𝟎𝟔𝟒

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Isabella.

No sé porqué coño de la madre, cuando las cosas están saliendo bien, algo pasa y ¡pum! Se caga todo.

Aunque en este momento estaba pensando en las mil maneras de acabar con mi vida, lo que más me tenía comiéndome la cabeza era si Rafa estaba bien o no. No le dije a Paula nada más que la vería en unas horas, considerando que estábamos en países vecinos, y paré a Hayes rapidito medio explicándole la situación porque en ese momento lo que más quería era agarrar el primer avión y llegar a Maiquetía como flash. Claro que igual estaba lejos y estaba segura de que iba a ser un peo para llegar al pueblo del carrizo que ni el aeropuerto funciona. En estos momentos odio el sistema obsoleto que tiene.

Aún no hemos llegado, y al principio quería venir sola porque andar con un chamo que ni sabe español es peor que andar sola, pero obviamente él no me dejó, diciendo que iba a estar conmigo en ese momento.

En cualquier otra situación me hubiese muerto de lo cuchi pero no, yo andaba en crisis marico, yo lo que quería era ser Harry Potter para llegar a Boli en lo que canta un gallo.

Cuando el avión aterrizó como a la una de la tarde yo andaba de aquí para allá caminando rápidito arrastrando al carajito este que es burde quedado. No sirve para una cola de pana. Me encargué de buscar las maletas empujando gente en esa mierda, menos mal eran dos, pero peor era encargarse de que no te robaran. Menos mal que antes de llegar le dejé bien claro que se metiera el iPhone en el bóxer porque si no iba a terminar era robado. Y que tampoco andara subiendo foto o una vaina con ubicación, discreción ante todo.

Para agarrar un malparido taxi una odisea, aunque aquí ahora es cero peo con moneda extrajera. Fuimos a un hotel para poder cuadrar un avión a Puerto Ordaz, si agarrábamos un carrito o un bus para Boli íbamos a llegar al otro día y yo no ando pa eso.

Dejé a Hayes en el hotel y salí un momentico a recargar la sim movistar que tenía en el monedero, menos mal abajo había como un cyber y recargaban. Di el número y la vaina y la tipa de la caja también coronó porque le di el doble por cien de lo que en realidad valía, ahí la ñapa estaba buena. Subí otra vez a la habitación y Hayes veía E! News que era lo único que podía entender.

Llamé a mi mamá, esa es la que me puede salvar, aparte de que se va a alegrar porque tengo ya como siete meses sin verla.

-¿Aló? -escuché la voz de mi mamá y naguevoná marico casi lloro.

-¿Mamá? Soy yo, Isabella.

La cara que puso Hayes fue lo mejor, obviamente entendió que hablaba con mi mamá.

-¡Hija! ¿Y eso que me llamas? Ya va ¿cómo es que estás usando este número?

-Eso es un beta largo. Pero, ¿Te enteraste de lo de Rafael?

-¿Qué pasó con Rafael? -se escuchaba preocupada.

-Bueno, que el mamawebo ese se fue pa' una guarimba y parece que le dieron pero no sé bien porque eso fue todo lo que me dijo Paula hace como unas ocho-nueve horas.

-¿Qué?

-Sí, pero ahorita necesito que me ayudes con algo, ¿todavía tienes el contacto con la amiga tuya esa que vendía pasajes nacionales?

-Sí... ¿por qué?

-Mamá... No te alteres... -dije antes del soltarle la sopa porque es que la conozco-. Pero me vine de Brasil pa' Venezuela y estoy en un hotel en Caracas con Hayes -hablé súper rápido pa que no me cortara la nota ustedes saben.

-Verga carajita, tú sí eres inventadora... ¿No ves que esa vaina allá está prendida? Coño vale, ya le digo, ya le digo ¡pero no salgas de ese hotel!

-Coño pero alégrate que tengo tiempo que no te veo, nojoda.

-No es que eso me alegraría si no estuvieras en peligro, mamita. Déjame cuadrar para que te vengas.

-Ok, gracias, mamá. ¡Que sean dos, acuérdate!

-Dale yo te aviso cualquier cosa.

-Dale pues, nos vemos -corté.

-¿Qué pasó? -escuché a Hayes sentándose a mi lado en la cama.

-Mi mamá nos va a conseguir un vuelo para Puerto Ordaz, de ahí tendríamos que agarrar un carro o un bus a Bolívar.

-¿Y no podíamos irnos a tu ciudad de una vez? -preguntó confundido, yo suspiré y cerré los ojos con cansancio. Estos gringos imperialistas...

-Ay, Hayes... Venezuela no es Usa, bebé.

Me tiré de espaldas a la cama con los ojos cerrados. Suspiré again, es que el cansancio era arrecho, marico.

Qué vaina, Rafa, ¿por qué me haces esto?

venezuelan girl » hayes grierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora