde el primer momento. O quizás...si le hubiera dado una segunda oportunidad.
Miro el reloj, son las cinco de la mañana. No sé por qué he soñado eso, pero no creo que sea una buena señal. Intento no pensar en ello, e intento dormirme otra vez.
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ALGO QUE NO MATA
Short StorySiempre había querido ser la protagonista de aquellas peliculas de amor, pero nunca había reparado en cuando dolor puede traer, estaba acostumbrada a finales felices. ¿Tan difícil es seguir adelante? ¿Tan difícil es pasar página? Quién me hubiera...