Capitulo Dos - Que Comience el Juego

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2. Que Comience el Juego.

—Tío, Blaise, más tonto y te juro que no naces —le espetó Draco al pobre chico, que le miraba sin entender y preocupado.

—¿Qué he hecho ahora?

Draco se echó las manos a la cabeza, lanzando un sonoro suspiro, y comenzó a explicarle que darle codazos cuando Potter estaba cerca no era buena idea, ni que se empezara a tronchar de risa a su lado, ni que humillara a Draco en publico para llamar la atención del pelinegro.

Cuando terminó, Blaise tenia una sonrisa plantada en la cara.

—Pero no podrás negar que la risa que se le escapo a Potter fue gracias a mí. Si no le hubiera dicho que tu madre aún guarda tus fotos de cuando eras pequeño desnudo en la bañera, aún pensaría que nunca tuviste una etapa inocente en tu vida.

Draco puso los ojos en blanco, pero admitía que tenia razón.

—Tienes posibilidades con él —comentó Blaise, cortando unas raíces distraídamente en clase de Pociones—. Se rió por algo, eso resulta obvio. Te imaginó ahí desnudo y le gustó.

Draco abrió los ojos de par en par y le pisó el pie con fuerza por debajo de la mesa para que se callara. Miro por detrás de su hombro y se aseguró de que nadie estaba mirando.

—En serio, tienes que aprender a disimular —susurró, echando los ingredientes en su caldero y removiendo la poción—. Como nos oigan, date por muerto.

—Si se entera, tal vez admita que te imaginó desnudo y le gustó lo que veía. Creo que es mejor si hablamos más fuerte...

—¡Que te calles! Como se entere alguien...

—¿Enterarse de qué? —interrumpió una voz femenina a su espalda.

Draco, pálido como el papel, intercambió una mirada aterrada con Blaise y se volvió hacia Pansy Parkinson.

—Nada, nada. Cosas de clase.

Ella arqueó las cejas.

—Ya, claro—se echó hacia delante en el asiento, clavando los codos firmemente en la mesa y cruzando las manos—. No nací ayer, Draco. Cuéntame qué pasa.

El rubio tragó saliva y la miró fijamente durante unos segundos, sin saber muy bien qué hacer. Después, miro al resto de la clase.

—Te lo digo después de clase, ¿vale? —la miró medio suplicando—. No se lo digas a nadie, por favor. Confío en ti.

Ella sonrió de lado.

—De acuerdo, rubio.

Draco se volvió de nuevo y siguió con su trabajo. Intentó cortar los demás ingredientes, pero le temblaba la mano y sólo logró hacerse un corte en ella. Solo de pensar lo que le tendría que decirle...

—Joder —gruñó.

Se levantó, fue hasta donde estaba Snape, con la mano chorreando goterones de sangre, y este le acompañó de mala gana a la enfermería. La señora Pomfrey le curo en corte en unos segundos y le dejó marchar después de asegurarse que no se había hecho cortes en el otro brazo.

—A veces pasa —había dicho—. Los magos suelen ser tan torpes con los cuchillos...

Draco volvió a la mazmorra de pociones arrastrando los pies. Solo con pensar que tendría que decirle a Pansy que le gustaba Potter le daba un vuelco el estómago. Ni siquiera sabía cómo empezar a contarlo, porque obviamente no era lo mismo decírselo a Blaise que a Pansy.

Se imaginó varias conversaciones en el camino a la clase, pero todas terminaban de la misma forma: Pansy riéndose cruelmente de él mientras gritaba que le gustaba Potter. Ese pensamiento no era muy agradable, pero no podía quitárselo de la mente.

—En cuanto Potter te ha visto salir por la puerta, ha comenzado a susurrar cosas a ese Weasley, señalando tu mano —le informó Blaise en cuanto se sentó en su taburete—. Primer paso conseguido: que se preocupe por ti.

—No sabes si eso era preocupación o puro cotilleo —le espetó de mal humor—. A lo mejor le agrada verme sufrir. Recuerda que me odia.

Eso tampoco ayudaba en el estado de ánimo en el que se encontraba en esos momentos.

Y entonces, ocurrió lo que temía. El timbre sonó y todo el mundo comenzó a recoger sus pertenencias. Draco se mordió el labio y esperó a Pansy en la puerta.

Tal vez a ella le gustaba que Draco estuviera esperándola fielmente en la puerta, o tal vez sólo que se lió mas de lo normal, pero el caso era que tardó más que usualmente en recoger sus cosas y reunirse con él.

—Sígueme —le dijo Draco.

Recorrieron los pasillos del castillo abarrotados de gente hasta parase en una esquina, fuera de los ojos curiosos.

—No se lo puedes decir a nadie, Parkinson.

—Vale.

—En serio, esto es importante. Como se lo digas a alguien... —amenazó el levantando el dedo.

—¿Así que me imploras que no se lo cuente a nadie y después me amenazas? —negó con la cabeza—. No se hace así.

Draco suspiró y se apartó el pelo de los ojos.

—Vale, perdona —miró a su alrededor. No había nadie prestándoles atención—. ¿Cómo reaccionarias... si te dijera que me gusta cierto chico? —preguntó.

—¿Chico? —se encogió de hombros—. No sé, Draco. Me sorprendería un poco porque sólo te he visto con mujeres, pero sería muy adorable.

El rubio frunció el ceño.

—¿Adorable? ¿Como que adorable?

—Si te imagino con un chico esa sería la primera palabra que se me ocurriría —hizo una pausa y se acercó a Draco—. ¿Es Blaise?

—¿Qué? ¡No, no! Era una situación hipotética. Nos lo estábamos imaginando. A mí no me gustan... —notó que Pansy le penetraba con la mirada. Él hundió los hombros—. Está bien. No, no es Blaise.

Y le explicó todo sobre Potter desde el principio, desde que notó que su odio no era odio, sino otra cosa muy diferente. Cuando terminó, esperó su risa cruel y malvada, pero pudo volver a respirar con normalidad cuando ella sólo se limitó a arquear las cejas.

—No jodas —cuando vio que Draco no se reía, indicando que era una broma, se llevó la mano a la boca—. No me lo puedo creer. Esto es... es...

—Como te atrevas a reírte, te arranco todos los dientes. Así te lo digo.

—¡Es... alucinante, Draco! En serio —dio unas palmadas de la emoción y sonrió abiertamente— . Ay, esto parece como en los libros: el shippeo del protagonista con el que le hace la vida imposible... Potter y tú... Hay que hacer un plan para que todo funcione correctamente.

Draco se quedó con la boca entreabierta.

—¿Por qué él es el protagonista y no yo?

— Él es Harry Potter, cariño. El niño que vivió.

El rubio abrió y cerró la boca un par de veces, sin saber muy bien qué decir.

—El objetivo es hacer que Potter acabe  rendido a tus pies, ¿no? Bueno, pues que empiece el juego —le envió una mirada que no auguraba nada bueno.

Ahora Draco se preguntaba si había sido buena idea contárselo.

A Por Él || Drarry || TERMINADA y EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora