"LA INDICADA"

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Rodeados de demonios expectantes en el ya conocido balcón real. La oscuridad los rodea y la luna es testigo de cada palabra que es pronunciada.

Los miembros del ministerio observan el perfil del chico con entusiasmo y sus cuerpos desbordan impaciencia.

Los caballeros y mayores confidentes de la Reina demonio, Fudo, Kano y Kenshi se limitan a escuchar las palabras de su Reina y no apartan su mirada de ella. Escondiendo en su interior el deseo que tenían por estar al lado de tan fascinante demonio, de ser capaces de tomar el trono como ella había proclamado en su juramento. Pero los planes cambiaron y aún cuando tuvieron su oportunidad de oponerse, de acabar con el joven humano que ahora es un demonio, se abstuvieron de hacer cualquier movimiento que implicará traicionar a su querida Reina, tener su respeto y admiración valía más que arrebatarle a aquel joven que había demostrado amar.

Sebastian, observando a su Amo, aquel con quien hizo un contrato para cumplir un cometido hace años, con el que pasó la mayor parte de su vida, aquel que le demostró su ambición y le dejo probar el sabor del más puro odio, rencor y  venganza.

La Reina, vestida con su máximo traje astral, de finas telas doradas y una larga capa carmesí, su largo cabello caía sobre su espalda, esta vez su Katana no la acompañaba y sin olvidar la prenda más importante en su vestimenta; el accesorio que demostraba su máximo y absoluto poder sobre cada demonio existente: su corona. Un hermoso y fino accesorio de la antigüedad, de color dorado al igual que su vestimenta, con algunas piedras preciosas complementando su imagen.

La Reina se encargó de pronunciar las palabras que formaban parte de su discurso dentro del tan importante evento, cada demonio escucho con un impresionante respeto cada una de las palabras que propinaba la Reina, aquella que podrían no volver a ver.

Ciel, antes humano ahora el demonio acreedor a un importante título, pareja de la Reina demonio. Vestido con elegante traje de color carmesí. Esperando, escuchando.

Teniendo múltiples seguidores que estaban dispuestos a apoyar su reinado, todo los que le dieron su voto y enviaron una carta a palacio.
Con algunos enemigos, aquellos que reconocen el trabajo y liderazgo de la Reina en Inframundo, muchos de ellos le dieron su voto, sus fieles seguidores que prefieren a la sangre pura seguir con el legado demonio en el trono.

La coronación, evento importante que decidirá el destino de un demonio y de todo Inframundo, tal evento será llevado acabo después de siglos gracias a los demonios que han hablado, todo por aquellos que aprovecharon que su Reina estaba dispuesta a dejarlos decidir, todo por aquellos demonios que decidieron escoger a un extraño y no a un miembro legítimo de la familia real de los demonios.

Un mal gobierno, la desaparición de la única heredera, el abandono por años, el descuido de un pueblo y finalmente demonios enojados. Si, tal vez eso llevó a los demonios a querer deshacerse de su Reina.

La Reina pronuncia las palabras que le permiten al demonio proseguir a hacer su juramento.

Ciel pronuncia palabra a palabra, con lentitud y decisión, aquel juramento que practicó por días para que todo demonio presente lo presenciará.
Palabras escritas en documentos antiguos, sabias palabras que dictan las leyes de antepasados que no están vinculados de ninguna manera con el antiguo humano que ahora está apunto de tomar el puesto como Rey.

¿Qué pensarían los antepasados de este suceso?, si bien felicitarían a la Reina por su idea de dejar decidir al pueblo, se avergonzarían de los demonios integrantes del ministerio y más aún de los demonios que osaron a estar en  contra de la máxima autoridad, en este caso la Reina. Un castigo sería el indicado.

Demon and Mortal Love...♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora