Día 16 (#2).

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06:00 PM

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06:00 PM

Diecisiete minutos estuvo ausente.  

Le tomó diecisiete minutos elegir la manta roja que llevaría. Estaba siendo minucioso, debía ser la manta más suave, la más colorida, la  más cálida, no era un ramo de rosas como hubiera querido, pero aunque fuera una solo una manta pensaba que Joshua se merecía la mejor.

Y ahora estaba tan arrepentido de haberse tomado tanto tiempo, maldecía una y otra vez esos minutos mientras enterraba sus uñas en esa maldita manta roja que apretaba con fuerza entre sus brazos. 

Finalmente logró acercarse a Seok Min, con dificultad se levantó de la silla y avanzó con paso lento y piernas tambaleantes. Pero ni el intenso dolor, ni los moretones o la irritación en la parte trasera de sus caderas y parte baja de la espalda le resultaban un obstáculo en ese momento en el que su corazón le susurraba algo, y sentía la necesidad de llorar hasta derramar sangre.

  — Seok Min— con la manta aún entre los brazos se puso frente a él— Joshua, él, ¿Cómo...— se detuvo al ver las lágrimas que empezaban a formarse en los ojos del doctor.

  — Jeong Han, lo sien...

 — ¡No! ¡Maldición, no! ¡Jodeeer! ¡No! ¡No! ¡No!— los  gritos desgarradores que rasparon su garganta y llamaron la atención del personal del hospital se acompañaron de lágrimas que recorrieron sus pálidas mejillas, fruto de los sueños que se veían frustrados, porque sería una mentira negar que había pensado y anhelado un futuro para los dos— ¿Cómo está él? ¡Dime que está bien! ¡Dilo, Seok Min! ¡Jodeeerrrr! 

  — Lo siento tanto... 

  —¿Qué dices? ¡Vamos! ¡Miénteme si tienes que hacerlo! — empezaba a sudar en frió producto de la respuesta de su cuerpo ante el miedo —Te creeré aunque sea mentira—su voz se quebró y sin que su ser lo soportara más se dejó caer de rodillas al suelo.

  La profunda herida en su corazón estaba empezando a sangrar de nuevo.  

 Seok Min explicó, manteniendo la compostura todo lo que sus fuerzas le permitieron, qué había sucedido con Joshua, pero los oídos de Jeong Han solo podían percibir un zumbido irritante que se hacia cada vez más agudo. 

  — De-debo, te-tengo que... — se puso de pie y se dirigió a la habitación del castaño— Tengo que verle. 

  — Jeong Han, detente. 

 — ¡Déjame verle! ¡Hazte a un lado! — empujó al doctor que intentaba obstruir su camino. 

  — Él ya no está ahí — esas palabras fueron el detonante, ¿cómo es que todo había sucedido tan rápido? ¿cómo en diecisiete minutos su vida, sus sueños, su felicidad podían haberse ido a la mierda?

Aún con la ropa del hospital y la manta en sus brazos avanzó hacía el elevador, con la vista nublada y el zumbido en sus oídos.

  — ¡Tenemos que detenerlo, todo! ¡Ahora! En su estado podría desplomarse en cualquier calle, Jeong Han no está bien — Jazmín miró suplicante a Seok Min que estaba limpiando sus lágrimas con las yemas de sus dedos. 

Don't Wanna Cry | JIHAN |  SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora