Día 5.

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4:30 AM

Joshua había cerrado los ojos pero Jeong Han no estaba seguro de sí estaba durmiendo, al parecer tenía sudores nocturnos, su frente estaba húmeda y pequeños mechones de pelo que caían por esta también.

Jeong Han se acostó boca abajo recargando sus codos en el colchón, ladeó un poco la cabeza y observó fijamente a Joshua con una expresión indescriptible, tan cegado, tan inexpresivo, pero muy pacifico.

Acarició el pecho de el castaño, que estaba cubierto por la tela azul de la ropa de hospital que vestía.

- Me pregunto si...- susurró- Debajo de su camisa ...¿será más blanca su piel?

Deslizó un dedo por la ropa del castaño y cuando se disponía a bajar el cuello de la camisa para poder observar sus clavículas Joshua, aún con los ojos cerrados, inesperadamente tomó con su mano el dedo de Jeong Han haciendo que este se quedara inmóvil.

-¿Qué haces, pervertido?- rió divertido abriendo solo su ojo derecho. El rubio no contestó y desvió la mirada- ¿Querías quitarme la ropa?-su voz sonaba ligeramente más grave porque aun estaba adormilado. Su enfermedad le producía tanto cansancio que era una proeza el hecho de que hubiera despertado.

-No, yo... no digo que no quiera, pero no es eso lo que iba a hacer, yo sólo... -Joshua lo interrumpió con una carcajada ahogada.

-Esta bien ¿quieres que me quite la ropa? - se incorporó-Lo haré, pero te aseguro que no es nada que quisieras ver.

Jeong Han observó boquiabierto como el castaño se quitaba la camisa, había acertado, debajo de esa tela azul la piel era más blanca, sin embargo no era todo lo que observaba, pequeñas manchas de color morado estaban distribuidas a lo largo de su abdomen, sus brazos y su pecho. No supo que decir.

-¿Soy tan atractivo que te he dejado sin palabras?- ¿Cómo podía bromear a cerca de su condición? a Jeong Han se le hizo un nudo en el pecho y la sonrisa en la cara de Jisoo desapareció, extendió su camisa y se dispuso a cubrir su cuerpo- Aparecen de la nada, también es por la leucemia-soltó un suspiro- fiebres, moretones, sudoraciones nocturnas, debilidad muscular, sangrados repentinos y dolor en los huesos ¡Dios! lo tengo todo-rió cabizbajo.

-No lo hagas-tomó la camisa que el otro tenía entre sus manos y la lanzó al borde de la cama- No te cubras.... Esas manchas... son lindas, parecen galaxias ¿no crees?- deslizó sus finos dedos por su pecho, marcando imaginariamente los bordes de las manchas- Tan afortunado- comentó con envidia- tienes el universo en tu cuerpo, Shua.

Al castaño le pareció una tontería pero no pudo evitar sonrojarse, Jeong Han era tan amable. Volvió a acostarse pues estar semi sentado lo había fatigado.

Jeong Han se puso de pie sobre la cama haciendo que esta se hundiera ligeramente, formó algo parecido a un puente sobre Joshua y se hincó, con las rodillas recargadas en el colchón y cada una al costado de el castaño, así podía estar sobre él sin tener que dejar caer su peso y correr el riesgo de lastimarle.

En el momento en el que Joshua se había quitado la prenda superior, a Jeong Han le pareció que su exterior lucía tan efímero que tuvo miedo de que pudiera desaparecer. Así que pensó que antes que desapareciera tenía que actuar.

Sosteniéndose sobre Joshua, con las rodillas y ambas manos, empezó a besar su cuello y el castaño sintió una corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo, besó sus mejillas, cada una de sus clavículas, él se estaba encargando de todo porque no quería que Joshua se lastimara en un intento de llevar las riendas, además, podía notar su cansancio.

-Jeong Han yo... -soltó un ligero gemido cuando el rubio empezó a acercar su parte baja a la de él-No es que no quiera hacer esto es sólo que... no creo que pueda llegar hasta el final.

El castaño era sincero, estaba experimentando un montón de sentimientos en ese momento, su corazón golpeaba con fuerza su pecho, como queriendo escapar de ese cuerpo inservible y débil para poder disfrutar plenamente del libido.

Su respiración estaba agitada, ingenuamente Jeong Han pensó que era debido a él y en cierta parte eso era verdad, pero más que nada eran sus débiles pulmones, que tenían la costumbre de quedarse fácilmente sin aire.

La erección de Jeong Han desapareció cuando al besar nuevamente el cuello de Joshua este empezó a llorar ¿a caso lo había lastimado?

Joshua, que lloraba cubriendo su cara con sus manos, ya no tenía fuerzas para hablar, para disculparse con Jeong Han, para decirle lo feliz que estaba debido a su gentileza, para agradecerle que no estuviese asqueado de su apariencia, no podía articular palabra alguna y decirle que lloraba de felicidad porque por primera vez en mucho tiempo, se había sentido libre y vivo, ¡VIVO, JODER! había podido experimentar los placeres de una persona normal, de una persona sana, había olvidado ese sentimiento de adrenalina desde que había sido internado, y eso era ya una eternidad.

Y también se sintió un tonto por haberle pedido a Jeong Han que se quedara, por haberle dicho que durmieran juntos de manera inocente y sin dobles sentidos, porque eso era lo único que podía hacer, y lastimosamente sabía que era el único contacto que iban a poder tener, y se lamentó por ser tan poca cosa para alguien como Jeong Han, por no poder satisfacerlo, así que se esforzó, porque Jeong Han lo merecía y calmó sus lágrimas.

-Lo siento... Lo siento, estoy bien, así que por favor vete.

-No lo haré-contestó sin vacilar.

-En serio está bien, Jeong Han, vete. No te preocupes por mi... ¡estoy bien!

-No lo estás -besó sus mejillas y limpió con sus pulgares las lágrimas en estas- Porque estás llorando.

Se acostó al lado de Joshua nuevamente, pero ahora era él quién lo abrazaba, la llorosa cara de Jisoo estaba refugiada en el cálido pecho de Jeong Han.

-Jeong Han- el castaño abrazó a Jeong Han, todavía con la cara oculta en su pecho- Yo... me alegro de que hayas nacido y que yo te haya podido conocer.

-Shua, ¿tú me quieres?

-Te quiero.

Jeong Han entonces apretó la mandíbula conteniendo las lagrimas, pensó que no merecía ser querido por nadie. Y también pensó que quería hacer reír a Joshua, que no quería que volviera a llorar, quería darle los buenos días con una amplía y sincera sonrisa que lo hiciera sentir mejor, quería animar a esa persona siempre frágil.

Jeong Han ya había pensado que era algo obvio, pero en el momento en el que se dio cuenta de que Joshua podía irse en cualquier instante, se empezó a preocupar.

Sabiendo que lo que empezaban a tener podía desaparecer en cualquier instante, lloraron hasta el amanecer.

Y en ese momento, la mala suerte sonrío.
Y la desdicha estrechó su mano, complacida.





Don't Wanna Cry | JIHAN |  SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora